Octubre en 5 destinos europeos
El otoño es una época del año marcada por el color ocre y por el clima, ya que todavía no hace demasiado frío en varios países de Europa. Aquí van 5 propuestas para disfrutar del mes de octubre, desde el buceo en las aguas cálidas de Gozo hasta la contemplación de cielos oscuros en Exmoor, pasando por los festejos balcánicos de Belgrado.
1. Letonia y la naturaleza en otoño
© Dmitrijs Mihejevs / Shutterstock
Hay que darse prisa, el clima aún no es báltico en los países bálticos. Octubre es la última oportunidad para pasear por los maravillosos lugares agrestes de Letonia en un clima cálido. Los días son bastante largos, los vientos invernales no han llegado y los colores otoñales están en su mejor momento.
En el Parque Nacional de Gauja hay castillos medievales y canales brumosos frente a un mar de árboles dorados; abundan las rutas de senderismo, desde paseos cortos para observar las hojas hasta rutas largas junto al río Gauja. Otra opción es ir al Parque Nacional de Kemeri y calzarse unas botas para pasear por los pantanos; la observación de aves es fabulosa. Ambos parques están a poca distancia de la capital, Riga, cuyo hermoso casco antiguo, Patrimonio de la Unesco, siempre merece una visita. A mitad de mes, en la Restaurant Week de Riga, varios restaurantes ofrecen menús creativos a precios bajos, donde emplean la abundancia de setas, bayas, pescado y caza propia del otoño.
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Plan de viaje:
Hay trenes de Riga a Kemeri (unos 50 min); el parque queda a 3 km de la estación de Kemeri. La línea ferroviaria Riga-Valka atraviesa el Parque Nacional de Gauja, con paradas en puntos de acceso como Sigulda (1¼ h) y Cēsis (2 h). Las tarifas son económicas.
Se puede navegar por el río Gauja, en barca o piragua, cuando no está helado.
2. Belgrado, Serbia, y los festejos al estilo balcánico del mes de octubre
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Nada de Nueva York; Belgrado, la capital serbia, es la ciudad que nunca duerme. Todas las noches son viernes, una actitud de búsqueda de diversión que surge de la Guerra de los Balcanes de la década de 1990, cuando los lugareños recurrieron a tocar melodías y al hedonismo para animarse. Octubre vive el cambio de la temporada de discotecas de verano a invierno, y se pasa de los splavovi (clubes flotantes en los ríos de Belgrado) a los locales del centro. Hay para todos los gustos: house, techno, turbo-folk, R’n’B, pop, rock, trance, jazz... Si ninguno apetece, octubre también acoge el BEMUS, el Festival de Música de Belgrado.
El evento musical más antiguo de Serbia (data de 1969) programa las mejores interpretaciones de música clásica. De día se puede pasear por la fortaleza de Belgrado, la Stari Grad (ciudad vieja) y la orilla del Danubio; admirar obras de arte en el Museo Nacional; explorar el barrio creativo regenerado de Savamala, y tener una dosis de historia en el Museo de Yugoslavia y el mausoleo del mariscal Tito.
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Plan de viaje:
Si se van dos o tres días a Belgrado, el centro se puede conocer a pie, pero hay que subir al icónico tranvía nº 2, de construcción checoslovaca, que realiza un circuito de 8 km por el casco antiguo y pasa por algunos de los barrios más interesantes.
Búsquense kafanas, cafeterías o tabernas tradicionales que sirven comida y bebida desde primera hora hasta tarde.
Ruta por Belgrado: tras los pasos del mariscal Tito
3. Sur de Cerdeña, Italia, y el baño en un mar cálido (y precios bajos)
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Una visita a Cerdeña en octubre, cuando las máximas aún alcanzan los 20°C y el Mediterráneo está templado, brinda buenos precios y relax. El sur es unos grados más caliente que el norte, y la capital, Cagliari, ofrece un vivo contraste con los lugares de playa casi en estado de hibernación. El Cagliari medieval merece unos días para ver las iglesias, las torres pisanas y el museo de arqueología, y descansar en hermosas plazas.
