Productos nórdicos cocinados con innovadora creatividad en restaurantes como Noma, Kadeau o Geranium en Copenhague.
Pan de centeno o blanco, que lleva por encima desde tartar de ternera hasta huevos y gambas; es la exportación culinaria más famosa de Dinamarca.
Ahumado, curado, encurtido o frito, el arenque es un alimento básico, que es mejor acompañar con una
generosa cantidad de akvavit (licor de patatas especiado con alcaravea).
Delicia cargada de calorías, el “caracol de canela” es un pastel de mantequilla bañado en chocolate.
Sopa fría de suero de mantequilla dulce con vainilla, servida con crujientes galletas kammerjunkere.
Aunque Carlsberg sigue predominando, las cervecerías de producción limitada, como Mikkeller, Amager Bryghus y Bryghuset Møn, van en aumento.
Si se entabla amistad con daneses, cabe la posibilidad de ser invitado a participar en un hygge. La traducción literal es “acogedor”, pero en realidad hygge significa algo más, y no tiene equivalente en otras culturas: hace referencia a un sentimiento de compañerismo amigable y afectuoso, que surge cuando los daneses se reúnen en pequeños grupos, aunque también puede ser que uno se encuentre solo. Los participantes no tienen por qué ser amigos (a veces se acaban de conocer), pero si fluye la conversación –evitando temas potencialmente controvertidos, como la política y la mejor forma de adobar un arenque– la bonhomía germina y se brinda en torno a una hoguera (o, como mínimo, algunas velas). Probablemente eso es hygge.