Taipéi, modernidad y tradición a partes iguales
Esta ciudad se merece una pausada exploración: en ella, senderistas y ciclistas disfrutan de microclimas de día y de buenos restaurantes y bares por la noche. La capital de Taiwán es un festín urbano que dejará ahíto al viajero.
Muchos monumentos, dioses de todo tipo
Con 300 años de historia, la moderna Taipéi es dinámica pero no acelerada, y muestra una armónica mixtura de influencias chinas, japonesas, indígenas y occidentales, de modernidad y tradición.
En Taipéi hay muchos templos. La ciudad es heredera del crisol de religiones y tradiciones chinas, del budismo al taoísmo y confucionismo, y de un nebuloso elenco de deidades del culto popular. Sus templos reflejan esa diversidad, con preciosos ejemplos de tejado de cola de golondrina como el templo Longshan o el monasterio Nung Chan.
Esta mentalidad integradora se extiende a otros ámbitos de la vida urbana. Taipéi está entre las metrópolis con mejor índice de inclusión espacial del mundo, por sus viviendas relativamente asequibles y su acceso a la atención médica. Y mucho antes de que Taiwán se convirtiera en el primer lugar de Asia en legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, en el 2019, Taipéi ya era la ciudad más permisiva con la comunidad LGTBIQ+ del continente.
Lo bueno, en envase pequeño
La isla de Taiwán es relativamente pequeña, pero tiene una naturaleza espectacular y una meteorología diversa. El clima va de subtropical a subártico, con zonas de vegetación que abarcan desde la costera a la alpina. Dos terceras partes de la isla son montañosas, con muchos picos de más de 3000 m. La misma Taipéi acoge el precioso Parque Nacional de Yangmingshan, con caminos para senderistas y ciclistas y 20 volcanes. Aunque están inactivos, la actividad geotermal desprende un intenso olor y crea manantiales naturales, ideales para desentumecer los músculos.
Hay que ir con hambre
Los capitalinos son exigentes y están obsesionados con la seguridad y sabor de los alimentos, de modo que hasta en los establecimientos más humildes las cartas destacan el origen de sus viandas.
En los famosos mercados nocturnos hay muchos puestos que llevan generaciones especializándose en los mismos platos. En la mayoría de ellos suele haber músicos callejeros, vendedores ambulantes y juegos de lanzamiento de anillas que convierten estos bazares en mucho más que una simple experiencia culinaria.