Secretos de las tumbas y templos del sur de Egipto

Escrito por
Lauren Keith, autora de Lonely Planet

22 Enero 2019
10 min de lectura
© anton-ivanov-Shutterstock
Valle del sur del Nilo, Egipto

El valle del sur del Nilo en Egipto

Las Pirámides de Gizeh, la última maravilla del mundo antiguo que queda en pie, son la atracción más visitada de Egipto, y con razón. Pero subiendo por el Nilo, la arteria esencial que da vida a las yermas arenas del Sáhara, las tumbas y templos del sur de Egipto albergan misterios que esperan ser descifrados.

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Descubrir los misterios del antiguo Egipto en templos tan mágicos como Abu Simbel, cerca de la frontera sur del país © Anton_Ivanov / Shutterstock

Descubrir los misterios del antiguo Egipto en templos tan mágicos como Abu Simbel, cerca de la frontera sur del país © Anton_Ivanov / Shutterstock

 

Contemplar los magníficos yacimientos antiguos de Egipto y sus objetos en persona permite dotarles de una vida que no tendrían tras una vitrina o en un museo extranjero. Desde Luxor, considerada “el museo al aire libre más grande del mundo”, y siguiendo el Nilo hasta Asuán, los templos y tumbas del antiguo Egipto esperan al viajero con las puertas abiertas, invitando a los ‘detectives’ modernos a descubrir los secretos y misterios de una antigua civilización en un país al que los egipcios todavía hoy llaman Umm Al Dunya, “madre del mundo”.

 

Karnak, el complejo religioso más importante del Antiguo Egipto

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Perderse en el bosque de pilares en Karnak, uno de los recintos religiosos más grandes del mundo, Egipto © Pablo Charlón / Getty Images

Perderse en el bosque de pilares en Karnak, uno de los recintos religiosos más grandes del mundo, Egipto © Pablo Charlón / Getty Images

 

El conjunto de templos más grande de Egipto, Karnak, fue el Vaticano de su época. El recinto, de más de 2 km2, con espacio para diez catedrales, contiene múltiples templos, casas deterioradas y un estanque sagrado de ofrendas y sacrificios. Algunos visitantes no van más allá del colosal templo de Amón-Ra, el ‘hogar’ terrenal del rey de los dioses, dedicado al ‘padre’ del faraón, con un bosque de columnas de 10 m de altura llenas de jeroglíficos (donde es posible perderse jugando al escondite); pero hay muchos más sitios por explorar, aunque todavía quedan zonas en proceso de excavación.

El secreto de Karnak yace en su entrada, y es tentador dejar atrás los muros lisos, sin decorar, para ir a visitar los tesoros del interior. A lo largo de 1500 años, más de 30 faraones se dedicaron a construir, remodelar, trocear, derribar y reconstruir Karnak. Cuanto más se adentra uno en el recinto, más allá viaja en el tiempo, y las zonas que va dejando atrás son, en comparación, ‘nuevas’. Tan nuevas, de hecho, que el recinto no llegó a terminarse nunca: los restos de las rampas de barro cocido que usaban los obreros para construir el portal siguen allí milenios después, esperando que sean utilizadas.

 

Templo de Luxor, centro de la antigua Tebas

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Las colosales estatuas de Ramsés II montan guardia en el templo de Luxor, Egipto © WitR / Shutterstock

Las colosales estatuas de Ramsés II montan guardia en el templo de Luxor, Egipto © WitR / Shutterstock

 

Siguiendo la avenida de esfinges recién excavada, de 3 km, se va de Karnak al templo de Luxor, custodiado por dos colosales estatuas de Ramsés II, uno de los grandes líderes del antiguo Egipto aficionados a mostrar su poder incluyendo su rostro en los monumentos del reino. Situado en el centro de la antigua capital de Tebas, este templo se ha mantenido activo como centro de culto de forma casi continuada desde su construcción en el s. XIII a.C. En su origen se erigió para adorar a los faraones y a los dioses idolatrados en la antigüedad, pero si se observa de cerca se aprecian vestigios de otras religiones más modernas.

Los cimientos de la mezquita de Abu Al Haggag, construida en época medieval, están integradas en la estructura del templo. Durante siglos, el templo de Luxor permaneció sepultado bajo escombros y ruinas que habían formado una base artificial sobre la cual los lugareños empezaron a construir, razón por la cual la puerta de entrada original de la mezquita hoy cuelga precariamente en mitad de una pared.

 

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Pinturas de figuras cristianas cubriendo jeroglíficos egipcios en el templo de Luxor, Egipto © Liz_Miller / Shutterstock

Pinturas de figuras cristianas cubriendo jeroglíficos egipcios en el templo de Luxor, Egipto © Liz_Miller / Shutterstock

 

Quizá la mezquita no sea un secreto, sobre todo si se visita el lugar durante la azan (llamada a la oración) del mediodía, que atrona el tímpano de quién se encuentre justo debajo los minaretes; pero el recinto esconde pinturas desvaídas de la primera época cristiana, que se aplicaron sobre yeso encima de los jeroglíficos. Los rostros de las pinturas parecen contemplar, curiosos, la decoración original, que muestra a un dios egipcio sentado y rodeado por un anillo de cobras y cartuchos.

