Frisia, Best in Europe 2018
Con inmensos cielos centelleantes, rincones remotos de arena blanca y un silencio apenas interrumpido por la suave melodía de los pájaros, las islas Frisias ofrecen todo aquello que se le puede pedir a un archipiélago paradisíaco, y están a solo 5 km de la costa norte de los Países Bajos.
Frisia y su capital, Leeuwarden, son Capital Europea de la Cultura 2018 junto con La Valeta, en Malta. Nunca habrá existido un momento mejor para tomar un ferri y cruzar la llanura de marea y grandes planicies arenosas más grande del mundo, el mar de Frisia, para vivir una aventura a lo Robinson Crusoe en las islas Frisias. Con cuatro islas como posibles destinos, hay que saber bien cuál escoger.
1. Para una ruta gastronómica en bici: Ameland
En Ameland hay que actuar como los lugareños y cruzar la isla en bicicleta. Las bicis se pueden alquilar en Fietsverhuur Kiewiet, junto al muelle del ferri, y salir a explorar los 90 km de carriles bici por campos llanos y bosques de pino. Cerca del puerto, el pintoresco pueblo de Nes es un laberinto de calles asfaltadas, casas de balleneros del s. XVII, tiendas y restaurantes. Se pueden reponer fuerzas comiendo buen kibbeling (pescadito blanco frito) en Metz o hincarle el diente a un arenque crudo (ojo, porque no gusta a la primera).
Unos 6 km al oeste de Nes, en el pueblo de Ballum, destaca el bruin café (café marrón) Nobel, muy bien conservado, donde se puede probar su famoso Nobeltje, un cóctel de licor dulce creado por accidente hace más de cien años. Una fría noche de invierno, cuando el propietario del local, Willem Barend Nobel, vio que no le quedaba suficiente alcohol para servir a los sedientos participantes de una carrera de trineos, mezcló a toda prisa las bebidas sobrantes y creó el Nobeltje. Hoy en día, la receta sigue siendo un secreto familiar.
Pedaleando hacia el oeste desde Ballum se puede poner rumbo hacia el faro de Ameland, pintado en franjas rojas y blancas. Construido en 1888 pero fuera de servicio, se puede visitar y subir sus 236 escalones para disfrutar de extensas vistas de las ondulantes dunas de hierba y los árboles meciéndose al viento. Los días despejados se ve la isla de Terschelling sobre las aguas cerúleas del mar del Norte.
Desde el faro hay una última subida hasta el tramo más occidental de playa de la isla. Beachclub the Sunset es el sitio perfecto para recargar pilas sentándose en su terraza a disfrutar de ostras frescas o bitterballen (croquetas de carne) mientras los rayos del sol se ocultan tras las olas.
Cómo llegar a Ameland
Los ferris a Ameland zarpan del pueblo frisio de Holwerd.
2. Para disfrutar de playas sin fin: Vlieland
En Vlieland, la más occidental de todas las islas Frisias, solo hay un municipio, y su calle principal está llena de boutiques, hoteles acogedores y casas con gabletes, las más antiguas de las cuales datan del s. XVI; pero si se va más allá del puerto, se encuentra una playa de 12 km de fina arena blanca delimitada por Oost, un pabellón de playa de estilo modernista construido en madera.
Solo hay que buscar un lugar donde extender la toalla de playa y desafiar las tonificantes olas blancas que embisten la orilla. La isla de Terschelling es visible al otro lado del Stortemelk, un agitado tramo de mar donde confluyen el mar del Norte y el mar de Frisia. Se puede pasar la noche en el camping Stortemelk , plantando la tienda (se pueden alquilar) en las dunas y disfrutando de las vistas a la Vía Láctea.
Cómo llegar a Vlieland
Vlieland es accesible en ferri desde la pequeña localidad frisia de Harlingen.
Arena, mar y sol hasta el infinito, las playas más largas del planeta
3. Para una escapada cultural: Terschelling
Cada año, durante 10 días de junio, toda la isla de Terschelling se convierte en un escenario. Las dunas de arena albergan representaciones teatrales, las playas se convierten en arte y la música resuena desde las granjas más remotas de la isla. Organizado originalmente por el propietario de un bar local, Joop Mulder, el Oerol Festival es hoy uno de los festivales más innovadores del país.
Quizá lo más interesante de este evento sea el proyecto paisajístico cultural Sense of Place, que transforma el paisaje de la isla en enormes obras de arte. Algunas instalaciones anteriores han usado ramas de sauce para convertir los salares en un cuadro de Mondrian o plantado barrón para crear dunas de arena inspiradas en las obras de M.C. Escher. En 2018 el proyecto se expandirá más allá de Terschelling con la artista Nienke Brokke, que creará una escultura de una mujer desnuda recostada de 20 m de altura hecha en tierra y hierba en un dique próximo a Holwerd.
Cómo llegar a Terschelling
Los ferris a Terschelling zarpan desde Harlingen.
4. Para vivir la naturaleza: Schiermonnikoog
La más pequeña de las islas Frisias, Schiermonnikoog, rebosa naturaleza. Al norte se halla la playa más amplia de Europa, bordeada de barrón, y las extensas salinas del sur y el este están llenas de espartina, lavanda de mar e hinojo marino.
La mayor parte de la isla forma parte de un parque nacional y no permite el acceso de vehículos a motor, lo cual hace que sus hábitats, muy diversos, atraigan a multitud de animales, incluidas más de 300 especies de aves y focas que se congregan en los bancos de arena. La cabaña de observación de aves del estanque de agua dulce Westerplas es el mejor lugar para ver aves acuáticas en libertad (con guías).
La oficina turística organiza varias expediciones por la naturaleza; se puede practicar el jutten (búsqueda de tesoros en la playa) o el wadlopen, los paseos recreativos sobre el lecho marino del mar de Frisia cuando baja la marea. Es fácil ensuciarse, pero es una forma única de explorar este extraordinario ecosistema.
Cómo llegar a Schiermonnikoog
Los ferris zarpan del pequeño puerto de Lauwersoog, en la vecina provincia de Groningen.