Cómo volar hasta las ruinas mayas

Mujeres en el lago Atitlán, Guatemala
María San Martín García

10 experiencias imprescindibles en Guatemala

Los mayas han pasado a la historia como grandes astrónomos. El cielo fue su inspiración para crear un sofisticado calendario y un sistema de cálculo muy avanzado, y las estrellas, el sol y la luna estuvieron muy presentes en su vida cotidiana, en su cosmogonía y en su forma de interpretar el mundo. Si viajamos a Guatemala, estos son 10 imprescindibles rincones y experiencias para mirar al cielo, inspirarnos para nuestro encuentro con la cultura maya y dejarnos seducir por una misteriosa civilización.

1. Ver amanecer desde el volcán de Tajamulco

Los numerosos viajeros que se acercan a Quetzaltenango (uno de los grandes destinos de las Tierras Altas occidentales) deberían acercarse a Xela desde donde parten muchas apasionantes excursiones y ascensiones, como la que lleva hasta el volcán Tajamulco (4220 m), 50 km al noroeste, el punto más alto de Centroamérica. Es un estimulante viaje de un largo día desde la ciudad o de dos días con una noche de acampada en la montaña. Incluye cinco horas de ascensión desde el punto de partida, Tuhichán (2 ½ h en autobús desde Xela). 

2. Una puesta de sol en Monterrico

En la costa del Pacífico, en los alrededores de Monterrico, la vida lleva un ritmo muy distinto al del resto del país. Aquí el aire es caluroso y tropical e invita a descansar tumbado en una hamaca, y cuando el tiempo es despejado, a contemplar los volcanes que se alzan en la lejanía.

Monterrico es una ciudad costera: la playa es impresionante, con violentas olas rompiendo contra la negra arena volcánica. Detrás de la localidad hay una extensa zona de manglares pantanosos y canales que forman parte del canal de Chiquimulilla, de 190 km de longitud. Monterrico es una escapada excelente desde Antigua o Ciudad de Guatemala. 

3. Las fiestas de la luna llena en San Pedro La Laguna

Al pie del volcán del mismo nombre, San Pedro es uno de los pueblos más visitados del lago Atitlán, tanto por su magnífica ubicación como por los precios de sus alojamientos y su ambiente cosmopolita. Aquí se pueden disfrutar de placeres simples como malabaristas con fuego, tambores africanos, clases de pintura o excursiones al volcán. También puede optarse sencillamente por relajarse en piscinas de agua caliente o tumbarse en una hamaca.

En la colina San Pedro se lleva un ritmo de vida más tradicional. Ataviados con trajes indígenas, los pedranos (como se llama a los lugareños) se reúnen en los alrededores del mercado, recogen café en las laderas del volcán y lo extienden para que se seque en unas amplias plataformas a principios de la estación seca. 

4. Contemplar las estrellas desde El Mirador, en la selva de El Petén

Sepultada en la zona más lejana de la selva de El Petén, sólo 7 km al sur de la frontera mexicana, esta metrópolis del preclásico tardío contiene el mayor conjunto de edificios de todos los yacimientos mayas. Entre ellos se encuentran La Danta, que es la mayor pirámide del mundo maya, El Tigre, que mide 55 m de altura, y otros templos. Juntos presentan el peculiar estilo “en tríada” con tres pirámides que coronan una gran base dominada por la del medio.

En El Mirador hay cientos de edificios, aunque solo se ha excavado la superficie. Hay que usar la imaginación para ver en todo su esplendor esta ciudad maya que seguramente fue la mayor de la era preclásica. 

5. Admirar la puesta de sol sobre el lago Petén Itzá en Flores

La isla de Flores tiene un aire mediterráneo con sus casas cubistas que desde una céntrica plaza descienden hasta las aguas del lago Petén Itzá. En la orilla es posible relajarse con el ruido de las olas y la brisa que hace susurrar a las hojas de los milenarios árboles. Una carretera elevada comunica Flores con Santa Elena, situada a orillas del lago, que luego se funde con la hogareña comunidad de San Benito. Las tres localidades forman un gran núcleo llamado Flores. Aquí los hotelitos y restaurantes se suceden en las calles, muchos con azoteas con vistas al lago, mientras que en Santa Elena están los bancos, los supermercados y los autobuses. 

6. Caminar por el volcán Santa María bajo la luna llena

Otros magníficos volcanes que pueden alcanzarse en la zona de Quetzaltenango son el de Santa María (3772 m), que se eleva majestuoso al sur de la ciudad, y el activo volcán Santiaguito (2488 m), en la ladera suroeste de Santa María. Si se sale pronto, pueden culminarse en dos largas mañanas desde Xela, aunque el duro y resbaladizo sendero solo está recomendado para excursionistas experimentados. La excursión empieza en el pueblo de Llanos del Pinal, 5 km al sur de Xela (5 GTQ en autobús), desde el que hay 4 o 5 horas hasta la cima del Santa María. Acercarse demasiado al Santiaguito es peligroso, así que normalmente la gente lo contempla desde un punto a hora y media de Llanos del Pinal. 

7. Alinear los chacras a la luz de las estrellas en una pirámide de San Marcos La Laguna

San Marcos está considerado como uno de los pueblos más bonitos del lago Atitlán, y se divide en dos comunidades que convergen bajo las frondosas ceibas de la plaza principal. Se ha convertido en un imán para los viajeros que creen que el lugar posee una energía espiritual propicia para practicar la meditación, terapias holísticas, masaje, reiki y otras actividades espirituales. Es un buen lugar para relajarse y alejarse del ajetreo diario por un tiempo. Frente al San Marcos Holistic Center hay un panel con mucha información sobre celebraciones y alojamientos. 

8. Bañarse a la luz de la luna en Quetzaltenango

Al igual que su nombre, Quetzaltenango es una ciudad grande, a la que los lugareños llaman cariñosamente Xela. Es la segunda ciudad del país, situada en las Tierras Altas occidentales, ordenada, limpia, segura y con una buena selección de hoteles y restaurantes pero sin perder su identidad. Se trata de una buena base desde la que acometer una serie de excursiones espectaculares por los alrededores, como la ascensión a la cumbre del volcán Tajumulco (el punto más alto de Centroamérica) y la excursión de tres días al lago Atitlán. Las experiencias en Atitlán son siempre algo muy especial. ¿Por qué no probar a bañarse a la luz de la luna? 

9. Ver amanecer desde Templo IV, en Tikal

Lo más sorprendente de Tikal son sus templos de lados pronunciados, que se elevan más de 44 m de altura. Pero Tikal es distinto de los grandes yacimientos mayas, porque se adentra bastante en la selva. El rico y margoso aroma de la tierra y la vegetación, la paz que se respira y los ruidos de los animales, contribuyen a crear esta experiencia que no se vive en otros yacimientos mayas. Se puede realizar una excursión de un día a Tikal, pero si se pasa la noche se le saca más partido, porque así se visitan las ruinas dos veces y se puede estar a última hora de la tarde y primera de la mañana, cuando la vida salvaje es más activa. 

10. Escuchar jazz en el Sunset Café de Panajachel, a la puesta de sol

Panajachel es el lugar más activo junto al lago Atitlán. Su calle más turística se llama Santander y en uno de sus extremos está el Sunset Café, un lugar al aire libre único por sus fabulosas vistas al lago. Su bar, con música en directo por la noche, permite disfrutar de fantasmagóricas puestas de sol sobre el volcán.

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