Historia de Macedonia

Tanto histórica como geográficamente, Macedonia se divide entre la República de Macedonia del Norte (38%), Macedonia griega (51%) y Macedonia del Pirin (provincia de Blagoevgrad), en Bulgaria (11%). Para sus gentes, su historia es una fuente de  orgullo pero también una pesada carga. La experiencia posyugoslava ha provocado la presión de los países vecinos que insisten en cuestionar la identidad macedonia. 

Los antiguos macedonios y los romanos

La poderosa dinastía macedonia del rey Filipo II [359-336 a.C.] dominó las ciudades-Estado griegas. El hijo de Filipo, Alejandro Magno, extendió el poder macedonio hasta la India. Tras su muerte (323 a.C.), el imperio se disolvió en medio de luchas internas. En el 168 a.C., Roma conquistó Macedonia, pero su situación en la Vía Egnatia, que iba desde Bizancio hasta el Adriático, y en el río Axios (actual Vardar), desde Salónica hasta el valle de Vardar, mantuvo la prosperidad en las ciudades.

El cristianismo llegó a Macedonia con el apóstol san Pablo. La división administrativa del Imperio romano del año 395 puso al país bajo el régimen bizantino de Constantinopla y del cristianismo ortodoxo con influencia griega.

Llegada de eslavos y macedonios

Las migraciones eslavas del s. VII entremezclaron a los pueblos de Macedonia. En el año 862, dos monjes nacidos en Salónica, san Cirilo y san Metodio, fueron enviados a difundir la ortodoxia y la alfabetización entre los eslavos de Moravia (la actual República Checa). Su discípulo, san Clemente de Ohrid, ayudó a crear el alfabeto cirílico y, junto a san Naum, propagó la alfabetización en Ohrid (la primera universidad eslava).

Bizancio y los eslavos compartían religión, pero no poder político. Se disputaron guerras crónicas entre Constantinopla y el expansionista Estado búlgaro de Car Simeon [893-927] y Car Samoil [997-1014]. Después de derrotar a los bizantinos, los búlgaros se hicieron fuertes en Prespa y Ohrid (Macedonia). Finalmente, el emperador bizantino Basilio II derrotó a Samoil en la batalla de Belasica (cerca de la actual Strumica, al este de Macedonia), en el año 1014, y Bizancio recuperó Macedonia.

Más adelante, la dinastía serbia de Nemanjic se expandió hasta Macedonia. Cuando el emperador Stefan Dušan [1331–1355] murió, el poder serbio disminuyó y llegaron los otomanos, que gobernaron hasta 1913. 

La regla otomana y la cuestión macedonia

Con los otomanos llegaron el islam y los colonos turcos. Skopie se convirtió en un centro comercial y se construyeron  mezquitas, hammams (baños turcos) y castillos. Sin embargo, los griegos aún ejercían un poder considerable. En 1767, Grecia provocó la abolición del arzobispado de Ohrid, después de 700 años. Los sacerdotes griegos abrieron escuelas y edificaron iglesias, provocando la animadversión de los autóctonos. Bulgaria y Serbia también se interesaron por Macedonia. De este modo, empezaron a trazarse las fronteras. 

En Macedonia, el nacionalismo étnico de Europa occidental colisionó con la organización civil de los otomanos por motivos religiosos (no por cuestiones étnicas). Las potencias europeas intervinieron después de la Guerra Ruso-Turca de 1877-1878, y el Tratado de San Stefano otorgó Macedonia a Bulgaria. Por temor a Rusia, las potencias occidentales revirtieron el acuerdo en el Tratado de Berlín, alimentando así 40 años de conflicto.
Aunque Macedonia seguía siendo otomana, la “cuestión macedonia” persistió. Varias potencias balcánicas patrocinaron a grupos revolucionarios. En 1893, se formó la Organización Revolucionaria Interna de Macedonia (Vnatrešna Makedonska Revolucionerna Organizacija, u ORIM). La ORIM se escindió entre los propagandistas de “Macedonia para los macedonios” y un ala probúlgara.

