Pese a ser más conocida por sus curanderos y santeros, la verdadera magia de esta isla de las Bisayas se halla en sus 72 km de carretera litoral. Se puede recorrer en moto y descubrir playas de arena blanca, iglesias centenarias, enigmáticas higueras de Bengala y pozas naturales llenas de peces; adentrarse en el interior para explorar las cuevas, y darse un baño en una catarata, antes de volver a la costa. Se aconseja llevar equipo de buceo y dinero en efectivo, y no preocuparse más que de comer marisco.