Luego se aborda la carretera litoral al este, y se visitan calas sin turistas: Villasimius, Costa Rei y Ogliastra son una belleza. Tierra adentro, el Monte dei Sette Fratelli es un paraíso de madroños, encinas, jabalíes y pistas de senderismo. Más al norte se halla el Nuraghe Su Naraxi en Barumini, uno de los pueblos de piedra nurágicos prehistóricos más grandes de la isla. Al oeste de Cagliari se visitan las ruinas fenicias de Nora antes de tumbarse en las deslumbrantes playas de la Costa del Sud.
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Plan de viaje:
Se vuela a Cagliari, se alquila un coche y se explora la zona durante una semana.
Un desvío al norte de Barumini lleva al pueblo de montaña de Aritzo y su Sagra delle Castagne (Festival de la Castaña; finales de octubre).
4. Exmoor, Inglaterra, y la observación de cielos rutilantes en otoño
© Dan James / Flickr
Los páramos montañosos de Exmoor son sobrenaturales en otoño. El mar es cálido, el brezo y el tojo están en flor y los árboles encendidos, y los cielos son divinos. En el 2011, Exmoor fue nombrada la primera Reserva Internacional del Cielo Oscuro de Europa por sus bajos niveles de contaminación lumínica y su compromiso de mantenerla. En el parque nacional, y sobre todo en la zona central del cielo oscuro, que incluye Holdstone Hill, County Gate y Wimbleball Lake, la contemplación de estrellas es una de las mejores del país.
En las noches despejadas y sin luna se ve fácilmente el resplandor de la Vía Láctea. En otoño se celebra el Exmoor Dark Skies Festival (mediados octubre-principios noviembre), un evento astronómico con sesiones de planetario y expediciones de realidad virtual al sistema solar, talleres de astrofotografía y caminatas nocturnas guiadas. En un safari al anochecer, además de observar constelaciones, es posible oír los bramidos de los ciervos que buscan pareja. El festival no solo coincide con la época de celo, sino también con el momento álgido de la lluvia de meteoritos de las Oriónidas (20-23 octubre).
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Plan de viaje:
Los autobuses cruzan Exmoor entre Dulverton y Minehead, y recorren la costa entre Minehead y Barnstaple.
Hay Dark Skies Pocket Guides gratis en los centros del parque nacional. Se alquilan telescopios.
5. Gozo, Malta, y el buceo en aguas aún cálidas
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El mejor sitio para bucear de Europa son las aguas de Malta, en concreto las pequeñas islas de Gozo y Comino. El buceo es variado y colorido: desde inmersiones en arrecifes poco profundos hasta descensos profundos y técnicos; solo Gozo tiene más de 80 puntos para bucear. La visibilidad es magnífica, 20-70 m, y la topografía submarina es espectacular, con cuevas, chimeneas, pasajes, paredes y pecios para explorar.
El mar todavía es cálido (unos 23°C), y las tormentas de invierno aún no han aparecido. Los principiantes pueden aprender en las muchas escuelas de buceo, y los expertos pueden intentar inmersiones exigentes, como Booming Cave, Double Arch y varios pecios, muchos de los cuales datan de la I y la II Guerra Mundial. El enclave más popular es el Blue Hole, una espectacular inmersión desde la costa que se precipita por un tubo de roca profundo y protegido. Abunda la vida marina, desde bancos de barracudas brillantes hasta meros, sepias y congrios, cangrejos araña, viejas coloradas y pirosomas gigantes bioluminiscentes.
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Plan de viaje:
Hay inmersiones de un día para todos (a partir de 10 años). Se necesitan 4 días para completar el curso PADI en aguas abiertas. En tierra se puede explorar desde los pueblos tradicionales
de Gozo a los templos de Ġgantija, de 5500 años.
El ferri Malta-Gozo tarda 25 minutos.
Buceando en la isla de Gozo