En la Revuelta de Ilinden (2 de agosto de 1903), los revolucionarios macedonios declararon en Kruševo la primera república  democrática de los Balcanes; pasaron solo 10 días antes de que los turcos la aplastaran. Aunque su líder, Goce Delčev, había muerto meses antes, se considera un héroe nacional macedonio. El levantamiento se conmemora en el Monumento a la Revuelta de Ilinden, en Kruševo. 

En 1912, la Liga Balcánica (Grecia, Serbia, Bulgaria y Montenegro) luchó contra Turquía en la I Guerra Balcánica, y  Macedonia fue el principal campo de batalla. Se expulsó a los turcos, pero una Bulgaria insatisfecha se volvió contra sus aliados en 1913 (II Guerra Balcánica). Derrotada, Bulgaria se alió con Alemania en la I Guerra Mundial, volvió a ocupar Macedonia y prolongó así el sufrimiento de sus habitantes.

Experiencia yugoslava

Cuando Bulgaria se retiró después de la I Guerra Mundial, el territorio macedonio se dividió entre Grecia y un nuevo reino de serbios, croatas y eslovenos (Reino de Yugoslavia). Belgrado prohibió el nombre y el idioma macedonio, y elementos descontentos de la ORIM colaboraron con los nacionalistas croatas en el asesinato del rey serbio Aleksandar en 1934.

Durante la II Guerra Mundial, los partisanos de Josip Broz Tito resistieron la ocupación búlgaro-alemana, y en 1945, se formó la república socialista de Yugoslavia, organizada en seis repúblicas populares, una de ellas, Macedonia. Algunos macedonios se unieron a los comunistas que luchaban contra los monárquicos en la guerra civil griega de 1946-1949. La derrota comunista obligó a miles de ciudadanos, muchos de ellos niños (conocidos como begalci, que significa “refugiados”), a huir de Grecia. 

Mientras formó parte de la República Yugoslava, Macedonia se desarrolló, y en 1952 se estableció la gramática macedonia. El terremoto de 1963 destruyó alrededor del 65% de Skopie y la ciudad fue reconstruida con donaciones yugoslavas e internacionales. La Iglesia ortodoxa macedonia se creó en 1967, bicentenario de la abolición del arzobispado de Ohrid.

Después de la independencia

En un referéndum de 1991, el 74% de los macedonios votaron por separarse, y Macedonia se convirtió en la única república yugoslava que se segregó de manera pacífica. Sin embargo, el ejército yugoslavo en retirada arrasó con todo, dejando el país indefenso. Los temores de Grecia de una invasión desde el norte parecían infundados para todos menos para los helenos. No obstante, Macedonia se vio obligada a cambiar su antigua bandera (roja con Sol de Vergina) y a aceptar el nombre provisional de Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) para apaciguar a Atenas y poder entrar a formar parte de la ONU en 1993. Cuando, en 1994, EE UU y otros seis países de la UE reconocieron la ARYM, el país heleno impuso un embargo económico.

Este embargo coincidió con guerras en otros antiguos estados yugoslavos y creó las condiciones ideales para el contrabando a gran escala de combustible y otros bienes. El período de “transición” de la década de 1990 creó una oligarquía político-comercial en medio de privatizaciones sombrías, quiebras deliberadas de empresas estatales y dudosos esquemas piramidales.

En 1999, durante la crisis de Kosovo y después del bombardeo de la OTAN a Serbia, Macedonia acogió a más de 400 000 refugiados albaneses procedentes de Kosovo. En el 2001 se creó el Ushtria Člirimtare Kombetare (UČK, Ejército de Liberación Nacional), que exigía la igualdad de derechos para la minoría étnica albanesa de Macedonia, y que llevó al país al borde de una guerra civil. El acuerdo marco de Ohrid, que puso fin al conflicto, otorgó derechos de lengua minoritaria y de símbolos nacionales a los albaneses, junto con un sistema de cuotas para la contratación en el sector público. 

Los macedonios vivieron el conflicto como una derrota humillante, y los albaneses, como el primer paso para la consolidación de una federación étnica. Las potencias extranjeras argumentan que esto puede ocurrir si Macedonia no llega a formar parte de la OTAN y la UE.

 

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