Este itinerario ofrece lo mejor de Hungría y permite saborear la riqueza histórica y la belleza natural del país. Pasa por las cuatro esquinas del territorio, desde el meandro del Danubio y Sopron hasta Pécs, Szeged y Eger, además de la región de Bereg, último bastión del folclore húngaro.
Desde Budapest se avanza al norte hacia las ciudades del meandro del Danubio: la fotogénica Szentendre, la regia Visegrád y la sagrada Esztergom. La carretera sigue al oeste por el Danubio, pasando por algunos paisajes alucinantes, hasta Sopron, la ciudad medieval más bonita de Hungría, llena de museos e iglesias de talla mundial. En dirección sur hacia el lago Balatón, se recargarán pilas en la encantadora Keszthely y la vecina Hévíz, con su propio lago termal, donde poder bañarse todo el año. Pécs, la ciudad ‘mediterránea’ de Hungría, está al sur; es un tesoro de lugares paleocristianos y turcos.
Desde allí se sigue al este hasta Mohács, lugar de la famosa derrota de Hungría a manos otomanas en 1526. Un transbordador de coches lleva a la margen derecha del Danubio y la carretera sigue al este hacia Szeged, la ciudad universitaria siempre joven. Si se visita en julio o agosto, se coincidirá con el Festival al Aire Libre de Szeged. Kecskemét, ciudad de albaricoques y arquitectura art nouveau, está al norte.
Para quien se haya cansado de las planicies de la Gran Llanura, en el noreste está la región de Bereg. Es la zona más rica en tradiciones folclóricas que queda en Hungría, y merece la pena salirse de las rutas típicas. Desde ahí, al suroeste, está la deliciosa Eger, una ciudad adorada, famosa por su sangre de toro (el vino tinto rubí de la región), la arquitectura barroca y un castillo espectacular sobre un monte (desde donde la buena gente de Eger logró repeler a los turcos, al menos temporalmente).
Al este, de vuelta a Budapest, se para en Gödöllő, el retiro estival del emperador Francisco José y su amada consorte Isabel, cuyos aposentos privados reformados están abiertos al público.