Sídney

Texto por
Sarah Reid, autora de Lonely Planet
Art-Gallery-NSW, en Sídney.
© Isabella Moore/Lonely Planet

Por qué visitar Sídney

Pocas ciudades son tan sorprendentes como Sídney. Y no son solo las playas doradas de Harbor City y los iconos arquitectónicos lo que la hacen tan especial. Es uno de los lugares más multiculturales del mundo, y su rica diversidad brilla en su vibrante panorama artístico y en el culinario, en constante evolución. Sídney es también una metrópolis famosa por su talante integrador, preparada para pasarlo bien todo el año.

Cuándo ir

Temporada media (sep-nov y med feb-may)            

  • El alojamiento es más asequible antes y después del pico del verano.
  • La temperatura es perfecta para ir a la playa.
  • El calendario está repleto de festivales y eventos, incluido el Sydney WorldPride 2023

 

 Presupuesto diario                    

  • Habitación doble en hotel de precio medio: 110-200 €
  • Cena en un restaurante local: 15-40 €
  • Entrada a un museo: 0-17 €
  • Copa de vino: 9 €    
  • Pinta de cerveza: 7 €

 

Itinerarios perfectos

Itinerario por Sídney

Día 1: Los iconos 
Mañana

Hay que calzarse las botas de caminar y poner rumbo al Circular Quay para disfrutar de la primera visión del flamante puerto de Sídney. Tras hacerse el selfi obligatorio con el puente de la Bahía de Sídney como telón de fondo, se visita la emblemática Ópera (28 €, 1 h), que reabrió su auditorio en el 2022 tras una gran reforma diseñada para solucionar viejos problemas de acústica y de accesibilidad. Ahora cuenta con un ascensor que transporta a los visitantes con movilidad reducida y en la renovada sala de conciertos se han sustituido los paneles de las paredes de madera por paneles de difusión acústica construidos con la misma madera dura australiana, lo cual crea un armonioso efecto ondulado en todo el recinto. En el 2023 se espera un calendario repleto de eventos para celebrar el 50º aniversario del edificio.

Se sigue el camino del paseo marítimo a través del Royal Botanic Garden hasta Mrs Macquarie’s Point, donde se puede descansar en uno de los bancos de arenisca tallados por los convictos (Mrs Macquarie’s Chair) y contemplar una de las mejores vistas del puerto de Sídney. A continuación se pasea por los exuberantes jardines rumbo a la Art Gallery of NSW, que alberga una magnífica colección de arte australiano e internacional. Está cerca de la Sydney Modern, la nueva galería que abrirá sus puertas en diciembre del 2022 y que es el proyecto cultural más importante que se ha desarrollado en la ciudad en el último medio siglo. Al igual que la Art Gallery of NSW, la colección general será de acceso gratuito. 

Royal Botanic Garden en Sídney. ©Simon Bradfield/Getty Images

Royal Botanic Garden en Sídney. ©Simon Bradfield/Getty Images

 

Almuerzo

Es hora de ponerse el bañador, ropa cómoda y tomar un autobús, un tren o un taxi en dirección a otro de los iconos de Sídney: Bondi Beach. Antes de pisar la playa es buena idea darse un capricho e ir a comer a un elegante restaurante italiano regional con flamantes vistas a la playa (y tal vez ver a algún famoso), el Icebergs Dining Room, toda una institución en Sídney situada por encima de los famosos baños de mar de Bondi. También destacan Lola’s Level 1 y Sean’s, que sirven deliciosa comida mediterránea con vistas al mar a pocos pasos de la arena. 

 

Tarde

La tarde se puede pasar descansando en la playa más popular de la ciudad o estirando las piernas junto a los lustrosos lugareños a lo largo del Bondi to Bronte Walk (2,3 km), que recorre los espectaculares acantilados de arenisca que conectan ambas playas. Si el viajero se siente con fuerzas, puede continuar hacia el sur por el camino costero durante 3,2 km más hasta Coogee Beach, donde el Coogee Bay Hotel es el lugar perfecto para una pausa y un refrescante spritz de fruta de la pasión bajo el sol de la tarde.

