Lo más parecido que tiene Corea a una máquina del tiempo es la aldea tradicional Hahoe, una experiencia fascinante para cualquiera que quiera hacerse una idea de cómo era Corea –sus imágenes, sensaciones, sonidos y olores– antes de que el s. XX cambiara el país para siempre. Aquí viven más de 200 personas que conservan las costumbres tradicionales e incluso invitan a los forasteros a pasar la noche en sus minbak (casas particulares con cuartos para alquilar). En el corazón de la aldea se levanta un antiguo árbol del espíritu, escenario de rituales y oraciones.