Barrio

El centro de norte a sur

Este extenso territorio –en el sentido menorquín de la palabra– es todo un mundo: desde la recortada costa septentrional, con sus calas vírgenes y sus arenales urbanizados, hasta las interminables playas del litoral meridional. Mención aparte merece el rosario de pueblos interiores, que han sabido enriquecerse, y no enloquecerse, con el turismo, sin abandonar por ello su carácter agrícola y ganadero tradicional.

Lo mejor en un día

Se inicia la jornada con un desayuno a base de repostería menorquina en Cas Sucrer, en Es Mercadal, antes de visitar la iglesia parroquial de Sant Martí y el Aljibe de Kane. A continuación, se va en coche hasta el aparcamiento de Cala Binimel·là para llegar a pie, por el Camí de Cavalls, a Cala Pregonda y disfrutar una mañana de playa.

Se regresa a Es Mercadal paraun almuerzo menorquín en Es Molí des Racó y se asciende al monte Toro; desde la cafetería de las monjas franciscanas puede contemplarse una panorámica de toda la isla. Luego se toma el Camí deTramuntana en dirección a Fornells yel desvío hacia el faro de Cavalleria para visitar su pequeño museoy contemplar la puesta de sol.

En Fornells, vale la pena tomar una copa tranquila en cualquiera de los bares del puerto mientras se planea la noche. Se puede cenar en Es Cranc o en Es Port. Finalmente, nada mejor que un breve paseo por el puerto antes de dirigirsea la playa para una tranquila velada con un gin-tonic en la mano en el chill out Isabella Beach Club.

 

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