 

Noche

Si el viajero se aloja en City (el distrito financiero central de Sídney), puede empezar la noche con el mejor margarita de mezcal de la ciudad en Cantina OK! (los sabores latinoamericanos se han vuelto muy populares en Sídney durante la última década) antes de ir a cenar. Este barrio, en el que antaño escaseaban las opciones para cenar bien, aparte de los clásicos restaurantes de Quay (incluidos los aún excelentes Aria, Bennelong y Quay), cuenta ahora con algunos de los mejores restaurantes de Sídney. Para probar algo nuevo se puede ir a 25 Martin Place (el antiguo y renovado MLC Centre), que ofrece varias opciones, entre las que se incluye Aalia, un restaurante inspirado en Oriente Medio que sirve un shawarma de cordero cocido a fuego lento que se deshace en la boca. Otra opción son las tentadoras ofertas de Barangaroo, un antiguo puerto industrial transformado en un animado recinto polivalente. Se aconseja Rekōdo, la versión del televisivo chef Matt Moran de un listening bar japonés que ofrece platillos modernos para compartir. 

Se puede dormir en el corazón de la ciudad sin arruinarse, en un lugar de estilo minimalista y chic como Little National, que se alza por encima de Wynyard Station, u optar por el glamur art-decó del recién inaugurado Kimpton Margot Sydney, situado en el interior de un edificio patrimonial, la antigua sede de Sydney Water Board. Otra novedad en el panorama hotelero es el W Sydney. Con forma de lazo de cristal gigante, el hotel Darling Harbour, a poca distancia del centro de la ciudad, abrirá sus puertas al público en octubre del 2023. 

Barman en Cantina OK!, Sídney. © Isabella Moore/Lonely Planet

Barman en Cantina OK!, Sídney. © Isabella Moore/Lonely Planet

 

Día 2: Conectar con el tejido cultural de Sídney
Mañana

Se empieza la mañana con un flat white para llevar de uno de los muchos cafés que hay en Sídney (todos son buenos, de verdad) y se contempla la ciudad bajo una nueva luz mientras se sube al puente de la Bahía de Sídney con un guía autóctono que cuenta historias del lugar en la Burrawa Climb de BridgeClimb. Mientras se suben los 1332 escalones hasta la cima de lo que los lugareños conocen como the coathanger (la percha), el guía comparte fascinantes historias sobre el rico patrimonio aborigen de Sídney. Si al viajero no le gustan las alturas, puede unirse a Dreamtime Southern X e ir a dar un paseo por The Rocks. En este animado circuito el guía cuenta cómo los custodios tradicionales de Sídney siguen hoy en día estrechamente conectados al paisaje a través de narraciones, canciones e incluso de sus alimentos tradicionales y las plantas medicinales autóctonas que, sorprendentemente, siguen creciendo en la ciudad más grande de Australia.

 

Almuerzo

La multiculturalidad de Sídney se descubre también a través de su panorama gastronómico. Es buena idea descubrir la pasión de los habitantes de la ciudad por los sabores asiáticos, y la mejor forma de hacerlo es en Mr Wong, en Bridge Ln, que solo sirve dim sums a la hora del almuerzo. Si se visita la ciudad el último domingo del mes, se debe reservar plaza con tiempo para disfrutar del festival del curri de cangrejo de Sri Lanka en Lankan Filling Station, en el Inner-East de Darlinghurst. Otra opción es ir al recinto de South Eveleigh (a poca distancia de Redfern Station) a las 11.00 para evitarse la cola para conseguir mesa en el restaurante más nuevo de la chef australiana Kylie Kwong, Lucky Kwong, donde los platos ligeros y caseros reflejan la ascendencia cantonesa de la chef y alimentan tanto el alma como el estómago.

