12 meses, 12 viajes: 1 para cada mes del año

Hogmanay, Edimburgo, Escocia
John Lord - Flickr

Citas anuales imprescindibles para la agenda del viajero

Hay días en los que uno lo daría todo por estar en un lugar muy concreto del planeta, concretamente en alguno en que se viva un espectáculo único, un festival extraordinario o un acontecimiento cultural original. Son grandes eventos que hay que apuntarse en la agenda para proponerse ir, al menos una vez en la vida. La Epifanía (Tinkat) en Lalibela, el desfile de kimonos de Tokio, la migración de los búfalos en Masai Mara, o el Día de San Patricio en Dublín son algunas de estas citas imprescindibles. 

Enero, 18: Timkat, la Epifania etíope

(Baños de Fasilidas, Gondar)

El Timkat se celebra entre el 18 y el 20 de enero y es el festival más colorido de Etiopía. Conmemora el bautismo de Jesús en el Jordán y se celebra en todo el país, aunque su versión más espectacular tiene lugar en Gondar, la antigua capital. La víspera del Timkat se llevan los tabots (réplicas del Arca de la Alianza) de las iglesias hasta los baños de Fasilidas. Por la noche, sacerdotes y fieles participan en una vigilia alrededor de los tabots. A la mañana siguiente, el 19 de enero, la multitud se congrega alrededor del agua, que se bendice y se rocía sobre la gente para renovar sus votos bautismales. Luego los tabots se devuelven a las iglesias en una procesión acompañada de cantos y bailes. Una visión única en el Timkat es la de los fieles saltando al agua de los baños para un ‘bautismo’ por inmersión.

Conocida como la “Camelot de África”, Gondar es muy sugerente. Tanto la ciudadela de Fasil Ghebi como la iglesia de Debre Berhan Selassie, con 104 querubines en el techo y muchas pinturas, son Patrimonio Mundial. Se puede volar hasta Gondar desde Adís Abeba; en autobús se tardan dos días. 

Febrero: Carnaval en los canales

(Venecia, Italia)

Durante 17 días, desde dos viernes antes del Miércoles de Ceniza hasta el Martes de Carnaval, se celebra el extravagante Carnaval de Venecia, la fiesta barroca de disfraces más famosa del mundo. El Carnaval se celebra como mínimo desde el siglo XV, cuando asociaciones privadas organizaban bailes de máscaras y el ocio incluía hostigar toros y disparar perros vivos con cañones.

En el siglo XVIII el Carnaval de Venecia llegó a durar dos meses, y luego cayó en declive y hasta dejó de celebrarse cuando Mussolini prohibió las máscaras. Se restableció en 1979 y pronto recuperó su sitio entre las mejores fiestas del mundo.

La inauguración oficial es el sábado, cuando una procesión con máscaras sale de la plaza de San Marcos sobre las 16.00. Entre lo mejor del Carnaval se incluyen el Baile del Dux y un desfile de barcas y góndolas decoradas por el Gran Canal. Hay muchas actividades aparte de los eventos principales. Artistas callejeros llenan las plazas y a veces se instala una pista de patinaje en el Campo San Polo. Solo hay que comprar una máscara y empaparse del espíritu carnavalesco. 

Marzo, 17: brindar con San Patricio

(Dublín, Irlanda)

 © Sebastian Dooris - www.flickr.com/photos/sebastiandooris/2344516737 

Allí donde haya un plastic paddy hay una fiesta de San Patricio con cerveza verde, blarney (mucha labia) y craic (diversión). Pero la forma más auténtica de celebrar el día del patrón de Irlanda es en la capital del país, Dublín. La madre de todos los festivales irlandeses reúne a cientos de miles de personas por las calles y locales del centro, dispuestas a ‘honrar’ al santo que, supuestamente, erradicó las serpientes de Irlanda. Hay teatro, ferias y un festival de música, además del famoso desfile del día de San Patricio el 17 de marzo para completar las celebraciones. El desfile empieza al mediodía, en Parnell Sq, para bajar por O’Connell St, pasar por College Green y terminar –cómo no– en la catedral de San Patricio. Para verlo bien se pueden comprar tiques para sentarse en las gradas.