 

El Valle de los Reyes y las tumbas de los faraones del Nuevo de Egipto

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El descenso a las impresionantes y bellas cámaras funerarias del faraón en el Valle de los Reyes, Luxor, Egipto © Jakub Kyncl / Shutterstock

El descenso a las impresionantes y bellas cámaras funerarias del faraón en el Valle de los Reyes, Luxor, Egipto © Jakub Kyncl / Shutterstock

 

En época antigua la orilla occidental del Nilo, donde el sol poniente lanzaba sus últimos rayos sobre la arena dorada del desierto, estaba considerada la tierra de los muertos, mientras que la orilla oriental, la primera en recibir la luz de la mañana, era la tierra de los vivos. Las colinas al oeste de Luxor albergan la mayor necrópolis faraónica de Egipto, el Valle de los Reyes. Por fuera las tumbas parecen entradas sencillas excavadas en la roca, pero contienen las mejores muestras de arte que se conservan del mundo antiguo.

En el Valle de los Reyes se han descubierto más de 60 tumbas, pero solo hay abierta al público una selección rotativa de 15 de ellas. Algunas tumbas del valle, sin sus sarcófagos ni sus tesoros para una vida en el más allá –que hoy decoran casas de algunos lugareños y lejanos museos de Occidente–, pueden resultar decepcionantes; pero la recién reformada tumba de Seti I, cerrada desde 1991 pero reabierta a finales del 2016, se halla en perfecto estado. Visitarla puede ser una de las mejores experiencias de un viaje a Egipto.

 

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Egipto

 

Aunque no tiene mucho público porque la entrada es cara (1000 EGP, unos 45 €), la tumba de Seti I es como un secreto a plena luz y merece la pena pagar por verla: es una de las más grandes y menos conocidas maravillas de Egipto, por muy rimbombante que suene. Es la más larga, la más profunda y la más completa de todas las tumbas del Valle de los Reyes, y sus obras de arte inspiraron las del resto de tumbas que se construyeron después. Con 137 m de largo, fue la primera tumba en tener pinturas en todos sus pasillos y es, en sí, un monumento a una época dorada del arte del antiguo Egipto. El techo, pintado de negro como la noche, está lleno de estrellas; hay vívidas escenas de Seti I con los dioses y pasajes del Libro de los muertos, así como otros textos funerarios, repartidos por todas las paredes y por el techo abovedado (el primero que se construyó así) de la cámara funeraria. Los colores se han restaurado de maravilla, y es como si los artistas hubieran terminado su trabajo el día de antes.

 

Templo de Edfu, uno de los mejor conservados de Egipto

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El templo de Edfu está dedicado a Horus, el dios del sol, con cabeza de halcón, Egipto © ugurhan / Getty Images

El templo de Edfu está dedicado a Horus, el dios del sol, con cabeza de halcón, Egipto © ugurhan / Getty Images

 

Dedicado a Horus, dios del sol, el templo de Edfu es uno de los mejor conservados de Egipto, y uno de los pocos que mantiene el tejado original, lo cual permite imaginar el ambiente del interior de los templos de hace miles de años: al entrar, uno se adentraba en la oscuridad y el frescor dejando atrás la luz y el calor del desierto. Su construcción tardía, iniciada hace solo 2700 años, ha contribuido a su conservación, pero ello no significa que no haya sido objeto de modificaciones.

Escondido entre los jeroglíficos egipcios del muro del fondo hay un curioso grabado. En la piedra original se talló, sorprendentemente, el símbolo de un pez, un emblema cristiano que aporta pistas de uno de los usos posteriores que se le dieron al templo, y como sus feligreses empezaron a adorar a un nuevo ‘dios del sol’, Jesucristo. Al pasear por las cámaras interiores de Edfu se aprecia el residuo ennegrecido de las hogueras que allí ardieron después de que el cristianismo se impusiera como religión y ordenara el cierre de templos como este.

 

Kom Ombo, el único templo doble de Egipto

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Por el recinto de Kom Ombo campaban a sus anchas los cocodrilos del Nilo, Egipto © Sachin Vijayan Photography / Getty Images

Por el recinto de Kom Ombo campaban a sus anchas los cocodrilos del Nilo, Egipto © Sachin Vijayan Photography / Getty Images

 

Alzándose con orgullo en un meandro del Nilo, el templo de Kom Ombo, el único templo doble de Egipto, estaba dedicado a dos dioses: al dios cocodrilo, Sobek y al dios con cabeza de halcón, Horus. Los cocodrilos del Nilo campaban a sus anchas por el recinto del templo, y cuando morían eran momificados; se han descubierto más de 300 momias de cocodrilos en la zona, que hoy se exponen en el Museo de los Cocodrilos, cerca de la salida del templo.

