Historia de Jamaica

La historia de Jamaica se forjó durante el apogeo del imperialismo occidental. Las conquistas, el azúcar y la esclavitud convirtieron la isla en la colonia más rica de Gran Bretaña, mientras que la resistencia interna ayudó a moldear una identidad nacional que condujo a la reforma y a la senda hacia la independencia. La pasión y la perseverancia todavía hacen que muchos jamaicanos trabajen por un futuro más próspero.

Xaymaca

Mucho antes de la entrada en escena de Cristóbal Colón, el Caribe ya había sido colonizado por tribus procedentes de Sudamérica, especialmente arahuacos y taínos que fueron los primeros que ocuparon Xaymaca (“tierra de madera y agua”), como la llamaron, hacia el 700-800 d.C.

Los taínos eran agricultores y marineros, vivían en grandes cacicazgos y trabajaban como alfareros, talladores, tejedores y constructores de barcos. Adoraban varios dioses representados por zemes (ídolos de humanos o animales), que creían que controlaban la lluvia, el sol, el viento y los huracanes.

Fabricaban ropa con algodón o fibras de corteza, además de joyas con huesos, conchas y oro obtenido de los ríos. Si bien son pocos los objetos taínos que han perdurado, los cultivos que dejaron fueron revolucionarios: tabaco, boniatos, yuca y piña, entre otros.

Colón y el asentamiento español

Colón desembarcó en la bahía de Santa Gloria (hoy St Ann) en 1494, en su segundo viaje al Nuevo Mundo, y mantuvo su primer contacto con los taínos en la costa de Discovery Bay. Aunque no se quedó, reclamó la isla para España y la bautizó como Santa Jago.

En 1503 Colón regresó a la isla pero sus mal mantenidos buques se hundieron. El navegante y su tripulación pasaron casi un año a la deriva y sufrieron enfermedades y desnutrición. Al final, dos oficiales remaron 240 km hasta La Española para movilizar una expedición de rescate.

Jamaica pasó a ser propiedad privada de Colón y, cuando este murió en 1506, su hijo Diego nombró un gobernador que fundó una capital llamada Nueva Sevilla, cerca de la actual Ocho Ríos.

Solo tres décadas después de su primer encuentro con los europeos, el número de taínos se redujo drásticamente a causa de las nuevas enfermedades y el trabajo forzado necesario para obtener oro. A resultas de ello, los españoles empezaron a importar esclavos africanos.

En 1534 se fundó en la costa sur el nuevo asentamiento de Villa de la Vega (hoy Spanish Town), pero España se hallaba muy ocupada con las inmensas riquezas procedentes de sus nuevas posesiones en México y Perú, y Jamaica languidecía como mero puesto de aprovisionamiento de barcos que navegaban entre España y Centroamérica.

Invasión inglesa

El 10 de mayo de 1655 una expedición de 38 barcos desembarcó con 8000 soldados en una Jamaica débilmente protegida en el marco del “Gran Diseño Occidental” de Oliver Cromwell, destinado a destruir el monopolio comercial español y acumular posesiones británicas en el Caribe.

Los británicos tuvieron que luchar contra los lealistas españoles y los cimarrones o esclavos fugitivos. La guerra de guerrillas duró varios años hasta que las últimas fuerzas españolas cayeron finalmente en la Batalla de Río Bueno (fuera de Ocho Ríos) en 1660.

Hacia 1662 ya había 4000 colonos británicos en la isla, incluidos delincuentes exiliados, además de escoceses y galeses empobrecidos que llegaban como mano de obra forzada. Port Royal, enfrente de la bahía desde Spanish Town, se convirtió en la capital de la isla y, poco a poco, empezó a desarrollarse una economía comercial viable.

La era de los bucaneros

Durante el s. xvii, Gran Bretaña estuvo continuamente en guerra con Francia, España o los Países Bajos. Los ingleses patrocinaban bucaneros para capturar buques enemigos, saquear sus asentamientos y llenar las arcas de Cromwell. Estos bucaneros se convirtieron en la Cofradía de los Hermanos de la Costa, una fuerza dedicada a una vida de piratería temida en todas las Antillas.

En 1664 el gobernador de Jamaica, sir Thomas Modyford, invitó a la Hermandad a defender la isla, y estableció su base en Port Royal, que en una década pasó a ser la ciudad más grande de Jamaica, además de un templo de iniquidad y prosperidad.

Cuando Inglaterra y España firmaron por fin la paz, los días de los piratas estaban contados. El 7 de junio de 1692 un enorme terremoto sacudió Port Royal hasta derrumbarla. Más de 2000 personas murieron y los supervivientes se trasladaron a la recién fundada Kingston, en la creencia de que el terremoto había sido un castigo divino ante tanta laxitud.

