Descubrir la noche en Singapur
Dicen que Nueva York es la ciudad que nunca duerme, pero en Singapur se puede comer, beber e incluso pescar a todas horas. La noche puede empezar en uno de los aclamadísimos bares de cócteles de la ciudad, o saboreando algún rico plato en un restaurante local, para después lanzarse a descubrir ‘la Ciudad del León’ de noche.
El pintoresco Clarke Quay de Singapur se activa al caer la noche. © wsboon images / Getty Images
1. De fiesta por Singapur hasta el amanecer
Al caer la noche, los bares y restaurantes ribereños de Clarke Quay empiezan a llenarse de turistas y lugareños por igual. La noche puede empezar aquí y continuar en los grandes clubes nocturnos Zouk y Attica, donde uno puede pasarse la noche bailando. Si apetece más ponerse a cantar, en Tang Music Box alquilan salas de karaoke, solo hay que tener en cuenta la consumición mínima antes de hacerse con el micrófono. Quien prefiera emociones fuertes debería ir directo a G-Max Reverse Bungy, donde saldrá disparado hacia el cielo nocturno a 200 km/h y, si es capaz de mantener los ojos abiertos, disfrutará de grandes vistas de la ciudad.
¿Quién quiere un cóctel auténticamente artesanal? Algunos de los bares más aclamados de Singapur incluyen locales escondidos como Employees Only, Native, Operation Dagger y 28 HongKong Street. Los amantes de la ginebra no deberían perderse la colosal estantería de ginebras del Atlas, un local elegante de estilo art decó digno de ver.
El Mustafa Centre, en Little India, es el paraíso de los buscadores de gangas, Singapur © Felix Hug / Lonely Planet
2. Comprar hasta caer rendido
Los fans de las compras no tienen por qué preocuparse cuando los elegantes centros comerciales de Orchard Road cierran al caer la tarde, porque el Mustafa Centre, en Little India, abre las 24 h todos los días de la semana y vende de todo: desde comestibles hasta lo último en electrónica, tejidos exóticos o joyas de oro.
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Sus pasillos, abarrotados durante el horario comercial normal, se vacían a medianoche, liberando espacio para que el viajero pasee a sus anchas sin tener que abrirse paso entre un mar de compradores. No obstante, hay que estar preparado porque es fácil perderse en este centro gigantesco; su distribución no tiene ni pies ni cabeza, y algunos pasillos no tienen salida. No sirve de nada intentar encontrar el punto por donde se ha entrado, es más fácil salir fuera, intentar ubicarse y averiguar cómo regresar al hotel.
Restaurantes chinos del distrito de Geylang, uno de los paraísos gastronómicos de Singapur © Ulysses Nemeno / Shutterstock
3. Descubrir las entrañas de Singapur
Para echar un vistazo tras la fachada brillante, moderna y a veces estéril de Singapur es buena idea aventurarse en un circuito nocturno por Geylang, el barrio rojo extraoficial de la isla. Se oirán historias de los orígenes de la zona, de su batiburrillo de religiones y de su pasado sombrío mientras se recorren algunas de las calles menos agradables de la ciudad y una parte de Singapur cuya existencia el viajero posiblemente desconociera.
No todo el mundo se atreve a visitar Geylang, pero esta zona es conocida como uno de los paraísos gastronómicos de la ciudad. Cuna de varios restaurantes famosos, incluida la meca del chili de cangrejo, No Signboard Seafood; y la del frog porridge (un guiso con ancas de rana), Geylang Lor 9 Fresh Frog Porridge, este es el barrio donde saborear la cocina local en su mejor expresión. Sus calles están más llenas de gente a la una de la madrugada que a la una del mediodía, y definitivamente merece una visita a altas horas de la noche.
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Sirviendo comida en uno de los centros de puestos ambulantes de Singapur © Elena Aleksandrovna Ermakova / Getty Images
4. Comerse la noche en Singapur
Singapur es famosa por su impresionante surtido de ricos tentempiés, que pueden saborearse a cualquier hora del día o de la noche. Los amantes del dim sum pueden ir a 126 Eating House, abierto a todas horas, y darse un festín de empanadillas humeantes y jugosos panecillos con panceta. En la céntrica BK Eating House, una serie de puestos continúan sirviendo ricos platos con los que chuparse los dedos por poco dinero a altas horas de la madrugada; conviene probar los mee sua (fideos de trigo) de Yan Kee Noodle House.
Si después de cenar apetece tomar algo dulce, es buena idea ir a por los postres pecaminosamente ricos (que saben incluso mejor maridados con un cóctel igual de pecaminoso) de 2am Dessert Bar, el bar de postres de Janice Wong, la famosa chef de pastelería singapurense. Si se prefiere algo menos dulce, ¿qué tal probar el durián? Conocida como ‘la reina de la fruta’, esta fruta con forma de bala de cañón y cubierta de espinas llega precedida por su olor, un hedor dulzón que algunos comparan con la carne podrida y que asalta las fosas nasales cuando uno se aproxima a un puesto donde la vendan. Los vendedores están más que encantados de instruir al turista en el fino arte de la selección, apertura y degustación del durián. Se ofrecen unos guantes de plástico, y casi toda la gente que lo prueba dice que el primer bocado es el peor. Quienes llegan a dar el segundo, dicen que entonces mejora un poco. A ver quien se atreve.
Un 'spa' de peces y centro de masaje en el Chinatown de Singapur © Paer Svensson / Shutterstock
5. Masaje a medianoche
Si el viajero desea relajar los músculos cansados tras un largo día explorando la Ciudad del León, puede ir hasta el Peoples Park Complex, en Chinatown, el sitio ideal para encontrar centros de masaje económicos y afables. Mr Lim Foot Reflexology es uno de los más destacados, donde los pies cansados se sentirán como en el séptimo cielo. Si pasan de las 22.00, es buena idea ir a Le Spa, abierto 24h, donde se puede elegir entre masaje sueco o balinés, con extras añadidos que incluyen masaje con ventosas y conoterapia. Si se prefiere un masaje tradicional chino, conviene reservar una sesión ‘Tui Na’ en Natureland. Dicen que este tipo de masaje libera los bloqueos que interrumpen el ‘chi’, la energía vital del cuerpo según la medicina tradicional china. Procúrese beber abundante agua después del masaje.
Una vuelta al mundo en busca del bienestar
Langostinos fritos, especialidad singapurense, Singapur © Yein Jeon / Shutterstock
6. ¡A pescar!
Pescar langostinos es uno de los pasatiempos preferidos en Singapur; tanto que muchas granjas de langostinos abren las 24h siete días a la semana. Solo hay que alquilar una caña al entrar, sentarse junto a una de las piscinas oscuras, lanzar el sedal y esperar. Algunas técnicas con larga tradición incluyen procurar cortar el cebo bien pequeño, sujetar la caña en un ángulo determinado y reaccionar rápidamente cuando pican. Si no hay suerte, se puede pedir ayuda a los asistentes. Cuando ya se ha pescado un poco, hay que ir a la parrilla para asar los langostinos, que saben incluso mejor con una cerveza Tiger bien fría.