Un nítido cielo azul, un horizonte de cumbres nevadas: es el Pinzgauer Spaziergang. Uno puede levantarse contemplando el rosado amanecer en los Dolomitas y recorrer el circuito del Zillertal, con sus altos picos cubiertos de glaciares. Se agradece entonces haber llevado las botas de montaña. A los lugareños les encanta decir que la mejor, no, la única forma de ver los Alpes austriacos es a pie. Y tienen razón: una incomparable red de senderos y refugios alpinos acerca al viajero a la naturaleza.