Bansko, una pequeña ciudad entre los majestuosos picos de los montes Pirin de Bulgaria, es un popular destino de esquí desde hace décadas. Pero, en los últimos años, este pintoresco pueblo se ha convertido en un lugar que atrae a muchos teletrabajadores. Ahora figura en el mapa como uno de los mejores destinos para nómadas digitales, y atrae a adictos a la adrenalina y a profesionales independientes de distintos ámbitos. Por ello, su imagen está cambiando rápidamente de un centro turístico invernal a un atractivo paraíso vacacional y laboral todo el año.
Imprescindible
- Subir al pico Vihren para ver el amanecer del 1 de julio como parte de la celebración de July Morning.
- Desayunar 'banitsa', una pasta tradicional con queso, en la panadería Samun.
- Disfrutar del invierno en Bansko y esquiar de diciembre a abril.
- Apoyar una iniciativa local en The Art of Irina; las pinturas satíricas de esta artista de Bansko son un recuerdo único del viaje.
Aprovechar el momento
La magia de Bansko radica en parte en su ambiente relajado y ahora multicultural. La unida y acogedora comunidad de expatriados, nómadas internacionales y búlgaros integra rápidamente a los recién llegados. Resulta más fácil y rápido entablar buenas relaciones en este lugar que en cualquier gran ciudad del mundo.
La influencia internacional ha hecho que en los últimos años hayan surgido muchos lugares nuevos: locales de cerveza artesanal, cafeterías acogedoras y panaderías modernas. Con su bajo coste de la vida, clima excepcional, entorno natural y animada vida social, Bansko es sin duda una opción mejor que otros destinos más conocidos.
Paisaje nevado de Bansko. Nataliya Nazarova/Shutterstock ©
Pese al ambiente cosmopolita y la reciente fama, aún tienen lugar celebraciones tradicionales búlgaras. En enero los famosos Kukeri desfilan por la ciudad con sus elaborados trajes. El 14 de febrero los lugareños celebran el Día del Vino en lugar de San Valentín, y muchas bodegas de la zona abren sus puertas a los visitantes. En marzo se verán pulseras rojas y blancas a la venta por todas partes; se cree que traen salud y buena suerte. Y durante los festejos de Pascua, en mayo, los lugareños pintan y 'pelean' con huevos duros.
Las tradiciones también se conservan en la cocina. En una mehana (taberna) se sirven recetas antiguas con productos de origen local en un ambiente genuino. Algunos de los platos más célebres de la región son kapama (repollo agrio y carne), banski starets (salchicha) y chomlek (ternera y patatas).
Mehana (taberna) tradicional. Nataliya Nazarova/Shutterstock ©
Ciudad pequeña, mucha diversión
No hay que dejarse engañar por el tamaño de Bansko; aunque sea una ciudad pequeña, ofrece muchas actividades y eventos durante todo el año. Desde ciclismo de montaña, snowboard y esquí hasta excursionismo y montañismo, este lugar es una delicia para los amantes del aire libre. Y los vecinos lo saben. El municipio lleva años organizando eventos y festivales centrados en la montaña para hacer de la ciudad un destino de todo el año.
El Bansko Film Fest reúne a montañeros de renombre y a cineastas de aventuras independientes para mostrar sus trabajos. Por su parte, el Bansko Jazz Festival, un evento al aire libre, atrae a músicos y aficionados al jazz de todo el mundo. Un festival de ópera al aire libre, otro de rock y muchas otras actividades culturales completan el calendario festivo.
Vista de casas y los montes Pirin en verano. Nataliya Nazarova/Shutterstock ©
El auge del nomadismo digital en la ciudad llevó a la creación de una celebración muy particular, el Bansko Nomad Fest, que dura una semana y reúne a cientos de trabajadores autónomos, profesionales que trabajan a distancia y emprendedores para celebrar este estilo de vida y compartir sus experiencias. Es uno de los eventos de este tipo más importantes del mundo y programa interesantes talleres, conferencias inspiradoras, eventos de networking, viajes de aventura y mucho más.
Encanto local
Bansko atesora una larga historia como destino de expatriados, pero su verdadero atractivo reside en los vecinos. Tras romper su reserva inicial, surge la esencia de la hospitalidad búlgara. Y no hay que olvidar que es solo una de las maravillas de la región de los Balcanes. La ciudad puede ser el primer capítulo del viaje, una invitación a descubrir mucha más belleza allende sus grandes encantos.