Si el desfile no interesa, se puede ir a la zona de bares y restaurantes de Temple Bar, que es otra forma tradicional de pasar el día de San Patricio. También es buena idea participar en un circuito por la fábrica de cerveza Guinness de la ciudad. 

Abril, 4-7: celebrar la primavera en el Hanshi y el Qingming

(China, por todo el país)

 Qingming © Scott Edmunds - www.flickr.com/photos/30557460@N05/17143755867 

En China hay dos festivales que marcan el inicio de la primavera. Hace buen tiempo, los cielos suelen ser de color azul y se pueden ver los dos festivales por el precio de uno: el Qingming (día de la limpieza de tumbas) y el Hanshi (festival de la comida fría) se han combinado con el paso de los años.

Primero llega el Hanshi, con más de mil años de historia, que debe su origen al gesto de un hombre, Jie Zitui, que se cortó un trozo de pierna para poder alimentar a su señor hambriento que había sido condenado al exilio. Después este quiso recompensarlo, pero al incendiar la montaña donde Jie se había retirado, lo mató. El señor proclamó el Hanshi, un día en el que solo se puede comer comida fría.

Hoy en día la celebración combinada tiene dos pautas principales. Las familias dedican un rato a limpiar las tumbas de los parientes fallecidos, a dejarles ofrendas de comida y bebida, a brindar por los difuntos y a quemar papeles que parecen dinero. Después disfrutan de la primavera paseando por el campo y viendo el despertar de las flores tras el invierno.

También es muy popular hacer volar cometas, de día y de noche. Al anochecer las cometas van adornadas con farolillos encendidos y la cuerda se corta para que salgan volando, llevándose dolencias y pesares e invocando a la buena suerte. 

Mayo, 15: ver la carrera de santos de la Corsa dei Ceri, el Día de San Ubaldo

(Gubbio, Umbría, Italia)

Pocos festivales italianos pueden hacerle sombra a la centenaria Corsa dei Ceri de Gubbio, una carrera en conmemoración del santo patrón de la ciudad, san Ubaldo. Celebrada desde el siglo XII, es una competición de proporciones épicas.

Tres equipos compiten por las calles de la ciudad y las empinadas laderas del monte Ingino hasta la basílica de San Ubaldo, donde descansa el cuerpo del santo. Cada equipo acarrea el llamado cero (cirio), que en realidad es un pilar de madera de 4 m y unos 400 kg con una estatua de uno de los tres santos “rivales” (Ubaldo, Jorge y Antonio).

La carrera empieza a las 18.00 con la bendición del obispo y luego los equipos corren por la ciudad y suben hasta la basílica, situada 300 m por encima. Los ceraioli (portadores del cirio) visten los colores del santo que acarrean: amarillo para Ubaldo, azul para Jorge y negro para Antonio. Al final siempre gana san Ubaldo; al fin y al cabo es su día. 

Junio, 24: asistir al Inti Raymi

(Sacsayhuamán, Cuzco, Perú)

 © McKay Savage - www.flickr.com/photos/mckaysavage/7625304144 

Esta ceremonia en honor a Inti, el dios Sol, solía implicar sacrificios masivos de llamas en un sangriento ritual también dedicado a Pachamama, esposa de Inti y diosa de la fertilidad. Actualmente no hay sacrificios e incluso hay cómodas sillas para los turistas.

El festival anual del Inti Raymi recrea tradiciones que existen desde 500 años antes del apogeo del Imperio inca, cuando era la ceremonia más importante de Cuzco, por aquel entonces la capital. El Inti Raymi celebraba el Nuevo Año inca y el solsticio de invierno, cuando el Sol estaba más alejado de este lado de la Tierra y había que venerar a Inti.

