Bajo el sol australiano, Fremantle es una ciudad portuaria atrevida y sin manías. Como Valparaíso en Chile o Littleton en Nueva Zelanda, el casco antiguo de Freo es un estrecho batiburrillo de calles, con sus clásicos edificios victorianos y eduardianos que lograron esquivar las demoliciones en los años setenta. Es un lugar remoto, más cerca de Yakarta que de Sídney, pero los lugareños vibran con el zeitgeist de la globalización. Es un proceso fascinante y ningún otro lugar de Australia lo lleva mejor. Fremantle brilla con sus salas de conciertos, bares de moda, hoteles-boutique, librerías sorprendentes, cervecerías artesanales, puestos de marisco del Índico, músicos callejeros, playas y estudiantes que huyen de los apuntes.
Un poco de contexto: Fremantle superó el estancamiento económico en 1987, esmerándose por ser la sede de la Copa América. Cuando los barcos la abandonaron (y los americanos se llevaron la copa con ellos), la ciudad se preguntó: “¿Y ahora, qué?”. Así comenzó su proceso de reinvención, invirtiendo en las artes, en la fundación de la Universidad Notre Dame y en la consolidación del paseo marítimo de la ciudad. En el 2016 Freo cosechará los frutos de aquel proceso con una pujante cultura urbana y una cadena de grandes eventos artísticos que celebrarán la esencia de la ciudad.
El amado equipo de fútbol australiano de la ciudad también marcará goles este año. Los Fremantle Dockers han jugado en la Liga de Fútbol Australiano desde 1995, pero solo han llegado a la Gran Final una vez, en el 2013, perdiendo por poco contra Hawthorn (de Melbourne). Pero los Dockers no se rinden. Son uno de los equipos más veteranos de la liga (algunos de sus jugadores están a punto de retirarse, como el capitán y estrella del equipo, Matthew Pavlich), pero están listos para triunfar en el 2016. Hay que ir a Freo para verles marcar unos goles, con un buen tentempié y algunas cervezas.
Cerveza, estudiantes y Fremantle: todo pinta muy bien, pero una noche de copas por pubs, cervecerías y bares es mucho más que eso. El ambiente de Freo es libre, independiente, cautivador y lleno de buena música. Si con el anonimato que da la noche en este remoto rincón del planeta uno no es capaz de ganar perspectiva sobre la vida, el amor y la longevidad, es que algo no funciona bien. Algunos de los mejores bares son: Sail & Anchor, Little Creatures Brewery o Mrs Brown Bar.
El legendario cantante de AC/DC Bon Scott (1946-1980) fue a vivir a Fremantle con su familia en 1956. Allí pasó la adolescencia y la ciudad todavía le adora. Scott tiene una estatua en el Fishing Boat Harbour, en una pose rockera típica (más arrogante que estrafalaria). Sus cenizas están enterradas en el cementerio de Fremantle: entrando por la esquina de las calles High y Carrington, la placa de Scott está a 15 m a la izquierda.
El Fishing Boat Harbour es el eje culinario de Fremantle: un arco de marisquerías lo recorre, con opciones para todos los bolsillos. Kailis Fish Market café sirve fish and chips desde 1986. Little Creatures Brewery sigue deslumbrando con cervezas artesanales, personal moderno y tentempiés calientes en su enorme local. La comida es lo mejor: se puede pedir una pizza de gambas, pesto de cilantro y setas shitake o un ardiente tajín de guisantes con yogur de leche de cabra.
Económico, espontáneo y sorprendente, MANY 6160 es un popurrí bohemio de estudios de artistas locales, tiendas pop-up y galerías en la planta baja de unos antiguos grandes almacenes. Un poco más predecibles son los mercados de Fremantle, un refugio hippy de puestos de artesanía, músicos callejeros, carritos de café y vendedores de productos agrícolas.
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