Tracia, el oeste europeo de Turquía
Además de Estambul, hay otra Turquía europea: es la Tracia, esa franja que queda al oeste, entre el Mar Negro, el Mar de Mármara y el Egeo. Allí está Gallípoli, escenario de la sangrienta batalla de la Primera Guerra Mundial y Edirne, la capital del Imperio Otomano antes de que Mehmet el Conquistador tomara Constantinopla (Estambul). También la ciudad estudiantil de Çanakkale y la isla de Gökçeada…
Lugares que hacen que un viaje a la Tracia merezca la pena
En Edirne, la cúpula flotante de la mezquita otomana Slimiye Camii, diseñada por el gran arquitecto Mimar Sinan, para muchos su mejor obra, es un imprescindible punto de interés. Esta ciudad fue la antigua Adrianópolis, que el emperador Adriano convirtió en capital de la Tracia romana a principios del siglo II d.C. Para entender la ciudad no hay que olvidar la cercanía de Grecia; incluso durante algunos años, en la Primera Guerra Mundial, fue territorio griego.
Gallípoli (Gelibolu) es una estrecha península que durante un milenio ha sido la llave de Estambul. Sobre todo es un lugar para contemplar el sangriento pasado de los campos de batalla de Gallipolli, uno de los más tristes escenarios de la Primera Guerra Mundial. Australianos y neozelandeses consideran el lugar como un punto de peregrinación, sobre todo el 25 de abril cuando se celebra el aniversario del desembarco aliado. Una experiencia muy recomendable es regalarse un festín de pescado y colocar una bandera turca sobre la “tumba del padre de la bandera”, en Gelibolu, sede de uno de los mejores museos de la guerra de la península.
También es recomendable disfrutar del escarpado paisaje y el ambiente griego de las aldeas de la remota isla de Gökçeada. Es una de las dos únicas islas turcas habitadas del Egeo y un lugar fascinante con algunos paisajes espectaculares y un cierto ambiente griego. Sus habitantes se dedican a la pesca, la ganadería y el turismo. Las playas merecen la pena, sobre todo porque no han sido invadidas por los turistas.
El Festival Histórico de Lucha en Aceite de Kukpnar, en Edirne, es uno de los eventos deportivos más antiguos y estrambóticos del mundo. Allí unos musculosos hombres ataviados únicamente con un par de pantalones cortos de cuero se embadurnan de aceite de oliva y luchan. Se celebra a finales de junio o principios de julio en el norte de Edirne.
Çamakkale es posiblemente la población más animada de los Dardanelos. Aquí merece la pena disfrutar de música en directo y de los beer boongs (embutidos para beber cerveza). Es también una buena base para visitar las ruinas de Troya y se ha convertido en un popular destino de fin de semana para los turcos. Su paseo marítimo está siempre animado gracias a la población estudiantil.
A ser posible hay que refrescarse en las cristalinas aguas de la aldea pesquera de Kiyiköy, en el Mar Negro. Lo mejor es la playa de arena, al norte del pueblo y los restos del castillo de Kiyiköy, del siglo VI. Pero sobre todo lo más llamativo es alojarse en el hotel-boutique Endorfina, uno de esos lugares únicos, en un acantilado por encima de la playa principal y el río, y con un una fantástica terraza. Su arquitectura contemporánea es como un avance del Estambul más cosmopolita.