Tres películas para soñar con las islas griegas

© Diana Torrijos
Santorini, Grecia

No hay nada que inspire tanto para viajar como el cine y la buena literatura. Las islas griegas han servido de escenario para algunas de las películas que más han contribuido a poner de moda algunos pequeños paraísos del Mediterráneo oriental. Como prueba, sugerimos volver a ver tres películas de éxito mundial.

Aunque no tienen mucho en común, tienen como escenarios tres islas griegas: Zorba el Griego, un clásico intemporal, rodado en 1964 y ambientado en Creta; Mediterráneo, una deliciosa película italiana de 1991 que transcurre íntegramente en la pequeña Kastelorizo, en el Dodecaneso, y Mamma Mía!, un musical producido a lo grande en 2008, con Meryl Streep y Pierce Brosnan como protagonistas y con banda sonora de Abba, que puso de moda la isla de Skópelos, en las Espóradas.
Las tres tienen tres cosas en común: una dosis de buen humor, unos escenarios bellísimos y una enorme capacidad para inspirar sueños y viajes a las islas griegas. Proponemos un viaje desde la gran pantalla.

 

Zorba el griego (1946), Creta

En la isla griega de Creta, un introvertido escritor, Basil, entabla amistad con Zorba, un extrovertido y vitalista campesino, interpretado por Anthony Quinn. Cuando Zorba acepta el trabajo que Basil le ofrece en una mina abandonada, este último comienza un camino de aprendizaje que le lleva a tomar parte activa en la vida de la isla. Este es el argumento de “Zorba el griego” una intensa película dirigida por Michael Cacoyannis y protagonizada por Anthony Quinn, Alan Bates e Irene Papas, basada en una obra del escritor cretense Nikos Kazantzakis. La película ha dejado el más célebre sirktaki de la historia, y recibió siete nominaciones para los Oscar, incluyendo las de Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor.
La Creta actual tiene muy poco que ver con la que aparece en la película y se ha convertido en una isla a la que acuden viajeros de todo el mundo, sobre todo a conocer los restos de la cultura minoica entre los que destaca el palacio de Cnosos. Pero además es un destino en sí mismo al que se le pueden dedicar muchos días para descubrir aldeas y playas perdidas, ciudades milenarias, vinos excelentes e interiores marcados por una rústica belleza. Para seguir la inspiración de Zorba, es imprescindible visitar Myrtia, el pueblo natal del escritor Nikos Kazantzakis, a unos 15 kilómetros al sureste de Irakeio. Allí se encuentra el Museo Nikos Kazantzakis, que ocupa un edificio moderno que da a la plaza central bordeada de tabernas y que ilustra la vida, ideas y logros del más famoso escritor cretense. Tras ver un corto documental, se puede curiosear entre sus efectos personales, carteles de la película, fotos y otros objetos. Las salas de la primera planta presentan una perspectiva general de las obras más famosas de Kazantzakis, que incluyen, por supuesto, Zorba el griego.


Y ya que estamos en esta región central de Creta, recomendamos no perderse:

• Una visita a los viñedos cretenses, ya que en esta región se produce el 70 % del vino de la isla, con casi dos docenas de bodegas dispersas por sus suaves colinas.
• Una visita al imprescindible Palacio de Cnosos y a otros monumentos de la cultura minoica. Los tres más importantes son los de Festos, Agia Triada y Malia.
• Una incursión al mercado de Irakeo, verdadera institución local y uno de los mejores mercados de Creta, donde se encuentra todo lo necesario para preparar un delicioso picnic cretense: fruta y verdura fresquísimas, quesos cremosos, miel, aceitunas, pan recién hecho y muchos otros productos.
• El Museo Arqueológico de Irakleo, uno de los más grandes y extraordinarios de Grecia, con una exposición que abarca 5500 años, desde el Neolítico hasta los tiempos romanos, pero sobre todo dedicado a la magnífica colección minoica, y en particular a los fantásticos frescos de Cnosos.
• Rethymi, una de las ciudades más encantadoras de la isla, con un barrio veneciano y otomano de callejuelas llenas de flores y culminada por minaretes que le dan un toque exótico.

 

Mediterráneo (1991), Kastelorizo (Dodecaneso)

