Kenia cumple 50 años

Flamencos en el lago Nakuru, Kenia
María del Pilar García Gómez

Lugares claves para conocer su historia

En 1963, hace ahora medio siglo, Kenia se convirtió en un país independiente. Aunque a este país los viajeros llegan atraídos por su naturaleza y sus parques nacionales, la historia puede ser un complemento interesante al safari fotográfico. Estos son algunos de los escenarios más importantes de la historia de este “joven” país en el que se sitúa la cuna de la Humanidad.

El Valle del Rift, cuna de la Humanidad


Kenia cumple solo medio siglo como nación independiente, pero su historia es milenaria. Posiblemente, la historia de la humanidad comenzó en este lugar. Gracias a las investigaciones de la familia Leakey en los alrededores del lago Turkana, al norte del país, y en la garganta de Olduval (Tanzania), se tiene casi la certeza de que la cuna de la Humanidad fue el gran Valle del Rift.

Este valle se extiende, como una cicatriz de guerra, a lo largo de miles de kilómetros desde Etiopía a Mozambique. A su paso por Kenia se pueden disfrutar de algunos impresionantes paisajes: escarpes dentados y volcanes que se alzan por encima de tierras color ocre, llanuras cubiertas de hierba y lagos de sosa. En el fondo del valle se encuentran algunos de los lugares que nadie puede perderse: el Parque Nacional de Lago Nakuru, con su increíble color rosa (es el color de los flamencos que lo cubren), el popular lago Naivasa, muy cerca, el cráter de Menengai, un lugar marcado por su pasado volcánico y por las hostilidades tribales. Se puede pasear también por el borde del cráter del monte Longonot contemplando el magnífico Valle del Rift, mil metros más abajo. Pero hay mucho más si se abandonan los caminos más trillados: se puede dar un paseo entre la fauna y las impresionantes gargantas del Parque Nacional de Hell's Gate o, más al norte, conseguir captar cocodrilos, hipopótamos, un águila pescadora y un amanecer increíble en una sola fotografía en el lago Baringo.

Nairobi

Los apasionados por la historia, no pueden dejar de ver en Nairobi, el National Museum, un edificio algo decadente, en medio de frondosos jardines con esculturas, entre ellas un dinosaurio. Dentro, lo más atractivo son los retratos de pueblos de Kenya realizados por Joy Adamson, la autora de Nacida Libre, un estupendo registro de la diversidad cultural del país. El recorrido es un paseo por la historia del país y su diversidad etnográfica y antropológica.
El encuentro con el pasado colonial de la ciudad se puede tener en el museo del tren, con las reliquias del Ferrocarril del África Oriental, pero también en dos hoteles clásicos e imprescindibles: el Norfolk y el Stanley. El Norfork es el hotel más antiguo de Nairobi (1904) donde se desarrolló buena parte de la historia colonial y en el que se reunían los personajes británicos que protagonizaron aquella época. Con su aire rústico y envuelto en jardines, es famoso también por su bar y restaurante: imprescindibles sus cócteles y sobre todo los Bloody Mary.
El otro hotel imprescindible es el New Stanley Hotel, con una decoración colonial que nos hace retroceder a otros tiempos, cuando los viajeros se daban cita en su terraza. Allí está el famoso Thorn tree, un tablón de anuncios en el árbol de la entrada, en el que durante décadas se han dejado recados y avisos los viajeros de paso (el antecedente de los foros viajeros y las redes sociales).

Karen y sus memorias de África

En los alrededores, la evocación colonial tiene nombre de mujer, una zona residencial que recibe su nombre de Karen Blixen, también conocida como Isak Dinesen, la famosa escritora autora de Out of Africa (Memorias de África). Su granja es ahora el Museo de Karen Blixen y es una de las visitas imprescindibles que los turistas realizan con más agrado. ¿Quién no ha soñado con aquella granja en África o con sobrevolar junto a Robert Redford las sabanas africanas?

Portugueses en la costa swahili

La llamada costa swahili (Índico) es actualmente el modelo de un paraíso tropical, pero la historia de la región está íntimamente relacionada con el comercio de esclavos por el océano Índico. Entre los siglos VII y XIX, los mercaderes árabes y swahili sacaron por este lugar a cuatro millones de esclavos de África oriental para su venta en todo el mundo.
En esta costa, y en su capital, Mombasa, se puede conocer también la cultura swahili, mezcla de árabes y africanos, o la presencia, a veces olvidada, de los portugueses que se instalaron aquí en el siglo XVI en su camino hacia las Indias. De su presencia queda Fort Jesus, una sólida estructura dominando la entrada al puerto que es la mayor atracción turística de la ciudad. En el siglo XIX, la intervención británica puso fin al comercio de esclavos y la ciudad se convirtió en el final de la línea del ferrocarril de Uganda y la ciudad más importante del África Oriental británica. Mombasa es, sin duda, una de las ciudades más llenas de historia de África.

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