 

Tarde

Se visita el recién renovado Australian Museum, frente a Hyde Park, para conocer mejor la historia aborigen de Sídney y otros lugares a través de las fabulosas exposiciones dedicadas a las Primeras Naciones, diseñadas en colaboración con estos pueblos y comunidades para asegurar que los objetos expuestos se interpretan de forma correcta. El museo, cuya entrada es gratuita, alberga también una excelente colección de ciencias naturales que incluye desde esqueletos de dinosaurios hasta especímenes de las arañas más letales del país.

 

Noche

Llegó el momento de vestirse bien para salir a disfrutar de la noche de Sídney en Imperial, en el Inner-West de Erskineville, a un corto trayecto a pie desde la estación de trenes. Inmortalizado en el mítico film Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994), este histórico pub ofrece la mejor experiencia Drag N Dine en su restaurante, Priscillas, donde artistas drag suben todo su descaro al escenario de miércoles a domingo. Las noches de los viernes y los sábados todo vale (y suele ser así) en la discoteca del sótano del Imperial, llamada Basement.

De vuelta a la ciudad, la relajación en el 2021 de la normativa de locales nocturnos en Sídney (por la cual los locales nocturnos negaban la entrada a partir de la 1.30 para intentar evitar los altercados provocados por el consumo de alcohol) han insuflado nueva vida a la zona LGTBI+ de Oxford St. Se puede salir de fiesta a sitios como Colombian Hotel, Ching-a-Lings o Burdekin. Si se prefiere otro ambiente, se puede visitar los bares de vinos al estilo europeo en elInner East (como Dear Sainte Eloise, en Potts Point), asistir a una actuación de la aclamada compañía de danza aborigen Bangarra, compuesta por isleños del estrecho de Torres, o a una obra de teatro en uno de los varios teatros que hay en la ciudad (un acierto seguro es la famosa Sydney Theatre Company). 

 

Día 3: Un día en las playas del norte

Playa de Manly, Sídney. © Isabella Moore/Lonely Planet

Playa de Manly, Sídney. © Isabella Moore/Lonely Planet

 

Mañana

Las mejores playas de arena de Sídney no están solo en el lado sur del puente. Si se toma un ferri rumbo a Circular Quay se llega, tras un trayecto precioso de 20 min, a Manly, una de las playas más famosas de las playas del norte. Se aconseja bañarse en Manly Beach o recorrer el corto paseo junto al mar hasta Shelly Beach, una cala de postal muy popular entre las familias y los aficionados al esnórquel.

 

Tarde 

Se va a comer pescado frente al mar (por ejemplo, en Manly Boathouse) y después se va de excursión (45 min a pie, aunque puede tomarse el autobús nº 161) a North Head, un gran mirador para avistar ballenas jorobadas en su migración anual entre mayo y noviembre. Si no hay prisa, se puede tomar el autobús nº 199 y disfrutar del trayecto (1 h) por la costa hasta The Newport. Con vistas al hermoso estuario de mareas de Pittwater, esta zona tan amplia se llena de lugareños las tardes de los fines de semana, y los bares y los puestos para comer le dan un ambiente muy parecido al de un mercadillo. Si el viajero se desplaza en vehículo de alquiler, puede desviarse hacia Palm Beach, en la punta norte de la península, y darse un refrescante chapuzón a pocos metros de algunos de los inmuebles más caros de Sídney. La corta pero empinada subida por los escalones de arenisca hasta el faro de Barrenjoey, en el extremo norte de la playa, merece la pena para disfrutar de las amplias vistas sobre la costa.

 

Noche

El último ferri de vuelta a la ciudad no zarpa hasta la medianoche, por lo que hay tiempo suficiente para cenar y tomarse una copa en el apacible Manly. Se puede empezar con unas copas en Wharf Bar, situado sobre el agua y a un corto paseo desde la terminal de ferris. Otra opción es subir por Manly Corso hasta Manly Greenhouse, un restaurante elegante pero informal de tres plantas y con vistas al mar, con una carta de inspiración mediterránea, un acogedor bar de vinos y una coctelería en la azotea llena de plantas exuberantes. También en primera línea de mar se halla el histórico Hotel Steyne (data aproximadamente de 1859), rediseñado para el s. XXI con un elegante bar de whiskies y una terraza en la azotea. 

