De ruta montañera por Macedonia del Norte, el placer de lo remoto

Texto por
Alex Crevar, autor de Lonely Planet
Montañas Šar, Macedonia del Norte
EmilEn4ev_Shutterstock

Recorriendo la Macedonia del Norte más inexplorada

Para los exploradores y viajeros amantes de la aventura que nunca han pisado este territorio ignoto de Macedonia del Norte, una excursión por esta serie de picos y macizos encadenados (que incluye las montañas Šar, Bistra y Jablanica) es una de las mejores e inesperadas experiencias montañeras que ofrece el continente; pero incluso para los jinetes del grupo –todos ellos viven en los Balcanes y conocen bien la topografía de la región– esta ruta suponía un desafío. 

Nuestro campamento en el monte Šar, Macedonia del Norte

Nuestro campamento en el monte Šar, con vistas al Titov Vrv (2748 m) © Aleksandar Donev / Lonely Planet

 

A las 3:30 del quinto día de expedición por el límite montañoso occidental de Macedonia del Norte cambiamos los bastones de senderismo por riendas y caballos para partir en busca de una cima más. Los frontales iluminan el vapor de nuestro aliento, mezclado con el humo inquieto de los cigarrillos de liar.

Abandonamos Galičnik, un pueblo escondido en las estribaciones del macizo de Bistra, y empezamos a avanzar lentamente, en fila india, sobre las rocas, a lo largo de siete oscuros kilómetros con un desnivel positivo de casi 1000 m, rumbo a la cima del monte Medenica.

 

A caballo por el macizo de Bistra, Macedonia del Norte

A caballo por el macizo de Bistra © Cortesía de Novagenus

 

A lo largo de ocho días, íbamos a recorrer (y galopar) por territorios que comienzan en el noroeste de Macedonia del Norte, cruzaríamos la frontera con Kosovo, y después viraríamos hacia el sur a lo largo de la frontera con Albania. Nuestra travesía cruza un parque nacional e incluye visitas a iglesias ortodoxas con siglos de antigüedad y a un monasterio construido por san Clemente hace más de 1000 años.

Nos alojábamos en cabañas agazapadas en las laderas de las colinas y amanecíamos con el gélido rocío matinal pegado a nuestras tiendas. Tomábamos café de hornillo compartiendo conversaciones con los lugareños sobre un sinfín de temas, desde política hasta la esquilada de ovejas, y observábamos atentos como esos mismos lugareños movían sus dedos gruesos y gastados de trabajar sobre mapas sucios para explicarnos cómo antaño las montañas delimitaban los confines de Yugoslavia.

La travesía terminaría a orillas del ancestral lago Ohrid, un lago tectónico con 300 m de profundidad y una extensión de más de 34 km, protegido por la Unesco.

 

De camino a los montes Šar, Macedonia del Norte

De camino a los montes Šar, con el puerto de montaña de Vrtop y Kobilica (2528 m) al fondo © Aleksandar Donev / Lonely Planet

 

Sin embargo, en este momento, todavía vamos trotando tras nuestro guía, Vasko Velickovski, fundador de Sherpa, un operador con sede en Galičnik especializado en circuitos a caballo. Nos detenemos en la cima, los caballos se impacientan y a nosotros nos duele ya el trasero. Son las 5:30 y un cielo despejado se va dibujando mientras el sol aparece por el horizonte y arropa con sus rayos una extensión que brilla con el rocío matinal.

Mirando hacia el norte puedo trazar el itinerario de los últimos días. La primera mitad de nuestra ruta la protagonizaba una línea montañosa que serpentea a lo largo de los montes Šar y que alberga más de 30 lagos glaciales y unas 200 variedades de plantas endémicas, además de osos pardos, linces y gamuzas.

La ruta –que también es un tramo de la mega ruta de la Vía Dinárica que recorre los Balcanes de Eslovenia a Macedonia del Norte– es como un eslalon entre los picos más inspiradores del país.

