Cada domingo en El Alto, las Cholitas luchadoras transforman el cuadrilátero en un escenario de empoderamiento, historia y espectáculo. Vestidas con polleras, bombines y trenzas, estas mujeres aymaras y quechuas desafían con acrobacias y llaves no solo a sus rivales, sino también a siglos de desigualdad. Inspiradas en la lucha libre mexicana, han hecho suyo el ring como espacio de resistencia y orgullo. Asistir a un combate es sumergirse en una rebelión vibrante, donde la cultura indígena se celebra con cada salto, cada ovación y cada gesto de fuerza compartida.
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✩ Ideal para amantes de la cultura indígena
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Lucha, identidad y empoderamiento
Cada domingo por la noche, en El Alto —una ciudad vecina de La Paz tradicionalmente habitada por migrantes indígenas— miles de personas se reúnen para ver algo más que un espectáculo: asisten a una rebelión llena de fuerza, historia y orgullo. Allí, las Cholitas luchadoras, mujeres aymaras y quechuas vestidas con sus características polleras anchas, trenzas largas y bombines, toman el cuadrilátero para enfrentarse entre sí y desafiar siglos de opresión.
Inspiradas en la lucha libre mexicana, estas mujeres han hecho suyo el ring, no solo como espacio de entretenimiento, sino como un símbolo de empoderamiento femenino y resistencia cultural. Lo que comenzó en los años 60 como una lucha por derechos civiles y mejores condiciones de vida, ha evolucionado en un fenómeno que celebra la autonomía y la fuerza de las mujeres indígenas, tradicionalmente marginadas por una sociedad patriarcal.
Hoy, el cuadrilátero es su territorio de independencia: de los hombres, de las expectativas como esposas o madres, y de la vida marcada por las desigualdades. Mientras los hombres trabajaban en la ciudad, fueron ellas quienes moldearon los barrios de El Alto, construyendo comunidad con sus manos callosas, a cambio de arroz, leche en polvo o trigo. Hoy también lideran los mercados, las plazas, las escuelas y los negocios de la ciudad.

Cholitas con vestidos tradicionales bailando en un festival. ©Noradoa /Shutterstock
El espectáculo de las Cholitas voladoras
Y por supuesto, lideran el ring. Vestidas con sus trajes tradicionales y con las cabezas bien altas, se lanzan unas contra otras en combates tan acrobáticos como teatrales. Suben por las cuerdas, vuelan por el escenario como heroínas con superpoderes, ejecutan llaves, saltos y empujones... y lo hacen con una precisión que quita el aliento. De ahí su nombre: Cholitas voladoras.
Pero el espectáculo no se queda en el ring. Si vas, consigue un asiento en primera fila y una cerveza; serás parte del show. Las luchadoras interactúan con el público, y no es raro que acabes bailando entre la multitud antes de que empiece el combate. Una vez comienza, prepárate: las Cholitas saltan, se abofetean, se tiran de las trenzas, y el árbitro suele ponerse de parte de las "villanas", provocando risas y abucheos. Las peleas a menudo se desbordan hacia el público, donde vuelan palomitas, bebidas... y alguna que otra lata de cerveza estrellada en la cabeza de una contrincante.

Cholitas combatiendo en el ring. ©sunsinger/Shutterstock
Momento memorable
Las mujeres se estrellan latas de cerveza casi llenas en la cabeza, empapando todo (y a todos) a su alrededor. Palomitas y bebidas vuelan por el aire, mientras los fans de primera fila ríen o se agachan para esquivar. A los locales les encanta participar también, devolviendo la cerveza a las “villanas” del ring sin contenerse. — Brian Kluepfel