En 1991, el Oscar a la mejor película extranjera fue a parar a una producción italiana de un director poco conocido (Gabriele Salvatores) y con un reparto en el que no aparecían grandes estrellas. Se trataba de “Mediterráneo”, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, que narra como un grupo de soldados se quedan varados en una isla griega. Poco a poco se van integrando en la vida y la población local, con la que tienen muchas más semejanzas que diferencias. El rodaje de la película se realizó en la isla más remota de Grecia, considerada también como una de las más bellas: Kastelorizo (Megisti).
Kastelorizo está a solo 2 kilómetros de Kas (Turquía) y pertenece al archipiélago del Dodecaneso. En la película, los soldados italianos terminan fusionándose con la población griega (supuestamente enemiga) y muchos se resisten a irse de allí cuando termina la guerra y son “rescatados”. Es fácil comprenderlo: la luz, el mar de color verde aguamarina, las calles empedradas con sus casas con balcones de hierro forjado y tejados de teja… una imagen fotogénica inolvidable. Kastelorizo tiene un puerto natural considerado el mejor entre Beirut y el Pireo y por ello fue un próspero enclave comercial para dorios, romanos, cruzados, egipcios, turcos y venecianos. Fue bautizada así por los Caballeros de San Juan por los altos acantilados rojos de la isla, que dan la impresión de ser una fortaleza medieval. Las ruinas del castillo de los Caballeros presiden el encantador puerto y sus aguas cristalinas. En los últimos años, los descendientes de antiguos emigrantes a Australia, han regresado en busca de la tierra natal de sus padres y abuelos. Muchos han recuperado sus casas y abierto nuevos negocios, dando un impulso a la economía de la isla y aportándole un cierto aire cosmopolita.


En la actualidad, Kastelorizo tiene 430 habitantes y se ve en poco tiempo, pero hay ciertos puntos que merece la pena no perderse:

• El castillo de los Caballeros de San Juan, desde donde se tiene una magnífica vista de Turquía.
• Moni Agiou Stefanou, en la costa norte, donde se celebra la fiesta de Agios Stefanos el 1 de agosto, el evento más importante de la isla. El camino que lleva al pequeño monasterio sale de detrás de la oficina de correos. Desde el monasterio, un camino lleva a una bahía donde se puede nadar.
• Paleokastro, la antigua capital de la isla. Intramuros de la ciudad antigua hay una torre, una cisterna de agua y tres iglesias.
• Comer o cenar en el estrecho puerto, invadido por las mesas y con un excelente ambiente por la noche.

 

Mamma mia! (2008), Skópelos (Espóradas)

En 2008, la película musical “Mamma mia!”, protagonizada por Meryl Streep, puso de moda las islas griegas, y cuanto más pequeñas y más auténticamente “griegas”, mejor. Esta película, basada en el musical del mismo nombre y en la película “Buona Sera, Mrs. Campbell”, tenía como verdaderas protagonistas a las canciones más famosas del grupo musical ABBA. El argumento es realmente una excusa para escuchar la banda sonora y para disfrutar con la interpretación de la polifacética Meryl Steep.
En realidad, la mayoría de las escenas fueron rodadas en el escenario 007 de los estudios Pinewood, puesto que allí se podía controlar la luz y la temperatura y solo algunas escenas se tomaron en las islas griegas de Skópelos y Skiathos, dos de las islas Espóradas.
Skópelos, una bonita isla de apenas 17 por 8 kilómetros, situada a media hora de Grecia continental en avión, es una de las islas más verdes del país y representa todo lo que busca el viajero en una isla griega: tranquilidad, soledad, casas blancas con puertas azules y gente amable. Está tapizada de pinares, viñedos, olivares y árboles frutales y afortunadamente recibe muchos menos turistas que su vecina Skiathos. En la Antigüedad fue un importante puesto avanzado de la cultura minoica pero realmente se ha puesto en el mapa al convertirse en una de las islas de “Mamma Mia!”
La vecina Skiathos, donde se localizan varias escenas de la película, es famosa por tener algunas de las playas más bellas del Egeo y, a pesar de su popularidad, sigue siendo una de las mejores islas para pasar unas vacaciones. La ciudad de Skiathos, principal centro urbano es un conjunto de casas encaladas con tejados rojizos sobre dos colinas. Desde allí, recomendamos coger un velero para acceder a playas y calas a las que nadie puede llegar de otra forma.

No hay que perderse:

• La vecina isla de Alonissos y su “joya de la corona”: el Parque Marino de las Espóradas, creado para proteger una colonia importante de crías de la foca monje mediterránea, en peligro de extinción.
• La ciudad de Skópelos, un puerto encantador que bordea una bahía semicircular y asciende por una colina en hileras superpuestas culminadas por una fortaleza en ruinas en la cima. Se caracteriza por sus numerosas iglesias intercaladas entre las deslumbrantes casas blancas con contraventanas y flores en los balcones.
• Los monasterios de la isla de Skópelos, que pueden visitarse en una excursión de un día siguiendo una carretera con preciosas vistas. El más famoso probablemente es el de Aggios Ioannia Prodromos (donde se casan Sophie y Sky en una de las escenas más inolvidable de la película).
• Las playas de Skópelos (como la de Panornos, la solitaria playa de Andrines o la nudista playa de Velanio, entre otras muchas) o cualquiera de las 65 playas de la isla de Skiathos (entre ellas la de Koukounaries, rodeada de pinares y considerada la mejor de Grecia; los winsdsurfirtas prefieren la de Agia Eleni, y los que buscan la soledad la playa de Kehria, casi aislada).
• El Monasterio de la Anunciación de Skiathos, dond se izó por primera vez la bandera griega en 1807, durante la guerra de la independencia. Está situado a 450 m sobre el nivel del mar y rodeado de pinos y cipreses.

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