No hace falta estar loco para hacer todo esto

Islandia

Si tiene una semana de vacaciones y sueña con un hotel en una playa tropical, ponerse una pulsera en la muñeca y beber mojitos en una barra dentro de una piscina, no siga leyendo. Esta propuesta no es para usted. Si lo que prefiere es escalar el Roraima, en Venezuela; bucear en las placas tectónicas de Islandia; remar en el lago Baikal, de Siberia; o conducir por la carretera más peligrosa del mundo, en Bolivia, podrá encontrar inspiración en la propuesta que hace Lonely Planet en "Grandes Aventuras. Experiencias impactantes para viajeros intrépidos".

Hay que ser muy viajero, muy aventurero y, sobre todo, tener mucho tiempo, para completar las 75 aventuras que se proponen en este libro de gran formato. Si le hablo del corredor de Wakham, en la provincia de Badakhshan, y le suena, es que usted no es de este mundo. Es uno de los retos que propone este libro: recorrer este rincón del norte de Afganistán, tan remoto que ni siquiera es tan peligroso como el resto del país. Y si uno de los alicientes es "saber que se es uno de los pocos viajeros que ha caminado por este valle desde que Marco Polo lo cruzó en 1272", cómo no caer en la tentación.

Pero no se asuste. Hay otras aventuras mucho más accesibles. La de la fotografía que abre este post es una de ellas. Compartir baño con elefantes asiáticos y aprender unas nociones básicas de "mahout", los conductores de estos paquidermos, está al alcance de cualquiera en el norte de Tailandia. Como bucear en los cenotes de Yucatán, en México. Sólo hace falta el título de buceo, un buen guía y bastante sentido común.

Cenote en Yucatán

Este es un libro de grandes contrates. Tan pronto te propone remar en el Támesis, a una distancia prudencial de Londres, como, al pasar la página, de repente la aventura es hacerlo en un kayak entre los bloques de hielo de la Antártida. Pero si prefiere sustituir el remo por el volante, le esperan 69 kilómetros de vértigo por la carretera más peligrosa del mundo, en Bolivia. Sólo tres metros de ancho, con una escarpada pared a un lado propicia a los desprendimientos y acantilados de 500 metros de caída al otro. O, si lo prefiere, en India puede conducir un "rickshaw", esos triciclos motorizados característicos de buena parte de Asia. "No hay que estar loco para conducir aquí, pero ayuda", explican en el libro. Y quien ha circulado por las carreteras indias sabe que razón no le falta.

Taxis rickshaw en una calle del viejo Delhi

"Es extraordinario lo que se crece en los viajes de aventura. Le pedimos a nuestro descanso algo más que una tumbona y un libro: queremos una experiencia que convierta una semana de vacaciones en un viaje único", escribe Ben Flogle en el prólogo de esta guía. "Grandes Aventuras" tienta a sus lectores con 75 de estos viajes únicos. Saque las botas del armario y tenga listo su pasaporte. Ya se oye la llamada a embarcar.

Texto y fotos: Marino Holgado

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