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Plantarse entre las ruinas del ventoso castillo de Atienza y otear esas áridas llanuras y lomas que solo existen en España es uno de los mejores recuerdos que el visitante se llevará de Castilla-La Mancha. El diminuto pero romántico y carismático municipio de Atienza no recibe muchos turistas extranjeros, pero es un destino ideal para visitar durante un fin de semana (que es cuando abren sus museos) y dedicarse a pasear sin rumbo por su plaza mayor, rodeada de casas con entramados de madera. Atienza está 30 km al noroeste de Sigüenza y su castillo cimero es visible desde varios kilómetros a la redonda.