Muy bien cuidado, este es uno de los barrios residenciales más carismáticos de Berlín, plagado de cafés, edificios históricos y tiendas alternativas. Los domingos, todo el mundo acude al Mauerpark, con su mercadillo y su karaoke. La visita puede completarse fácilmente con el Gedenkstätte Berliner Mauer, una exposición de 1,4 km de largo que ilustra cómo el muro moldeó la ciudad.

Se desayuna tarde en el Anna Blume y se va a ver las eclécticas tiendas alternativas por la zona de Kollwitzplatz. Se aprende sobre la vida en el Berlín Oriental en el Museum in der Kulturbrauerei y luego se recargan las pilas con una Currywurst (salchicha al curri) en el Konnopke’s Imbiss antes de ir al Mauerpark. Se intenta adivinar cómo era el parque cuando lo atravesaba el muro y luego se acaba la tarde bajo los castaños de la Prater Garten, la cervecería al aire libre más antigua de Berlín. Se cena vietnamita en el Umami o en plan contundente alemán en el Zum Schusterjungen, y se remata la velada con unos cócteles en el Bryk Bar.