A veces, anhelamos la sensación de sumergirnos en el océano, con las olas rompiendo sobre nuestras cabezas y las profundidades bajo nuestros pies. Otras veces queremos un baño en un mar más "contenido", con la misma experiencia salada, pero con el lujo de poder tocar el fondo (e incluso tomar una ducha caliente después). Aquí es donde entran las piscinas oceánicas.
Ya sean grutas rocosas naturales o pozas artificiales de hormigón y azulejo, estas piscinas junto al mar te brindan lo mejor de ambos mundos: aguas seguras y serenas con vistas infinitas del mar y el cielo. Si estás buscando una experiencia alternativa a la playa, o tal vez un paso intermedio para pasar de las piscinas tradicionales al gran azul, estos oasis acuáticos podrían ser perfectos para ti. Te presentamos las piscinas oceánicas más increíbles del mundo.
1. Zambúllete en el mar de Irlanda desde el Forty Foot de Dublín
Cuando la serendipia sonríe y el tiempo, la marea y la luz del sol conspiran para transformar el mar de Sandycove en una laguna teñida de turquesa, entonces un chapuzón al amanecer en el Forty Foot es la manera perfecta de comenzar el día en Dublín. Estos momentos son aún más especiales por su rareza, ya que usualmente las condiciones del mar son agitadas y el aspecto del agua refleja el estado de ánimo del irascible cielo irlandés.
No importa el clima, el Forty Foot nunca es aburrido y los dublineses han estado lanzándose al abrazo frío del mar de Irlanda por más de 250 años. Únete a ellos para vivir esta experiencia local por excelencia, pero recuerda mirar antes de saltar, porque la profundidad de la marea varía.
Relájate en los tranquilos Queen's Baths de Eleuthera, unas piscinas poco profundas justo al borde del océano Atlántico. © Jennifer Dowell / Shutterstock
2. Date un baño caliente en Queen’s Baths, Eleuthera, Bahamas
En la relajada isla bahameña de Eleuthera, trepa por la ladera rocosa para encontrar una serie de piscinas poco profundas y calentadas por el sol, conocidas localmente como las Queen’s Baths o, de manera menos elegante, los "baños calientes". Hay que visitarlas durante la marea baja o media para pasar una hora o dos remojándote, chapoteando y buscando conchas mientras el Atlántico azul marino ruge bajo tus pies. A solo media milla de distancia se halla el famoso Glass Window Bridge, donde la isla se estrecha tanto que puedes contemplar desde el acantilado el asombroso contraste entre el agitado Atlántico de un lado y el tranquilo Caribe color aguamarina del otro.
Descubre poesía en movimiento en la Grotta della Poesia de Italia. © Dziurek / Shutterstock
3. Salta al Adriático en la Grotta della Poesia, en Salento, Italia
Este sumidero natural de 30 m evoca su nombre poético: "Cueva de la poesía". Salta desde los acantilados de piedra caliza al agua y nada bajo el arco que lleva hacia el mar Adriático. Es recomendable llegar temprano en verano para evitar las multitudes, mientras que durante el resto del año solo estarás acompañado por las aves marinas.
Además, hay varios sitios arqueológicos cercanos, incluyendo la Grotta della Poesia Piccola ("Cueva pequeña de la poesía"), cuyas paredes están cubiertas de inscripciones antiguas. La gruta se encuentra en el lado este de la península de Salento en Italia, también conocida como "el tacón de la bota".
Haz lo que hacían los victorianos y "toma las aguas" en Tunnels Beaches, Devon. © Eugene Ivanoff / Shutterstock
4. Camina por los acantilados para llegar a Tunnels Beaches, Devon, Inglaterra
Para acceder a estas playas escondidas cerca de Ilfracombe, en el norte de Devon, deberás caminar de puntillas a través de una serie de túneles oscuros tallados a mano en los acantilados por mineros galeses a principios del s. XIX. En la "playa de las mujeres" (aunque es mixta desde hace más de 100 años), aparece una piscina mareal durante tres horas antes y después de la marea baja. El muro de contención de la piscina fue construido por los mismos mineros utilizando rocas y mortero de cal. En el apogeo de la era victoriana, las damas venían aquí a "tomar las aguas", en máquinas de baño de madera tiradas por caballos que se rodaban hacia el océano para proteger su modestia. Antes de eso, los surcos de los acantilados eran usados por contrabandistas y fugitivos. No esperes arenas blancas y finas; estas playas son de puro guijarro inglés, resbaladizas, frías y, por supuesto, encantadoras.
