Este barrio tranquilo y residencial posee algunos de los mejores restaurantes de Estocolmo, así como estupendos hoteles y dos galerías de arte en edificios imponentes. También tiene uno de los mejores ejemplos de arquitectura escandinava, la Stadsbiblioteket. Hay que darse una vuelta por el barrio, echar la siesta en un parque y pasar (el rato, como hacen los lugareños.
Para empezar el día, un café y una pasta en el céntrico y sencillo Konditori Ritorno. Luego, atravesando el parque, se va a Sven-Harrys Konstmuseum, donde las exposiciones temporales (y los cuadros de Strindberg) complementan el elegante diseño del edificio.
Se puede almorzar en el acogedor Vurma o, si no se tiene prisa, parar a tomar una pinta y comida típica sueca en la antigua cervecería Tennstopet. Luego se sigue por Odengatan para ver la biblioteca pública, la Stadsbiblioteket, diseñada por el famoso arquitecto Erik Gunnar Asplund.
Hay que subir hasta el impactante Bonniers Konsthall, del arquitecto Johan Celsing. Se podrán visitar sus salas repletas de arte hasta la hora de la cena. En este barrio abundan los buenos restaurantes. Si apetece probar la alta cocina sueca tradicional bien presentada y con un servicio de primera pero en un ambiente relajado, hay que ir al Tranan, predilecto de los autóctonos.