Azúcar y esclavitud

Los europeos habían desarrollado durante años un paladar por lo dulce, y el azúcar, cultivado por esclavos africanos, contribuyó a que Jamaica se convirtiese en la colonia más próspera de Gran Bretaña y en el motor de la Revolución Industrial en Londres.

Los colonos levantaban casas al estilo georgiano y llevaban una vida de indolencia. Los ausentes propietarios formaron el potente grupo de presión del azúcar en Londres. Fueron muchos los que se entregaron a la bebida y que mantuvieron relaciones sexuales con esclavos. Algunos de los llamados “free coloreds” (mestizos) fueron liberados, investidos de ciertos derechos y enviados a estudiar a Inglaterra.

Las plantaciones hacían las veces de campo de cultivo y de refinerías de azúcar. La melaza de la caña de azúcar se convertía en ron barato destinado a la exportación. El trabajo era agotador y los propietarios de las plantaciones no dudaban en recurrir a la violencia para atemorizar a sus esclavos.

La mayoría de los esclavos trabajaban en plantaciones; otros eran personal de servicio doméstico. Durante su escaso tiempo libre cultivaban sus diminutos huertos y podían vender productos en el mercado. En algún que otro caso llegaron a ahorrar lo suficiente como para comprar su libertad. En 1800 la población de esclavos (300 000) superaba a la de ciudadanos libres en una proporción de 20 a uno.

Resistencia de los cimarrones

Los colonos temían que los esclavos se rebelaran. El primer levantamiento de importancia tuvo lugar en 1690 en la parroquia de Clarendon, cuando esclavos fugitivos se unieron a los descendientes de esclavos liberados por los españoles en dos poderosos bandos llamados cimarrones. Los cimarrones de Windward (barlovento) vivían en las remotas Blue Mountains, mientras que los de Leeward (sotavento) colonizaron el casi impenetrable Cockpit Country. Ambos bandos saqueaban plantaciones y atraían a esclavos fugitivos.

Las tropas coloniales lucharon en prolongadas campañas contra los cimarrones, encabezados por Nanny en las Blue Mountains y por Cudjoe en el Cockpit Country. Pero las boscosas montañas eran poco indicadas para las típicas tácticas militares británicas, lo contrario que para la guerra de guerrillas ejercida por los cimarrones. Con todo, tras una década de dura lucha, los ingleses se alzaron con la victoria.

En marzo de 1739, los ingleses firmaron un tratado de paz con Cudjoe, que concedía a los cimarrones más de 600 Ha de tierra a cambio de que estos persiguieran a los esclavos fugitivos, los devolvieran a las plantaciones y colaboraran con los ingleses en sofocar las revueltas. Un año más tarde, los cimarrones de las Blue Mountains (ahora liderados por Quao) firmaron un acuerdo similar. A día de hoy, los cimarrones todavía gozan de cierto estatus de autogobierno.

Revuelta y reforma

Tras una larga campaña de abolicionistas como Thomas Clarkson y William Wilberforce, Gran Bretaña prohibió el tráfico de esclavos en 1807, sin alterar por ello la propia institución de la esclavitud.

La Rebelión de Navidad de 1831 dio una especial importancia al debate abolicionista. Inspirados por ‘Daddy’ Sam Sharpe, un eslavo culto y predicador laico, unos 20 000 esclavos saquearon plantaciones y asesinaron a sus dueños. El levantamiento fue violentamente sofocado y 400 insurrectos fueron colgados. La brutalidad de la respuesta reforzó la cuestión del abolicionismo. En 1834, el Parlamento británico finalmente aprobó la abolición de la esclavitud, con la consiguiente emancipación de los esclavos de todo el imperio.

Pero la transición de una economía esclavista a otra basada en el trabajo remunerado sembró el caos. La mayoría de los antiguos esclavos rechazaron los sueldos de subsistencia y optaron por valérselas por sí mismos. La desesperación por las condiciones y la injusticia culminó en la Rebelión de Morant Bay de 1865.

Isla bananera

En 1866 un patrón de barco llamado George Busch llegó a Jamaica y cargó centenares de espigas de plátano, que transportó a Boston y vendió, lo que reportó pingües beneficios. Busch no tardó en regresar a Port Antonio, donde animó a la producción con el desarrollo de un próspero negocio de exportación. Le siguió en el oeste el capitán Lorenzo Dow Baker, que creó la United Fruit Company. En una década el comercio del plátano estaba en pleno auge, y alcanzó su apogeo en 1927, con la exportación de 21 millones de espigas.

Para contribuir a pagar el pasaje al sur de Jamaica, los comerciantes de plátanos promovían las virtudes de la isla y aceptaban pasajeros. Ese fue el origen de la industria turística de la isla.

Alumbramiento de una nación

Durante la Gran Depresión de la década de 1930, las ventas de azúcar y bananas cayeron en picado. En 1938 se desataron huelgas y disturbios y, de todo ese clamor, surgió el carismático líder sindical Alexander Bustamante y su Bustamante Industrial Trade Union. Ese mismo año, su primo Norman Manley fundó el Partido Nacional del Pueblo (PNP), el primer partido político de Jamaica.

