Su clima fiable garantiza unas vacaciones de playa perfectas todo el año. Esta aldea costera es una parada obligada si se quiere surcar las olas, y alberga una agradable comunidad de surfistas y sosegados viajeros con rastas. Es fácil encontrar lugareños dispuestos a dar clases a quienes no teman los embates de las olas y tragar algo de agua salada. Aunque no se tenga intención de encaramarse a una ola furiosa, sentarse en la playa a mirar las proezas de otros, con una puesta de sol impresionante de fondo, no es un mal plan.