Londres ha sido el hogar de algunos de los mejores escritores de todos los tiempos, el escenario de algunos de los personajes más memorables jamás creados, y la inspiración de algunas de las obras literarias jamás escritas, desde las maravillosas novelas de Woolf hasta la perfecta poesía de Wordsworth y la embelesadora perspicacia de Dickens.
Emprender una ruta literaria por Londres es una forma fantástica de descubrir la ciudad, pero, con tantas opciones, es difícil saber por dónde empezar (y parar). La siguiente ruta por la historia libresca de la capital británica no es que sea “la definitiva” pero sí una gran introducción.
Tres pilares literarios
De disponer solo de unas horas para dedicar al Londres de las letras, hay tres lugares clave que aportan una excelente visión general:
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El Poets’ Corner, abadía de Westminster.
El Poets’ Corner, en el crucero sur de la abadía de Westminster, es un conmovedor monumento en recuerdo a las figuras literarias más célebres del país. Muchas están enterradas allí, incluido “el padre de la literatura inglesa”, Geoffrey Chaucer (1343-1400), poeta y autor de Los cuentos de Canterbury, y Charles Dickens (1812-1870), uno de los mayores novelistas de todos los tiempos.
A otros se les recuerda con losas, bustos y monumentos, entre ellos William Shakespeare, Jane Austen, las hermanas Brontë (Charlotte, Emily y Anne), T. S. Eliot, William Wordsworth, Elizabeth Browning, Robert Burns, C. S. Lewis, Oscar Wilde y John Keats. Que estos súbditos estén enterrados y sean recordados en el edificio religioso más importante del país –donde se casan y descansan reyes y reinas– dice mucho de la alta estima en que se les tiene.
El enorme y creciente fondo de la British Library incluye copias raras de libros y manuscritos como la Shakespeare First Folio © Ron Ellis / Shutterstock
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British Library
Por este cautivador tesoro del negro sobre blanco deberían pasar todos los bibliófilos y letraheridos. Con entre 150 y 200 millones de documentos de todo el mundo (la cifra real se desconoce y es difícil llevar la cuenta si se añaden tres millones de nuevos ingresos cada año), incluidos 14 millones de libros, esta es, con diferencia, la mayor biblioteca nacional del planeta, con 644 km de estanterías, es decir, casi el doble de la distancia entre Londres y París.
De sus innumerables joyas podrían destacarse las copias de la Carta Magna y de la First Folio de Shakespeare, un cuaderno de Da Vinci, las letras manuscritas de los Beatles, los huesos oraculares chinos de 3000 años y una primera edición de Los cuentos de Canterbury de Chaucer.
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Librerías de Charing Cross Road
Charing Cross Road, que serpentea por el frenético corazón del West End, está llena de librerías. En su tramo norte, de Cambridge Circus a Tottenham Court Road, están las generalistas, como la enorme Foyles (la más famosa de Londres). Más al sur se encuentran las librerías especializadas y de segunda mano, como Watkins, en la evocadora Cecil Court, con todo lo que siempre se ha querido saber sobre ocultismo (y otras cosas que quizás no se querían saber).
Pero por todo Londres hay librerías maravillosas: como Jarndyce, delante del Museo Británico y con todo tipo de títulos antiguos; Persephone Books, especializada en escritoras del s. XX; y la librería infantil Tales on Moon Lane, en Herne Hill.
Escritores y obras: lo mejor de lo mejor
Muchos escritores mundialmente famosos han vivido en Londres y/o se han inspirado en él. Aunque se necesitaría una enciclopedia para dar a todos la atención debida, se puede hacer un rápido repaso a algunos de los más grandes.
No hay mejor sitio para conocer a Shakespeare que en el reconstruido Globe Theatre © Kamira / Shutterstock
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No es solo de una época sino de todos los tiempos: William Shakespeare
Shakespeare (1564-1616) está ampliamente reconocido como el mejor dramaturgo de todos los tiempos. La preeminente figura de la que fue una edad de oro literaria para Londres (con contemporáneos como Edmund Spenser, John Donne y Ben Jonson), nació y creció en Stratford-upon-Avon y se trasladó a la capital siendo un veinteañero. Durante las dos décadas siguientes, Shakespeare escribió muchas obras, entre ellas Hamlet, Otelo y Macbeth. Sus piezas fueron inmediatamente aplaudidas por los londinenses, también por la reina Isabel I, y se representaron sobre todo en el Globe Theatre, en la actual zona de Southwark, construido por la Lord Chamberlain’s Men, la compañía de Shakespeare.