 

Día 4: Salir de la ciudad o ir en busca de más joyas de Sídney

Sídney está a una excursión de un día de dos de las grandes atracciones de Nueva Gales del Sur: las Montañas Azules y el valle de Hunter, y ambas son fáciles de añadir a una visita a la ciudad. Si el viajero prefiere no moverse mucho, puede saborear un brunch clásico de Sídney y salir a descubrir más puntos de interés de la ciudad. 

 

Montañas Azules

A solo 90 min en coche en dirección oeste desde Sídney (o a 2 h en tren), las Montañas Azules, perfumadas de eucalipto, cuentan con algunas de las mejores rutas de senderismo que hay en Australia; se puede consultar la web de NSW National Parks para obtener la información más actualizada sobre las rutas. Se aconseja empezar a orientarse en Katoomba, donde el mirador Echo Point ofrece vistas épicas sobre la famosa formación rocosa Three Sisters, declarada Patrimonio Mundial. La histórica Katoomba alberga también la mayor parte de los restaurantes y alojamientos de la región, por si apeteciera prolongar la visita. No hay que olvidar llevar un jersey: a 1017 m sobre el nivel del mar puede hacer frío en las montañas, incluso en verano.

Senderismo por las Montañas Azules. ©David Freund 157042/Getty Images

Senderismo por las Montañas Azules. ©David Freund 157042/Getty Images

 

Valle de Hunter

La región vitinícola más antigua de Australia, situada en las sinuosas colinas del valle de Hunter, queda a solo 2 h de Sídney. Se recomienda contratar un circuito de un día, que suele incluir visitas a cuatro bodegas y un almuerzo en una de ellas, o alquilar un coche y elegir entre las más de 150 bodegas de la región.

La chardonnay es la uva estrella del valle de Hunter, junto a otras variedades clave que incluyen semillón, verdelho, shiraz, cabernet sauvignon y merlot. Algunos de los mejores restaurantes del estado se encuentran en los viñedos de la zona; conviene reservar con antelación para comer en el laureado Muse Restaurant (situado en el recinto de la bodega Hungerford Hill), donde las técnicas francesas se combinan con magníficos productos locales. 

 

'Brunch'

El chef Bill Granger, nacido en Melbourne, puso el brunch –y la tostada con aguacate– en el mapa con su primer restaurante bills, inaugurado en Sídney en 1993. Ahora sus famosas tortitas de ricota y sus sedosos huevos revueltos se pueden comer en cuatro locales bills repartidos por la ciudad.

Grounds of Alexandria, un delicioso tostador de café, panadería y restaurante en el Inner West de Sídney es otro de los sitios favoritos de los lugareños para disfrutar de un buen brunch. Su local hermano, Grounds of the City, está en el centro de la ciudad. 

 

Descubrir un legado artístico

Los amantes del arte no deberían perderse la visita al antiguo estudio del malogrado Brett Whiteley en Surry Hills (hay señalizaciones en Devonshire St y Bourke St), donde el artista australiano creó muchas de sus multimillonarias obras. Después se puede tomar un tren hacia North Sydney para admirar una de las zonas verdes más cautivadoras de la ciudad, Wendy’s Secret Garden. Creado por la viuda de Whiteley tras la muerte de este en 1992, este sereno jardín verde se extiende al pie de la casa de la pareja en Lavender Bay, donde Wendy sigue viviendo a día de hoy. 

 

El autor 

Sarah Reid

Sídney fue mi hogar durante casi una década y todavía me emociono cada vez que diviso el puerto desde la ventanilla del avión cuando vuelo a la ciudad desde el norte de Nueva Gales del Sur. Desde sus famosas playas hasta su diverso panorama gastronómico, Sídney siempre deslumbra. 

Instagram: @ecotravelist
Twitter: @sarahtrvls

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