Con angostas calles pobladas por una animada mezcla de obreros, intelectuales, inmigrantes, prostitutas, jóvenes profesionales y gais, De Pijp es el barrio más espontáneo y creativo de Ámsterdam. Salvo el circuito de Heineken, no tiene muchos puntos de interés, pero está lleno de cafés y restaurantes de moda.

Lo mejor en un día

El brunch de Bakers & Roasters o el de Scandinavian Embassy es perfecto para empezar la jornada con energía. Luego se puede ir a recorrer las modernas tiendas del barrio, como Hutspot, de diseño neerlandés, o Kolifleur, de moda vintage.

Para comer, una hamburguesa de Butcher. Si no hay hambre tras el brunch, otra opción es pedir un café para llevar en Café de Groene Vlinder. Luego es hora de prepararse para la Heineken Experience, circuito multimedia donde el viajero será agitado, embotellado y ‘convertido’ en cerveza. A partir de media tarde, la degustación final se convierte en una happy hour.

La oferta para cenar es abrumadora, desde los bocados mediterráneos de Volt), bajo luces centelleantes, hasta las propuestas patrias en el jardín del Restaurant Elmar. Por la noche, nada mejor que ver un espectáculo en CC Muziekcafé o tomarse una cerveza casera en Brouwerij Troost o un vino ecológico en Glouglou).