Actualmente, la ceremonia tiene lugar en las misteriosas ruinas de piedra de Sacsayhuamán, a las afueras de Cuzco. El actor que hace de Sapa Inca, el emperador, es transportado en andas doradas hasta la estructura en lo alto de la colina. Las andas son una réplica de las originales, que pesaban 60 kg. Desde el Qorikancha, el templo del Sol, la procesión serpentea por las calles de la ciudad, llenas de flores, música y oraciones, y mujeres con escobas espantan a los espíritus malignos. Al llegar a Sacsayhuamán hay discursos en quechua y se lleva a cabo el falso sacrificio. El sumo sacerdote sostiene en alto un corazón para Pachamama y lee el futuro en las manchas de sangre. Cuando el sol se pone, se encienden hogueras y la procesión regresa a Cuzco. 

Julio, 17: admirar el Gion Matsuri

(Kioto, Japón)

 © Stéfan - www.flickr.com/photos/st3f4n/2769823215 

A los extranjeros les fascina la cultura japonesa, y el polifacético desfile de kimonos de Kioto no va a ser una excepción. La procesión de caravanas yamaboko del 17 de julio rememora una ocasión del año 869 en la cual 66 dignatarios, uno por cada provincia japonesa, marcharon por Kioto para suplicar a Gozu Tenno, dios de las plagas, que diera un respiro a la ciudad.

Hacen falta 40 personas para mover esos templos portátiles rodantes. Durante tres mañanas a partir del 10 de julio se puede ver cómo se construyen con enormes bloques tallados, algunos de los cuales superan las 10 toneladas. Después se purifican en el río y empieza la gran celebración en Kioto. Hay representaciones devocionales, incluida una con bailarines vestidos de garzas. Grupos de chicas de rostro blanco pasean por las calles con sus zuecos de madera y sus yukata (kimonos de verano) y las residencias del barrio comercial abren sus puertas para mostrar los telares japoneses en sus espacios originales.

Pero la estrella del desfile es chigo, un niño que monta el yamakobo principal vestido con ropajes sintoístas y una corona con un ave fénix dorado, que debe pasar semanas de purificación para prepararse.

El Gion Matsuri dura todo julio pero alcanza su máximo esplendor a mitad del mes. Aunque en Kioto, capital del país hasta 1868, hay mucho por ver; tiene cientos de templos y jardines. 

Julio, 2 y agosto, 16: animar en Il Palio

(Il Campo, Siena, Toscana)

El faccionalismo italiano alcanza su máxima expresión en Il Palio, una carrera de caballos montados a pelo que dura 90 segundos. Durante el corto trayecto por la Piazza Il Campo, los jinetes pueden hacer casi de todo a sus oponentes; el caballo ganador suele cruzar la meta sin jinete.

El evento realza el orgullo municipal sienés, ya que cada caballo representa uno de los 17 contrade (distritos) de la ciudad y todos quieren ganar el victorioso estandarte del palio. Los caballos se bendicen en las iglesias de los contrade y los competidores se inscriben acompañados de desfiles medievales. Antes de la carrera se ondean las banderas de cada contrade. 

Septiembre, último viernes: correr la Espartatlón

(De Atenas a Esparta)

Las maratones conmemoran la carrera del griego Filípides desde Maratón hasta Atenas en la Antigua Grecia para anunciar la victoria sobre los persas. Pero ¿cuántas maratones hacen honor a su carrera original, de Atenas a Esparta, para conseguir ayuda para esa misma batalla? Solo esta.

Esta ultramaratón anual empieza en Atenas, la capital griega, y sigue un trazado de 245 km que se cree que refleja lo mejor posible la ruta de Filípides. Empieza a los pies de la Acrópolis a las 7.00, normalmente el último viernes de septiembre. Luego, sale de la capital y se dirige hacia la costa y Corinto.

En su punto más alto, el recorrido se eleva hasta los 1200 m cuando cruza el monte Partenio. Aquí es donde, según la leyenda, Filípides se encontró con Pan, el antiguo dios de los pastores, los rebaños y los montes. Con el persistente calor estival, actualmente lo más probable es que los corredores se encuentren con una fatiga extrema.

