Con paisajes tallados por las rocas, encantadores faros, cultura bien conservada y un índice cero de delincuencia, Batanes, en Filipinas, son un universo aparte. Puede que sea la provincia más pequeña del país, pero su impresionante paisaje de ondulantes colinas y paisajes marinos deja al visitante con la sensación de ser insignificante y profundamente conectado con el mundo.
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✩ Lo mejor para ciclistas, excursionistas y exploradores solitarios
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Islas Batanes en bicicleta
Las Batanes incluyen tres islas principales habitadas: Batán, Sabtang e Itbayat, así como otras islas deshabitadas más pequeñas. A diferencia de lo que sucede en las ciudades bulliciosas, aquí el tiempo fluye lentamente. No hay necesidad de apresurarse y sienta bien demorarse. Como el transporte público es limitado, los circuitos en furgoneta o triciclo ofrecen la mayor comodidad, pero los viajeros amantes de la bicicleta pueden descubrir los puntos de interés por cuenta propia. Cada curva de las carreteras bien asfaltadas que bordean la costa conduce a paisajes etéreos de tierras de pastoreo e infinitas aguas azules, pero es mejor sumergirse en el esplendor natural lo más lentamente posible.
Estrecho de Luzón en Batanes, Filipinas ©CJ Capati/Shutterstock
Lo mejor es alquilar una bicicleta nada más llegar a la capital, Basco. Primero, un corto trayecto lleva al faro de Basco, en Naidi Hills, con maravillosas vistas del monte Iraya. A continuación, se recorre la rocosa costa de Chadpidan Boulder Beach. Conviene llevarse el almuerzo y mucha agua en el segundo día de ruta por las carreteras al norte y sur de Batán, visitando faros, iglesias, hermosos pueblos de pesca, playas y miradores por todo Basco, Ivana, Uyugan y Mahatao. También se pueden embarcar las bicis en una faluwa (barca tradicional) para explorar la isla de Sabtang, en busca de las casas de piedra construidas por los indígenas ivatan (diseñadas para soportar las severas condiciones ambientales) y remotos pueblos pesqueros en una excursión de medio día o una estancia con pernoctación.
Faro de Basco y Monte Iraya de la ciudad de Basco. ©Joseph Oropel/Shutterstock
Contagiarse del ritmo deliciosamente lento de la vida isleña
Los paisajes terrestres y marinos protegidos de Batanes figuran en la lista preliminar del Patrimonio Mundial de la Unesco por sus características naturales únicas, desde acantilados tallados por el mar a prístinas playas de arena blanca. Esta es también la única zona de Filipinas donde todavía hay casas de piedra tradicionales. La cultura del pueblo ivatan, que habita Batanes desde hace miles de años, se conserva magníficamente gracias al aislamiento de la isla del resto del país.
Recorrer Batanes en bici puede que no sea la ruta más larga en términos de kilómetros, pero el trayecto, la lejanía y la belleza indómita dejarán una huella imborrable que perdurará más allá de la estancia.
Colinas verdes en Batanes. ©Wirestock Creators/Shutterstock
Momento memorable
Tierra, mar y aire se unen en una perfección fotogénica en Racuh a Payaman (alias Marlboro Country) en la isla de Batán. Desde lo alto de los vastos pastos donde pacen vacas y caballos salvajes, las vistas de las ondulantes colinas y las costas accidentadas frente al océano Pacífico son espectaculares. Conviene dedicar tiempo a asimilarlo todo.