 

Comida tradicional, Macedonia del Norte

Comida tradicional © agrofrut / Shutterstock

 

Aleksandar Donev, el lugareño organizador de nuestra travesía, trota un poco y sitúa su caballo junto al mío mientras yo contemplo el laberinto de cimas sinuosas, intentando descifrar los sitios por donde hemos pasado. “La belleza de esta ruta y de este país es que tienes una cantidad increíble de actividades, cultura y gastronomía en un territorio muy compacto”, exclama Donev.

Su polifacética empresa, con sede en Skopje, se llama Mustseedonia, diseña rutas a medida y promueve el turismo responsable a lo largo y ancho de un país que es un poco más pequeño que Galicia. “Esto hace de Macedonia un destino ideal para visitar, porque tienes, a la vez, paisajes prístinos y la oportunidad de aprender un poco de historia con una ruta que visita las raíces de la antigua Europa. Me gusta que nos estemos dando cuenta ahora, porque vamos a tener que luchar para mantenerlo así”. 

 

El lago glacial Karanikola visto desde el pico Karanikola, Macedonia del Norte

El lago glacial Karanikola visto desde el pico Karanikola (2409 m) © Aleksandar Donev / Lonely Planet

 

A lo lejos podía reseguir ese paisaje prístino hasta el comienzo de nuestra ruta en los montes Šar: el monte Ljuboten, de 2498 m y forma de pirámide. Allí pasamos la noche en Villa Ljuboten, una cabaña que sirve de campamento base y donde disfrutamos de una cena a base de salchichas, filetes, tomates rollizos y berenjenas asadas, todo ello amontonado en cuencos y bandejas de cerámica.

Bebemos vasos de rakija (el schnapps local) casero y planeamos nuestra siguiente ruta hacia el sur; una excursión que pasa por el Titov Vrv, de 2748 m, el punto más elevado del macizo de Šar. Después abandonamos el macizo y nos encaramamos a la cima del colosal monte Korab, de 2764 m, el pico más alto del país, que se alza como un faro sobre Macedonia del Norte y Albania. Y seguidamente nos adentramos entre los más de 730 km2 de espesos pinares protegidos que forman el Parque Nacional Mavrovo y acunan su famoso lago, repleto de truchas. 

 

Subiendo al monte Plat, Macedonia del Norte

Subiendo al monte Plat (2398 m) © KRISTINA MLADENOVA / Shutterstock

 

“Una de las razones por las que adoro el montañismo es esta zona, porque estás entre las nubes y pisas algunos de los picos más altos de los Balcanes”, me explica la montañera y guía Uta Ibrahimi, propietaria de la agencia con sede en Kosovo Butterfly Outdoor Adventure, mientras llegamos a la cima del Korab. “Solo tienes que recorrer los picos que hay entre tres países –a 2500 m de altitud– y permanecer allí… contemplando el hermoso mundo que queda ahí debajo durante días y días”.

Cuando llegamos al rancho Sherpa de Galičnik, el sol ya está al otro lado del horizonte. Nos sentimos agotados y sucios, pero enseguida nos recuperamos con la cena. El aroma de los pimientos picantes verdes, rojos y amarillos asados en la cocina de leña se extiende por todo el corral. Cuñas de queso tierno blanco y cazuelas con un hojaldre salado llamado burek nos esperan en una mesa de madera tosca. Nos sentamos y brindamos con los vasos llenos de un rakija fuerte y de color ámbar.

 

El rancho Sherpa de Galičnik, Macedonia del Norte

El rancho Sherpa de Galičnik © Cortesía de Novagenus

 

“Aquí la riqueza de lo sencillo es espléndida”, afirma Thierry Joubert, director de Green Visions, una empresa de turismo de aventura con sede en Bosnia. “Tienes todo lo que necesitas, y eso es más que suficiente. Quizá ese espíritu y esa sensación son resultado de lo remoto de estas montañas; o quizá sea por el carácter de su gente. Todo lo que sé es que, cuando practicas montañismo en Macedonia del Norte acabas formando parte del entorno y te sientes realmente satisfecho”.

 

 

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