El Globe original se quemó en 1613 pero el llamado Shakespeare’s Globe, una reconstrucción con su tejado medieval abierto, inaugurado en 1997, ha vuelto a triunfar con sus producciones de las obras del Bardo. Cerca, la catedral de Southwark alberga un vitral dedicado al gran escritor (que muy probablemente rezara aquí) y un monumento de alabastro que lo representa recostado pluma en mano.
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Pepys y Johnson: los dos Sam pero diferentes
Londres ha vivido épocas difíciles pero quizá ninguna tan azarosa como la de la década de 1660 a 1670, cuando la Restauración empezó, la Gran Peste aniquiló al 20% de la población, el Gran Incendio arrasó el 80% de la ciudad medieval, y Londres casi fue invadido por los neerlandeses. Para deleite de los historiadores actuales, un hombre llamado Samuel Pepys (1633-1703) lo vivió todo y lo dejó por escrito en un diario muy detallado y entretenido. El Diario de Pepys ahora es una de las obras más célebres de la literatura inglesa, donde su autor explica estos trascendentales sucesos como testigo privilegiado. El diario en sí se puede ver en el Magdalene College de Cambridge –a un corto trayecto de Londres– y también hay un busto suyo en Seething Lane, en la City, donde vivía.
Samuel Johnson (1709-1784) –o Dr. Johnson– tenía un interés insaciable en la lengua inglesa, que, combinado con su genial facilidad de palabra, dio lugar a algunas de las obras literarias más importantes jamás producidas. Su obra magna, A Dictionary of the English Language, fue descrita por Walter Jackson Bate, profesor de Harvard, como “uno de los mayores logros de erudición, y probablemente el más grande jamás realizado por una sola persona”. Para conocerlo más, se puede ir a la Dr Johnson’s House, su antiguo hogar, cerca de Fleet Street; hay que buscar la estatua de su gato, Hodge, que hay fuera, y pedir una cerveza en su pub habitual, el Cheshire Cheese.
Al parecer, Keats se inspiró en una de las secciones del friso del Partenón en el Museo Británico para su poema Oda a una urna griega © Giannis Papanikos / Shutterstock.com
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Maestros del verso: Keats, Blake y Wordsworth
Por supuesto, Londres tampoco ha pasado desapercibido a la mirada perspicaz de los poetas, con algunas de sus obras más memorables escritas durante el Romanticismo (aprox. 1800-1850). John Keats (1795-1821) nació en Londres y, aunque fuera ignorado en vida, hoy es uno de los poetas más venerados del país. En la ciudad y aledaños escribió varias de sus famosas odas, como Oda a una urna griega, tras pasar muchas horas obsesionado con las antigüedades griegas del Museo Británico. Escribió Oda a un ruiseñor después de escuchar cantar a uno en el jardín de su casa, la Keats House, en los lindes de Hampstead Heath.
William Wordsworth (1770-1850) nunca vivió en Londres (nació en el Distrito de los Lagos), pero sí escribió un poema sobre la ciudad cuando la visitó. Compuesto sobre el puente de Westminster Bridge, 3 de septiembre de 1802 describe la ciudad al amanecer: “La Tierra no nos puede mostrar nada más bello…”.
Como Keats, el poeta y pintor William Blake (1757-1827) nació en Londres y fue prácticamente un desconocido en vida, mientras que ahora es venerado como uno de los pilares del Romanticismo. Uno de sus poemas más famosos sobre la ciudad, Londres, lo escribió en los albores de la Revolución Industrial, y toca problemas sociales muy alarmantes en la época, como la explotación infantil y la prostitución.