A lo largo de la agotadora ruta hay 75 puntos de control, cada uno con un tiempo de corte para los rezagados. El tiempo de corte final es de 36 horas, aunque el récord de la carrera, en poder de Yiannis Kouros, está en unas increíbles 20:25:00. Es una carrera durísima y la gente de Esparta acude en masa a la meta, frente a la estatua del rey Leónidas, para recibir a todos los exhaustos atletas como héroes. 

Octubre-noviembre, desde mediados de octubre a noviembre: ver la gran migración

(Masai Mara, Kenia)

 © James H - www.flickr.com/photos/jameshammond/8732132809 

Quizá no haya otro gran animal con la fama del búfalo cafre: un macho de 850 kg que mide 1,7 m hasta el lomo y puede zarandear un todoterreno. Los machos solitarios pueden ser muy peligrosos: incluso ciego o herido, un búfalo puede sobrevivir durante años gracias a su tamaño y belicosidad. Pero, con la llegada de las lluvias a mediados de octubre, los búfalos del Masai Mara empiezan a formar grandes manadas entre la hierba que crece abundantemente. Durante esta época están bastante inactivos y pastan dócilmente.

Los búfalos son muy sociables y forman grandes grupos no territoriales de hasta 1500 individuos si hay comida. En esta época las hembras en celo atraen la atención de los machos, que intentan mostrar su dominancia moviéndose en círculo, pateando el suelo, destrozando arbustos y, a veces, peleándose entre ellos.

Una bonita época para visitar el Masai Mara es cuando las llanuras reverdecen tras las primeras lluvias. Entonces, las enormes manadas de ñus, cebras y gacelas se dirigen al sur hacia el Serengueti y hay mucha agitación en todas partes. 

Noviembre, 1 y 2: honrar a los muertos

(Oaxaca, México)

En México la muerte tiene un enfoque optimista. Con creencias heredadas de los aztecas, los mexicanos creen que sus difuntos rondan por el Mictlan, una ‘sala de espera’ espiritual, y mientras estén allí pueden regresar a sus casas.

Las familias hacen sus preparativos para que los espíritus encuentren el camino de vuelta con un arco de flores de cempasúchil, de color amarillo brillante, y un altar lleno de ofrendas: flores, velas, tamales y también pan de muertos, hecho con yemas de huevo, fruta y tequila, y adornado con un símbolo de la muerte. El clímax de la celebración se da en el cementerio donde la gente dedica un día entero a limpiar las tumbas y a decorarlas con velas y flores, organizar picnics y bailar al son de los mariachis. Las calles se llenan de esqueletos de papel maché con vestidos y sombreros.

Es un día que se celebra por todo el país, sobre todo en el sur de México, donde la cultura indígena está más presente. A Mixquic la llaman “la ciudad de los muertos” por su procesión, que pasa por santuarios dedicados a los difuntos. En Oaxaca hay circuitos por los cementerios. 

Diciembre-enero, 29 de diciembre-1 de enero: celebrar Hogmanay

(Edimburgo, Escocia)

Para los escoceses el Año Nuevo siempre ha sido una celebración más importante que Navidad, y casi han convencido al mundo entero de ello gracias a la gran fiesta de Hogmanay, que tiene lugar en Edimburgo y que atrae a 250 000 ‘fiesteros’.

Las celebraciones de Hogmanay comienzan el 29 de diciembre con una procesión libre: la gente desfila con antorchas por la Milla Real hasta Carlton Hill, donde arderá un barco vikingo. El 30 de diciembre, la Night Afore, hay un sinfín de conciertos en directo.

Pero Hogmanay estalla en Nochevieja, cuando el centro de Edimburgo se convierte en una gigantesca fiesta callejera. Hay conciertos por las calles pero también se pueden comprar entradas para eventos como el baile Hoog o el Concert in the Gardens, que tiene lugar bajo el castillo.

El día de Año Nuevo es día de excentricidades en Edimburgo, con eventos como Dogmanay, carreras de trineos de perros por Holyrood Park, o Loony Dook, con cientos de bañistas disfrazados que se lanzan a las gélidas aguas del río Forth.

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