Sudáfrica, Best in Travel 2018
Es justo afirmar que nunca nadie tuvo un efecto tan intenso y duradero en la Sudáfrica moderna como Nelson Rolihlahla Mandela. Su recuerdo vive en la mente de la gente y está inmortalizado en estatuas, museos, exposiciones y monumentos por todo el país. Mandela, uno de los grandes líderes mundiales, cumpliría 100 años el 18 de julio del 2018.
Cualquiera que viaje a Sudáfrica y quiera comprender la psique del país, su gente y su pasado, no debería marcharse sin haber visitado al menos un par de los significativos monumentos que el país ha dedicado a Nelson Mandela.
1. Museo del Apartheid, Johannesburgo
Para comprender la complicada sociedad sudafricana –y la relevancia de Mandela dentro de la misma– hay que volver la vista al pasado. El apartheid, el sistema segregacionista que dominó el país de 1948 a 1994 impregnaba todos los aspectos de la vida diaria: la educación, el empleo, la libertad de movimiento, el tren que había que tomar, el hospital al que acudir e incluso la playa en la que bañarse. Este sistema moldeó toda la vida de Mandela, y no hay otro lugar que describa mejor aquellas despiadadas normas que el Museo del Apartheid, al sur de Johannesburgo. Es una visita emocionante que las exposiciones interactivas y la gran cantidad de información convierten en un punto de interés indispensable. Hay que contar con al menos dos horas para explorarlo bien.
2. Constitution Hill, Johannesburgo
Hoy, Constitution Hill es un conmovedor museo y la sede del tribunal constitucional de Sudáfrica, pero en su origen, en 1893, fue una prisión. Mandela estuvo encarcelado en ella dos veces; primero tras el infame Juicio por Traición de 1956, cuyos 156 acusados fueron absueltos al cabo de unos años; y de nuevo en 1962, tras su arresto en KwaZulu-Natal. Se consideró que Mandela era demasiado influyente como para alojarle con el resto de los prisioneros de color en la tristemente célebre sección Número Cuatro de la prisión, y se convirtió en el único prisionero de color encarcelado en Old Fort. Un recorrido por la Número Cuatro, viendo las horribles condiciones de la época y la diferencia de trato de los prisioneros según su raza, revela la necesidad de la reforma política y la igualdad por las que luchó Mandela.
3. Robben Island
Nelson Mandela pasó 27 años de su vida encarcelado y cumplió la mayor parte de su sentencia en una solitaria isla de 5 km2cerca de la costa de Ciudad del Cabo. Las visitas a Robben Island parten del V&A Waterfront, desde donde los ferris transportan a los pasajeros a la antigua prisión. Es una visita muy restringida: del ferri se pasa al circuito en autobús y después se recorre a pie la prisión. Es buena idea rezagarse un poco para contemplar la minúscula celda donde Mandela pasó 18 años dificilísimos, pero de la cual salió con el corazón lleno de perdón en lugar de odio.
4. El Nelson Mandela Museum, Mthatha
La Provincia Oriental del Cabo está orgullosa de su hijo más famoso, y en la anodina ciudad de Mthatha brilla un homenaje a Mandela. El majestuoso edificio Bhunga alberga el Museo de Nelson Mandela, que permite profundizar un poco más en la esencia del hombre a quien, aquí, todo el mundo llama Madiba (su nombre de clan). En este humilde pero interesante museo se puede charlar con sus parientes y contar con una perspectiva más intensa de la vida de Mandela. Se exponen notas manuscritas del antiguo presidente y algunas fotografías poco conocidas. Las cartas y los obsequios dirigidos a Mandela muestran la veneración que despertaba, no solo a nivel local, sino en todo el mundo.
5. El Capture Site, Howick
Durante años, lo único que señaló la importancia histórica de este enclave en Howick era una sencilla placa junto a la carretera. Fue aquí, en 1962, donde, tras 17 meses esquivando a las autoridades del apartheid, Nelson Mandela fue arrestado. El remodelado Capture Site es un monumento más acorde con un suceso que, en muchos aspectos, modeló el futuro de un país entero. A medida que uno se aproxima a la escultura, las 50 varas metálicas se alinean para formar un magnífico retrato de Mandela. Hay otras exposiciones en preparación, y una pequeña cafetería donde sentarse y contemplar la historia con una buena taza de café.