Sin embargo, cuando se trata de comentarios sociales del Londres del s. XIX, hay un nombre que sobresale por encima de todos los demás...
La antigua casa de Dickens en Londres es hoy un museo dedicado al gran escritor del s. XIX © Doug McKinlay / Lonely Planet
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El inimitable Charles Dickens
Charles Dickens fue el escritor más prolífico de la época victoriana y un genio de la literatura que escribió 20 novelas, cinco de ellas cortas, casi todas ambientadas en Londres. La ciudad vivía un periodo turbulento, con la Revolución Industrial en plena explosión y la pobreza extrema que ello conllevaba, como tan impactantemente el escritor supo reflejar en su segunda novela, Oliver Twist. Otros relatos suyos que presentan el Londres victoriano como si fuera un personaje más (como bien observó ya Virginia Woolf) incluyen Historia de dos ciudades, La pequeña Dorrit y Cuento de Navidad, donde presenta al ahora inmortal Ebenezer Scrooge. En Londres hay muchos lugares que dicen tener algún vínculo con Dickens (unos más débiles que otros), pero el que seguro que conecta con el este hombre de las letras inglesas es el Charles Dickens Museum, en su antigua residencia.
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Virginia Woolf y el Grupo de Bloomsbury
Una de las autoras más célebres de principios del s. XX, Virginia Woolf (1882-1941), que escribió la novela ambientada en Londres La señora Dalloway, está considerada como la catalizadora del movimiento feminista. Nacida y criada en Kensington, se trasladó de joven a Bloomsbury, donde se convirtió en pieza clave del Grupo de Bloomsbury, un colectivo de intelectuales, artistas y escritores que tuvo una influencia rotunda en la literatura y en las actitudes sociales en general. Las plazas ajardinadas y las magníficas casas adosadas del barrio están prácticamente igual que en la época de Woolf, una zona preciosa por la que callejear: la antigua casa de la autora está en Gordon Square (búsquese la placa azul).
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Literatura contemporánea en Londres
El panorama literario de Londres continúa próspero, y la ciudad aún estimula la imaginación de escritores de ficción y no ficción, entre ellos Zadie Smith, Peter Ackroyd y Will Self. Acontecimientos literarios como el London Literature Festival en el Southbank Centre forman parte del paisaje cultural tanto como lo es el Támesis del paisaje natural.
La estatua de Peter Pan es un elemento entrañable en los Kensington Gardens © Tony Baggett / Getty Images
Lugares emblemáticos
Algunos personajes londinenses de ficción han sido retratados y entrelazados con el tejido de la ciudad de tal forma que ahora ya han dejado de ser ficticios para formar parte del paisaje urbano.
En los libros de Sherlock Holmes de sir Arthur Conan Doyle, el detective de ficción vivía con su secuaz Dr. Watson en 221B Baker Street, y es en esta dirección real donde está el Sherlock Holmes Museum.
Al suroeste, en los Kensington Gardens, aguarda una encantadora estatua de Peter Pan de J. M. Barrie, por cuya base pululan otros personajes de las novelas. Fue Barrie en persona quien mandó instalar la escultura de bronce en 1912; lo hizo en secreto de noche para que los niños que cruzaran el parque al día siguiente creyeran que había sido obra de las hadas. Entrañable.
Un poco más al norte, en la estación de trenes de Paddington, hay una tierna estatua del oso Paddington, el queridísimo personaje creado por Michael Bond que aparece en 20 libros infantiles. Otra opción es ir al sur a Chelsea hasta 50 Smith Street, la antigua residencia de P. L. Travers, creadora de la niñera mágica Mary Poppins, y en la que se inspiró para crear la casa familiar de los Banks en los libros.
No se puede terminar sin mencionar a la superestrella literaria de las dos últimas décadas: Harry Potter. Harry pasa sus momentos más memorables en Londres en la estación de trenes de Kings Cross, donde el joven mago y sus amigos deben atravesar corriendo una pared de ladrillo para acceder al andén mágico 9¾ y así poder tomar el Hogwarts Express. En la estación hay un andén simulado que se ha convertido en una popularísima atracción, además de un recordatorio del poder del legado literario de Londres.