Para asomarse a las praderas de Mongolia Interior y a sus templos esotéricos, ruinas imperiales y tierras fronterizas con Rusia, hay que dirigirse hacia Mongolia.
Tras hacer turismo, comer y beber en Beijing, hay que tomar un tren a Hohhot, en Mongolia Interior. Si se llega a finales de julio, se coincidirá con la celebración del Naadam en Gegentala, al norte. Se visitan las lamaserías y templos de Hohhot y se hace una excursión a las praderas de las afueras para conocer este magnífico paisaje de Mongolia Interior. De Hohhot salen trenes directos a la capital mongola, Ulán Bator. Una ruta alternativa para ir a Mongolia es viajar en autobús de Hohhot a Zhènglánqí y Shàngdū –donde se encontraba el célebre palacio de Xanadú de Kublai Kan– y luego continuar hasta Hǎilā’ěr, en el norte de Mongolia Interior, hacia la frontera con Mongolia y Rusia. Las praderas situadas en el exterior de Hǎilā’ěr son una maravilla; hay que pasar la noche en una yurta bajo las estrellas. Quienes se dirijan a Rusia pueden entrar al país por la cercana ciudad fronteriza de Mǎnzhōulǐ. La alternativa es tomar un avión a Choibalsan, en el este de Mongolia.