6. La granja Liliesleaf, Rivonia
El tiempo que Nelson Mandela vivió en la granja Liliesleaf lo hizo bajo el nombre de David Motsamayi y, al menos a ojos de quienes pasaban por allí, era un empleado de la granja. En realidad, aquella granja era el cuartel general del CNA, donde Mandela vivió de incógnito durante un año. Cuando las autoridades registraron la propiedad en 1963, procediendo a numerosos arrestos, Mandela ya estaba bajo custodia, pero acabó juzgado con sus camaradas y condenado a cadena perpetua por conspirar contra el estado. La historia completa se cuenta con todo lujo de detalles a través de una exposición audiovisual. Al hallarse 25 km al norte de Johannesburgo, Liliesleaf queda un poco alejado del radar, por lo cual tiene menos visitantes que la mayoría de enclaves relacionados con Mandela. Es uno de los mejores museos de Sudáfrica y hay que contar con un par de horas para visitarlo como merece.
7. La casa de Mandela, Soweto
Mandela se trasladó a este humilde hogar de Soweto en 1946. “Era todo lo contrario de una casa lujosa”, escribió en su autobiografía, El largo camino hacia la libertad, “pero era el primer hogar propio que tenía y estaba muy orgulloso de él”. Allí vivió con su primera esposa, Evelyn, y después con la segunda, Winnie, y los hijos de ambos, regresando por un período breve tras ser excarcelado en 1990. Poco después la casa se convirtió en un museo, conservada como si Mandela todavía viviera en ella. Para conocer cómo era la vida de Mandela en Soweto, conviene llegar pronto. Vilakazi Street puede ser una calle muy concurrida, y cuando llegan los grupos turísticos es inevitable compartir la visita a la casa de Mandela con un montón de gente ansiosa por sacar fotos de la famosa casa familiar.
8. Qunu
Para los fans más acérrimos de Mandela, una excursión al rural Qunu es el peregrinaje definitivo. No solo es el lugar donde creció, donde fue a la escuela o donde recibió el nombre por el que es conocido en todo el mundo; este pueblo junto a la carretera es también el lugar donde está enterrado el gran líder. El Nelson Mandela Youth & Heritage Centre (actualmente en remodelación) alberga exposiciones sencillas, pero se necesita un guía local para apreciar los sitios clave de esta pequeña aldea, incluidos los restos de la escuela de Mandela, la iglesia donde fue bautizado y un puñado de enclaves que el viajero reconocerá si ha leído El largo camino hacia la libertad. En Qunu es fácil ver la veneración que aquel hombre inspira en los aldeanos, que se refieren a él como ‘tata’ (padre).
9. Chancellor House y 'Shadow Boxer', Johannesburgo
Si se exploran las calles del centro de Johannesburgo –algo muy recomendable, ya que su recuperación es más que notable– conviene desviarse hacia Fox Street. Chancellor House no parece gran cosa, pero una parte importante de la vida de Mandela transcurrió entre sus paredes. Allí compartió sus prácticas de derecho con otro icono de la lucha y compañero suyo, Oliver Tambo. Los paneles informativos de las ventanas de la planta baja cuentan su lucha contra el régimen del apartheid. Enfrente se halla el Shadow Boxer, una escultura de 6 m de altura que conmemora una de las aficiones preferidas de Madiba. Aún más impresionante resulta el enorme mural, de 40 m de altura, inspirado en la misma fotografía de Mandela boxeando; se halla en una pared del barrio Maboneng de Johannesburgo.
10. El Ayuntamiento y la Grand Parade, Ciudad del Cabo
A día de hoy ninguna placa conmemora el lugar donde, en 1990, Mandela pronunció su primer discurso como hombre libre. La multitud se concentró en la Grand Parade de Ciudad del Cabo para vitorear al icono de la lucha recién liberado. “Vuestros incansables y heroicos sacrificios han hecho posible que yo esté hoy aquí”, dijo Mandela desde el balcón del Ayuntamiento. “Por eso pongo en vuestras manos los años que me queden de vida.” Dada la importancia de este lugar, Ciudad del Cabo planea erigir una estatua a tamaño real de Mandela en el balcón desde donde ofreció su discurso.