Quito, TOP 2 ciudad #BestinTravel 2016
El petróleo financia la reinvención de Quito, capital de Ecuador, con infraestructuras del s. XXI que emergen entre la arquitectura colonial sudamericana del centro de la ciudad, protegido por la Unesco. Una nueva red de metro trasladará a los visitantes desde la estación de autobuses por todos los barrios históricos de la ciudad; la estación de trenes, reformada, y el nuevo aeropuerto tentarán a los turistas de gran poder adquisitivo para complementar el turismo mochilero de toda la vida.
El dinero del petróleo fluye con más fuerza que las aguas del nacimiento del Amazonas. Mientras se sigue inyectando capital para acicalar este batiburrillo de arquitectura colonial, Quito tiene un futuro y un pasado gloriosos. En el centro histórico parece que el tiempo se detuvo en el s. XVI, así como en las montañas que lo rodean, cargadas de tradición, pero la vistosa cara moderna de la ciudad es lo que sin duda atraerá al viajero en el 2016.
Todo este encanto colonial será mucho más fácil de recorrer gracias a la muy publicitada nueva red de metro de Quito, que trasladará a los visitantes desde la estación de autobuses por todos los barrios de la ciudad. Una estación de trenes remodelada y un flamante nuevo aeropuerto también ayudarán a multiplicar las visitas de los turistas más adinerados, complementando así el turismo mochilero de aventura. Si se repasa el calendario de eventos, se detectarán grandes torneos de golf y de tenis, que pueden combinarse con excursiones a volcanes. Y en el perfil urbano de la ciudad se alzan edificios dinámicos, como el de la Unión de Naciones Sudamericanas, que contrastan con iglesias centenarias.
La ciudad gana en confianza y sus opciones de alojamiento van al alza. En el 2016 el aeropuerto tendrá su primer hotel (el Wyndham Gran Cóndor), al que le seguirán otros, pero el proyecto más emocionante es el que prevé rejuvenecer uno de los hoteles más antiguos de Quito, el histórico Casa Pérez Pallares. Además, ningún turista querrá perderse la Mitad del Mundo, la línea ecuatorial que queda al norte de la ciudad, y poner un pie en cada hemisferio, aunque la línea que de verdad divide Quito es la que se traza entre lo antiguo y lo moderno.
- El casco antiguo de Quito es como una cueva del tesoro de arquitectura; y su entorno, con elevadas montañas, le da un aspecto que quita el aliento.
- Ver la sede de la presidencia ecuatoriana (hoy en manos de Rafael Correa) en el ornamentado Palacio del Gobierno, famoso por su espectacular mural de Orellana descendiendo por el Amazonas.
- Admirar la deslumbrante capilla-museo Capilla del Hombre, en el barrio de Bellavista.
- Tomar el TeléferiQo (teleférico) al volcán Pichincha, a 4100 m de altura, y gozar de vistas inolvidables de la ciudad.
- Reservar litera en el tren de fin de semana que va hasta la base del volcán activo más alto del mundo, el Cotopaxi.
Arte urbano: no solo es colorido, también es educativo. Los espacios urbanos de Quito se han convertido hace poco en el lienzo de un nuevo lenguaje (un híbrido de español y quichua, la lengua nativa del país). Lo mejor son los vigilantes de la gramática, que se dedican, con orgullo, a corregir los errores ortográficos de los artistas graffiteros. Son toda una atracción.
Los monasterios antiguos y carismáticos apenas destacan en Quito, pero el convento de San Diego maravilla por su arte. Por si la presencia inesperada de una pintura de El Bosco (todo el mundo se pregunta cómo llegó hasta aquí) no fuera suficiente, hay una representación de la última cena en la cual los discípulos dan buena cuenta de una especialidad andina, el cuy, un plato nada común en Oriente Medio…
Zazu ocupa el cenit de la cocina ecuatoriana moderna: es un sitio para codearse con los jóvenes más prometedores del país y degustar un ceviche (un plato de pescado o marisco marinado muy famoso en Ecuador y Perú).
El estilo boutique de época está de moda en Quito, pero Casa Gangotena fue quien creó la tendencia. Esta glamurosa mansión de 31 habitaciones es de los años veinte, pero abrió sus puertas como hotel en el 2011 con una reforma que le permitió recuperar todo su esplendor art nouveau.