Quetzaltenango (Guatemala)

Escrito por
Ray Bartlett

18 Agosto 2025
2 min de lectura
© Ingo Bartussek/Shutterstock
Catedral del Espíritu Santo de Quetzaltenango, Guatemala

La mayoría de la gente que viaja a Guatemala se dirige directamente a Antigua o al lago Atitlán, pero un poco más al oeste está Quetzaltenango (también llamado Xela), una fascinante y rica ciudad que apenas recibe visitantes, a pesar de sus majestuosas plazas, avenidas sugerentes y tranquilos cafés y bares. En Xela, los amantes de la buena comida encontrarán de todo, desde alta cocina a pringosa comida callejera. 

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Una ciudad, dos identidades 

Que esta ciudad tenga dos nombres suele confundir a la gente, pero no se trata de dos lugares distintos. El motivo de este cisma se remonta a la época de la conquista española, quienes llamaban a este lugar Quetzaltenango, el nombre de la ciudad en idioma náhuatl que usaban sus aliados tlaxcaltecas. Xelajú (abreviado Xela) es el nombre maya original; ahora se usan ambos indistintamente.

Esta dualidad es más que una metáfora. Forma parte de lo que hace tan especial esta ciudad, perceptible por todas partes: arquitectura antigua y moderna conviven con catedrales hispanas dominando monumentos mayas. Esta yuxtaposición forma parte del tejido de Xela.

Los sibaritas encontrarán buena comida en cada esquina. Desde tostadas de aguacate y un excelente cafe latte (u otras bebidas de espresso) en Xelapan, una panadería cerca del parque Centro America, a despilfarro en el restaurante Tertulianos, con cocina de fusión italiana y guatemalteca servida en un hermoso edificio histórico. Hay que probar la especialidad de la casa, un jamón ibérico curado durante 36 meses; o una de sus fondues de especialidad, que incluyen desde gambas a chiles chipotles o solomillo y champiñones cremini.

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Quiosco en el Parque Central de Quetzaltenango, ©Fernanda Reyes/Shutterstock

Explorar más allá de Xela

La ciudad es un buen trampolín desde donde explorar el resto del país, con sencillas excursiones de un día a muchas maravillas poco convencionales. Una curiosa iglesia de color amarillo chillón en San Andrés Xecul parece hecha de plastilina por un niño. Se puede subir al escarpado volcán de Cerro Quemado donde se reúnen las congregaciones de la Iglesia evangélica entre las rocas, esparciendo ofrendas de flores y escuchando sermones por los altavoces. Que la religión cristiana se fusione con las creencias indígenas puede parecer una contradicción, pero tiene sentido en una región que es un crisol de culturas desde tiempos inmemoriales.

Los que la visiten durante las vacaciones navideñas querrán ver el Festival de Venado, una tradición muy fotogénica. Durante este festival maya, bailarines enmascarados vestidos de monos o venados desfilan por las calles, eligiendo a espectadores concretos entre la muchedumbre para bailar. 

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San Andrés Xecul ©EC Hans/Shutterstock

Después, una procesión con una pesada imagen de Jesucristo recorre las calles, acompañada por una banda de música. Las vistas, los sonidos y los trajes lo convierten en un festival único.

No te vayas sin…

Pasar el rato mirando a la gente en el parque Centro America, con su hermosa rotonda de columnas dedicada a Rafael Álvarez Ovalle, compositor del himno nacional de Guatemala. Las mujeres vestidas con el traje típico tradicional esperan para trenzar el pelo de los visitantes, mientras los niños juegan al fútbol. Por la noche, las parejas de enamorados llenan los bancos.

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