El majestuoso y extenso Vedado es el antaño famoso barrio dominado por la mafia. Durante el idilio de 50 años de Cuba con EE UU, fue el núcleo comercial de La Habana, y en muchos aspectos lo sigue siendo. Aun así, hoy la vida nocturna es menos sórdida, los casinos se han convertido en discotecas y los hoteles parecen más bien reliquias históricas que templos del lujo.
Un buen punto de orientación es la esquina de las calles 23 y L, junto al Hotel Habana Libre. Tras consultar la programación del cine Yara y saborear un helado en el Coppelia, se impone familiarizarse con el ambiente erudito de la Universidad de La Habana y visitar el Museo Napoleónico, situado enfrente.
Una vez obtenidas provisiones en Waoo Snack Bar, es hora de conocer la famosa zona de los hoteles, presidida por el emblemático Hotel Nacional. Se cruza la atractiva y arbolada calle 17, que divide en dos el barrio, para ver la majestuosa avenida de los Presidentes y el Museo de Artes Decorativas, aún más regio. Tras echar un vistazo a las sesiones matinales del Submarino Amarillo y hacerse una foto en el parque Lennon, se impone acudir a la Necrópolis Cristóbal Colón, auténtica visita obligada, en especial hacia la puesta de sol (última entrada 17.00).
Después de saborear una cena de fusión en Versus 1900, se sube al Chill Out, bar de azotea de acertado nombre. Un cóctel servirá para abrir boca antes de poner rumbo al oeste para gozar de una magnífica velada en la Fábrica de Arte Cubano.