El corazón del viejo Hamburgo, el casco antiguo, está repleto de preciosas fachadas, altas iglesias y un magnífico ayuntamiento. También cuenta con restaurantes fantásticos para todos los bolsillos, buenas tiendas y bares excelentes. No hay mucha oferta de alojamiento, pero es una zona por la que se pasará una y otra vez.
Se puede empezar el día desayunando en el Café Paris y paseando junto al río mientras la ciudad se despierta. Para verlo todo se necesitará casi toda la jornada: la Rathaus, la Hamburger Kunsthalle, la Chilehaus, el Chocoversum y la Mahnmal St.-Nikolai. Hay que dejar esta última para el final y combinarla con un paseo, un café y una comida en Deichstrasse. Y se recomienda terminar en el puerto interior a última hora de la tarde o a primera hora de la noche, cuando la zona se llena de gente que vuelve a casa.