Cada uno por su lado hizo campaña por las reformas económicas y políticas. No contento con el activismo sindical, en 1943 Bustamante creó el Partido Laborista de Jamaica (JLP, en sus siglas en inglés).

Un año más tarde, una nueva Constitución concedió el sufragio universal, y las primeras elecciones dieron la victoria al JLP de Bustamante. Aunque Jamaica flirteó brevemente con la recién formada Federación de Colonias Británicas de las Indias Occidentales, el 6 de agosto de 1962 el país obtuvo su independencia y la Union Jack fue sustituida por la nueva bandera de Jamaica: negra (por su gente), verde (por la tierra) y dorada (por el sol).

La era Manley-Seaga

El legado de Bustamante y Manley ha dominado la política post-independencia. Michael, el hijo de Manley, guió al PNP hacia la socialdemocracia a mediados de la década de 1970. Su política fiscal para financiar servicios sociales desalentó la inversión extranjera y provocó la huida generalizada del capital, lo que enfrentó a facciones opuestas que se entregaron a la guerra urbana abierta antes de las elecciones de 1976. En medio de un polémico Estado de emergencia, el PNP obtuvo la victoria por un amplio margen.

Hostil al giro socialista del país, EE UU retiró su ayuda y supuestamente planeó derrocar el Gobierno de Jamaica. La economía (en particular el turismo) sufrió una fuerte caída. La violencia entre el JLP y el PNP fue en aumento hasta la consecución de un alto el fuego celebrado en el famoso concierto “One Love” en abril de 1978, cuando Bob Marley hizo que Manley y Edward Seaga del JLP se dieran la mano en señal de unidad. A pesar de ello, casi 800 personas fueron asesinadas en la antesala de las elecciones de 1980, ganadas por Seaga, quien abrió la puerta al libre mercado y al Fondo Monetario Internacional, convirtiéndose en firme aliado de la administración Reagan.

Las elecciones relativamente pacíficas de 1989 devolvieron al poder a un Manley convertido en “realista tradicional” y, al retirarse en 1992, entregó las riendas a su segundo, Percival James Patterson, el primer jamaicano de raza negra en ocupar el puesto de primer ministro.

Los años del PNP

Liderado por Patterson, el PNP ganó los comicios de 1993 y 1997. En la primavera de 1999 se desataron disturbios por todo el país a raíz del anuncio del Gobierno de un aumento del 30% en el impuesto sobre la gasolina. Kingston y Montego Bay fueron las ciudades que más sufrieron. Después de tres días de incendios y saqueos, el Gobierno anuló el impuesto.

Durante los preparativos para las elecciones del 2002, la violencia en West Kingston alcanzó nuevas cotas. Bandas criminales lucharon por controlar terreno electoral y aprovecharse de la manga ancha que una victoria en las urnas genera en Jamaica. Grupos políticos rivales convirtieron el barrio en una zona de guerra, lo que obligó a los vecinos a huir y al cierre de escuelas, negocios e incluso del Kingston Public Hospital.

En el 2004 el huracán Iván golpeó Jamaica de camino a las islas Caimán, con destrozos generalizados. Edward Seaga, jefe de la oposición por el JLP, se retiró después de más de tres décadas en la política. Dos años más tarde dimitió el primer ministro Patterson, y dio paso a Portia Simpson-Miller. ‘Mama P’ fue inicialmente popular entre las masas pero 18 años de mandato del PNP habían generado descontento con el partido entre los votantes. En las elecciones del 2007, Bruce Golding del JLP se hizo con la victoria, con la asunción de altos índices de delincuencia y de analfabetismo así como problemas causados por la deforestación y un urbanismo desaforado.

De Dudus a la actualidad

La política y la delincuencia de las bandas organizadas llegaron a su clímax en el 2009, cuando EE UU exigió la extradición de Christopher ‘Dudus’ Coke, el jefe del gueto de Tivoli Gardens y uno de los hombres más poderosos de Jamaica por supuesto tráfico de armas y drogas. En mayo del 2010 una fuerza de policías y militares llevaron a cabo una polémica incursión en Tivoli, con el resultado de 74 muertos. El propio Dudus permaneció en paradero desconocido durante un mes antes de ser detenido. Actualmente cumple una condena de 23 años de cárcel en EE UU.

En el 2011 Portia Simpson-Miller volvió a ser elegida primera ministra de un gobierno que miraba a China a la par que a EE UU, recurriendo a la consolidada comunidad china de Jamaica para conseguir mayores inversiones de Pekín. En el 2013 el Gobierno tuvo que solicitar préstamos de reestructuración al FMI. Aunque la economía empezó a estabilizarse, en el 2016 los votantes consideraron que era momento de cambiar, y Andrew Holness del JLP se convirtió en primer ministro.

 

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