Además de sus otras tareas divinas, los antiguos creían que Horus era médico, y acudían a Kom Ombo para sanarse. Se cree que los jeroglíficos de la pared posterior son las primeras descripciones de utensilios médicos de la historia; hay unos 40 útiles tallados, desde fórceps y bisturíes hasta cuchillos y una vasija con incienso ardiente.

 

 

La isla de Filae y el templo de Isis

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A los exploradores victorianos les encantaba pintar este ángulo de Filae, desde las aguas del Nilo, Egipto © jsanchez_bcn / Getty Images

A los exploradores victorianos les encantaba pintar este ángulo de Filae, desde las aguas del Nilo, Egipto © jsanchez_bcn / Getty Images

 

En la frontera sur del antiguo Egipto, el templo de Isis, en la isla de Filae, fue uno de los últimos templos paganos que permaneció activo tras la llegada del cristianismo. La crecida estacional del Nilo lo sumergía parcialmente, y aquellas inundaciones hacían las delicias de los exploradores victorianos, quienes paseaban en barcos de remo entre columnas y templetes. Los proyectos de construcción de presas del s. XX amenazaron con inundar el templo por completo, y tras la intervención de la Unesco, este fue trasladado, piedra por piedra, a un terreno más elevado de una isla vecina.

Se cree que fue en este templo donde se inscribió el último jeroglífico, en el año 394 d.C., antes de que el cristianismo se expandiera. Muchos de los relieves de los dioses del antiguo Egipto de este templo tienen el rostro borrado, y hay símbolos cristianos tallados en algunos de ellos, incluidas varias cruces coptas y un altar.

 

El sublime templo de Ramsés II en Abu Simbel

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Cuatro estatuas de Ramsés II presiden la entrada de su templo en Abu Simbel, Egipto © Dan Breckwoldt / Shutterstock

Cuatro estatuas de Ramsés II presiden la entrada de su templo en Abu Simbel, Egipto © Dan Breckwoldt / Shutterstock

 

Esculpido en la ladera de una montaña, el majestuoso templo de Ramsés II en Abu Simbel tiene un aspecto imponente. Cuatro estatuas de 20 m de altura del faraón más reconocible, de adusta expresión, custodian la entrada. Las siempre cambiantes arenas del Sáhara habían sepultado la estructura hasta los hombros de las estatuas cuando el explorador suizo Jean-Louis Burckhardt las descubrió por accidente en 1813, justo después de haber descubierto Petra para Occidente un año antes.


La emocionante historia del descubrimiento de Petra

 

Como el templo de Filae, los templos de Abu Simbel, amenazados por el caudal del río con la construcción de las presas del Nilo, se trasladaron a un terreno más elevado en 1968. La orientación original del templo hacía que cada 21 de febrero y cada 21 de octubre, fechas del cumpleaños y la coronación de Ramsés II, la luz del alba iluminara una parte de las salas más oscuras donde se hallaban las estatuas de tres dioses y otra de Ramsés II. Sin embargo, desde que el templo fue reubicado, el fenómeno tiene lugar el día 22.

 

Consejos sobre el viaje al sur de Egipto

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Los templos y tumbas de Egipto presentan varios símbolos, y es buena idea contratar a un guía para que los interprete, Egipto © Lauren Keith / Lonely PlanetIrakli Shavgulidze / Shutterstock

Los templos y tumbas de Egipto presentan varios símbolos, y es buena idea contratar a un guía para que los interprete, Egipto © Lauren Keith / Lonely PlanetIrakli Shavgulidze / Shutterstock

 

Contratar a un guía especializado

Merece la pena contratar a un guía para visitar los yacimientos, ya que apenas hay explicaciones sobre las tumbas y los templos. Si bien son lugares maravillosos para visitar de por sí, la mejor manera (y quizá la única) de comprender las historias que se ocultan tras cada símbolo es contratar a un guía especializado en egiptología. Los guías no pueden entrar en las tumbas del Valle de los Reyes, pero sí pueden explicar los detalles con dibujos o fotos en el exterior, antes de que el viajero acceda a las tumbas.

 

Cómo moverse por el valle del sur del Nilo

Lo mejor para contemplar estos templos y tumbas es un crucero por el Nilo. Los barcos navegan entre Luxor y Asuán durante varios días, con paradas en los puntos de interés a lo largo del trayecto.


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Lauren Keith viajó a Egipto con el apoyo de Exodus Travels. Los autores de Lonely Planet aseguran su integridad y su independencia editorial siguiendo su propio criterio al margen de las instituciones que han prestado algún tipo de colaboración y nunca prometiendo nada a cambio como, por ejemplo, reseñas positivas.

 

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