Invierno en los Alpes Suizos
Suiza es, por excelencia, el país del esquí alpino. En todo su territorio hay pistas de esquí donde los deportistas aprovechan muy bien el duro terreno alpino. Esquiadores y snowboarders disfrutarán al máximo en las siete espectaculares pistas que recomienda la nueva guía Lonely Planet de Suiza, casi imprescindibles para los amantes de los retos más verticales: Mont-Fort, en Verbier; Pared Suiza, en Champéry; Inferno, en la región del Jungfrau; Laax; Wengen, al pie de la cara norte del Eiger, Diavolezza, en St. Moritz y Schlappin y Gotschanawang, en Klosters.
1. Espeluznante verticalidad: Mont-Fort, en Verbier
Se trata de una pista casi vertical y llena de bañeras, y fuera de pista, la mejor nieve en polvo de Suiza. Está en Verbier, en la región del Valais, uno de los mejores sitios para esquiar de toda Europa. La estación está en el centro de los Quatre Vallées e incluye 412 km de pistas y 94 remontes. El terreno es divertido y variado, con pistas para principiantes en Le Rouge y otras largas para niveles intermedios en La Chaux. La última moda es hacer snow y los expertos podrán lanzarse por las negras cortas como Savoleyres Nord y la espeluznante Mont-Fort. Las pistas anchas que van de Les Attelas a Verbier son ideales para el esquí de fondo. En la nieve en polvo virgen del fuera de pista están los verdaderos retos para los expertos. Se recomienda contratar un guía.
2. Esquiar de bañera en bañera: pared Suiza, en Champéry
Una pista impactante para bajar por bañeras a toda pastilla, con fama de ser una de las más duras del mundo. Está en el Valais, concretamente en la estación de Champéry (cerca de Martigny), encajada entre las mandíbulas afiladas de los Dents du Midi y Dent Blanche. La estación (1055m) es bonita y pequeña, destila autenticidad con sus acogedores refugios y sus simpáticos lugareños. En pleno centro de la zona de esquí está Les Portes du Soleil, a horcajadas de la frontera franco-suiza, donde los esquiadores de nivel intermedio y de fondo y los snowboards tienen 650 km de pistas para entretenerse. Se puede ir a Morzine y Avoriaz (en Francia).
3. Una carrera “diabólica”: Inferno, en Mürren, en la región del Jungfrau
Inmejorable pista negra de 16 km, que baja desde Schilthorn, en el Oberland Bernés. Es famosa por la carrera Inferno, que se celebra a finales de enero desde 1928 y ahora atrae a 1800 esquiadores aficionados que compiten a lo largo de 16 km También es la causa de todos los souvenirs diabólicos que se venden en la zona. Mürren es como el pueblo de Heidi, sobre todo si se llega de noche en el tren de Grütschalp a Mürren. Con sus chalés de madera oscura, la ausencia de automóviles y las espléndidas vistas del Eiger, el Mönch y el Jungfrau, Mürren parece una Suiza de cuento. En invierno, el pueblo cuenta con 53 pistas de esquí cerca, la mayoría de nivel intermedio y una escuela de esquí. También es famoso por la Klettersteig de Mürren, una vía ferrata (2,2 km) de alta montaña que es de las más impactantes de Suiza y se retuerce por aterradoras paredes de caliza hasta Gimmelwald. Con un arnés, un casco y un mosquetón, el viajero puede hacer alpinismo por escaleras que atraviesan precipicios, conducen a una tirolina y un puente colgante de 80 m de largo. Mejor dejarlo para el verano.
4. El paraíso de los snowboarders: Laax, en Surselva, Grisones
Laax es la meca del snow, con los half-pipes más pequeños y anchos de Europa. Está en la región de Surselva, cuya lengua principal es el retorrománico. Dicen que siempre hay nieve en Films, Laax y Falera, un trío de alta montaña que conforma la estación de esquí Weise Alrena, con 220 km de pistas para todos los niveles. En enero se celebra el Burton European Open en Laax, destino de los snowboarders más festivos.
5. Una pista que clama al cielo: Oh God!, en Wengen, Oberland bernés
Aquí, en el Oberland Bernés, destacamos la pista negra apodada “Oh God! (“Oh Dios mío”) y la legendaria fuera de pista “Liebre blanca”, al pie de la cara norte del Eiger.
Wengen es un pueblo, situado en la cornisa de una montaña, tipo caja de chocolatinas y famoso por su imagen idílica. Además, solo se puede llegar en tren y esto le hace aún más romántico. En invierno resulta una estación de esquí muy discreta, ideal para familias. A mediados de enero, Wengen salta a primera plana con motivo de la Copa del Mundo de esquí alpino de Lauberhorn, donde los profesionales alcanzan velocidades de 160 km/h. Los demás mortales pueden subir en teleférico a Männlinchen o en tren a Allmend, Wegernalp y Kleine Scheidegg. La mayoría de las pistas son azules y rojas aunque también negras y realmente emocionantes en el Lauberhorn, como la famosa Oh God!
6. Pistas diabólicas para lucir el palmito: Diavolezza, en St Moritz, Grisones
St Moritz es la cuna del turismo alpino y la gran meca de los miembros de la realeza, la fama y las grandes fortunas desde 1864. El pueblo es una belleza, con un resplandeciente lago de aguas turquesas, bosques color esmeralda y a lo lejos las montañas. Los que van a esquiar y no solo a lucirse, tiene 350 km de pistas, remontes ultramodernos y unas vistas que quitan el hipo. Es perfecto para deportistas de nivel intermedio con pistas como Corvigila (accesible en funicular desde Dorf), Signal, con teleférico desde Bad, Corvatsch, por encima de Silvaplana con descensos espectaculares por el glaciar, y la suave pista negra del Hahnensee. Pero la visita ineludible para todos los freeriders y amantes de los descensos terroríficos es Diavolezza (2978 m), perfilada por “cuatromiles” helados.
7. Pistas para famosos (sin paparazzi): Schlappin y Gotschanawang, en Klosters, Grisones
Klosters es también una imagen de postal y por eso atrae a muchos famosos y miembros de la realeza europea que pueden esquiar aquí sin ser perseguidos por los paparazzi. Aquí aprendió a esquiar el príncipe Carlos de Inglaterra, que luego trajo a sus hijos Harry y William. Klosters comparte don Davos 320 km de pistas de esquí, cubiertas por un Regional Pass, así como alguna zona magnífica fuera de pista. Parsenn es indicada para los novatos, mientras que los expertos pueden lanzarse por las pistas negras de Schlappin y Gotschnawang. Madrisa es perfecta para todos, soleada y para un nivel intermedio. Además hay club infantil, toboganes, un parque de motonieves y otro para hacer snow, junto con 35 km de senderos de esquí de fondo que serpentean por llanuras y bosques helados.