El paseo de la Reforma es una gran avenida que atraviesa las tres colonias más vibrantes de la capital: Chapultepec, Zona Rosa y Juárez. Los paseos domingueros de los capitalinos siempre desembocan en alguna de sus glorietas, entre palacios-fortalezas, casonas de estilo ecléctico, museos por doquier, bulevares de imitación francesa y "rascacielos" art déco.
Un desayuno exquisito en el café del Museo Tamayo dejará listo para caminar por los alrededores del Bosque de Chapultepec, uno de los pulmones de la ciudad y centro de reunión de las familias mexicanas. Hay que pasear por los senderos que llevan a la casa del Lago, al castillo de Chapultepec, la fuente de Nezahualcóyotl o el Museo Nacional de Historia. Si se prefiere pedalear, se puede rentar una ecobici y llegar hasta la plaza de El Ángel, donde el pionero del vegetarianismo chilango, el restaurante YUG, ofrecerá sus tesoros ecológicos.
Cruzando Insurgentes se puede pasear por la colonia Juárez, un barrio de antiguas casonas porfirianas que han quedado convertidas en extraños lugares, como el Museo de Cera y el Museo del Chocolate; teatros; bares únicos, como el Bar Milán, donde los bohemios locales pasan a desfogar sus neuras laborales; y cantinas tradicionales como Belmont.
Al atardecer, una buena opción es disfrutar de los espectáculos en el Auditorio Nacional/Lunario. Después se puede rematar la noche cenando en el Au Pied de Cochon, abierto 24 h, donde, según los sibaritas, lo mejor se ofrece al amanecer.