La fosa oceánica de To Sua está alimentada por un túnel de lava submarino. © Meaghan Skinner Photography / Getty Images
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5. Trepa o salta a la fosa oceánica de To Sua en Samoa
Visto desde arriba, este agujero azul turquesa parece el ojo de un gigante parpadeando dentro del paisaje de lava de la isla 'Upolu de Samoa. Esta piscina de 30 m es accesible mediante una alta y ligeramente aterradora escalera de madera, aunque los más valientes (o temerarios) simplemente saltan. El agua es tan clara que se pueden ver los peces nadando en el fondo. La fosa está alimentada por un túnel de lava submarino que conduce al Pacífico: los buceadores más habilidosos pueden nadar a través de él, aunque todos los nadadores deben tener en cuenta la corriente. El borde del agujero está rodeado de follaje selvático, que se abre a jardines costeros cuidados, con áreas de picnic y una pequeña playa para nadar más allá.
La famosa Bondi Icebergs Pool de Sídney aparece regularmente en Instagram. © Siripong Kaewla-iad / Getty Images
6. Sumérgete en la icónica Bondi Icebergs Pool de Sídney, Australia
Construida en los acantilados sobre el agitado mar de Tasmania, los Bondi Baths, ubicados en el extremo de la playa más famosa de Sídney (Bondi Beach), han sido un ícono durante más de un siglo. Cualquiera es bienvenido a darse un chapuzón en la piscina de nado o en la piscina infantil adyacente, pero para convertirse en miembro del club de natación invernal Bondi Icebergs hay que comprometerse a nadar tres domingos de cada cuatro durante los meses fríos, ¡durante cinco años! A pesar de que las piscinas son de hormigón, el agua es cristalina y más fría que el mar, pero en clima agitado podrías ser golpeado por una ola rebelde. ¿Te imaginas un baño más relajante?
Las Piscinas das Marés son obra de Álvaro Siza Vieira, el arquitecto contemporáneo más venerado de Portugal. © Maaike Sloot / Getty Images
7. Admira la arquitectura de Piscinas das Marés, cerca de Oporto, Portugal
¿Te gustaría sumergirte en un monumento nacional? Y no lo decimos de forma figurada. Las dos piscinas de agua salada de Piscina das Marés fueron talladas en la roca de la playa Leça da Palmeira en Matosinhos, un pueblo pesquero al norte de Oporto, por encargo del renombrado arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira en la década de 1960. Después de un refrescante baño para abrir el apetito, sigue la costa hacia el norte hasta llegar a Boa Nova Tea House, un restaurante impresionante de alta cocina con estrella Michelin y vistas panorámicas del rugiente Atlántico.
Disfruta de las piscinas naturales de Porto de Galinhas en Pernambuco, Brasil. © filipefrazao / Getty
8. Visita en bote las piscinas naturales de Porto de Galinhas, cerca de Recife, Brasil
En un país con una gran cantidad de playas impresionantes, Porto de Galinhas, al sur de la vibrante ciudad de Recife, logra destacar gracias a sus hermosas ensenadas turquesas y aguamarinas, que se encuentran a un corto paseo en bote. Los pescadores locales llevan a los visitantes en sus jangadas, pequeñas embarcaciones de vela triangulares, a través de un arrecife protector, hasta estas piscinas naturales dignas de Instagram. Para algo más vigoroso, dirígete al sur para practicar windsurf y kitesurf en el confiablemente ventoso Pontal de Maracaípe.
Una serie de piscinas con vistas al mar mantienen a toda la familia feliz en Ciudad del Cabo. © HiltonT / Shutterstock
9. Disfruta de las pintorescas piscinas del Sea Point Pavilion en Ciudad del Cabo, Sudáfrica
Frente al frío Atlántico, en los suburbios de Ciudad del Cabo, se encuentra el Sea Point Pavilion, una fiesta de agua animada y ruidosa durante todo el verano. Cuenta con una piscina para nadar, una piscina de clavados y dos piscinas infantiles, todas de agua salada, algunas de ellas alimentadas directamente por el océano. Cuando estés listo para secarte, extiéndete en el césped con un mantel de picnic y una bebida fría de uno de los vendedores del parque, y observa las nubes flotar sobre la cima del Lion’s Head. Es difícil imaginar una piscina pública más pintoresca en cualquier hemisferio, y ¡lo mejor de todo es que no hay tiburones!
Niue tiene un número limitado de turistas, por lo que podrías tener las Limu Pools casi para ti solo. © rediguana_nz / Getty Images
10. Maravíllate con las ilusiones en las aguas de Limu Pools, Niue
Rodeado por el interminable azul del Pacífico, el pequeño país polinesio de Niue alberga las protegidas y magníficamente pintorescas Limu Pools. Una robusta escalera desciende a través de la sombra de la selva tropical hasta un par de piscinas naturales circundadas por fragmentos de coral de un intenso color índigo. Una de las piscinas está maravillosamente protegida, mientras que en la otra se crea un fenómeno sorprendente: el agua dulce y fría se mezcla con el agua salada y cálida que llega del mar. Donde las dos corrientes se combinan, el agua se asemeja al cristal roto, y cuando se observa a través de una máscara de buceo, es como nadar a través de un cubo de hielo líquido.