En pleno bosque nuboso, entre Quito y la costa del Pacífico, se halla este agradable pueblo de merecida fama. Aunque Mindo ya no sea un lugar ignoto y poco frecuentado, mantiene sus dos principales reclamos: observar aves y hacer excursionismo. La biodiversidad es tan rica que permite a los amantes de los pájaros pasarse días viendo especies diferentes, mientras los excursionistas gozan de las cascadas, el denso bosque nuboso y los altos acantilados.