En Tipperary la comida es excelente, los paisajes son generosos y los castillos se distribuyen desordenadamente por el territorio. Esta es la Irlanda de las postales, pero también es un lugar lleno de sorpresas.
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✩ El mejor senderismo, historia y buena comida
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De qué están hechos los sueños irlandeses
En el corazón de Golden Vale, County Tipperary se extiende entre los montes Galtee y el río Shannon. Está a tan solo 2 horas de Dublín y se caracteriza por ser el condado interior más grande del país. Se aprecian tanto cordilleras espectaculares como valles tranquilos. Por estos lugares, las granjas familiares llenan de queso artesano las cocinas con estrella Michelin, los senderos atraviesan ruinas medievales y los pueblos pequeños esconden pubs con sesiones de música tradicional.
La tradición gastronómica es fuerte, especialmente en los manzanares de la región. Tipperary es famoso por la producción de las tartas que se venden en los mercados locales, y también por la sidra. En la Apple Farm de Cahir, se recoge la fruta directamente del árbol y se acampa a sus pies. También se puede visitar la Bulmers Factory en Clonmel para probar la sidra más famosa del país (conocida como Magners en todo el mundo). Luego está el cashel blue, el queso roquefort irlandés, hecho por la familia Grubb, que es cremoso, picante y con sabor a nuez. Se trata de un queso con una reputación que traspasa las fronteras de Tipperary.
Montañas Galtee en Tipperary, Irlanda, ©Lucy M Ryan/Shutterstock
El pan de cada día, el paseo del día
Estos ingredientes brillan en las cocinas de todo el país. Bishop’s Buttery, escondido bajo las bóvedas del Cashel Palace Hotel (a corta distancia de Cashel Farmhouse Cheese), ofrece platos clásicos franceses que realzan lo mejor de los productos irlandeses, desde el cangrejo de East Cork a las vieiras. El gastropub Mikey Ryan’s domina el arte de la comida de calidad: su cordero criado localmente y los bistecs madurados atraen a comensales de todo el país. En la costa sur de Lough Derg, en Garrykennedy, tras un día en el lago, se puede descansar en el encalado Larkins con ribetes rojos, para probar el famoso estofado de buey con una Guinness al son de sesiones de música en directo.
Río a lo largo de Suir Blueway Tipperary, ©Claire Bee/Shutterstock
Entre comidas, las rutas de senderismo de Tipperary ayudan a abrir el apetito. Hay que seguir el sendero de montaña a la Silvermines Ridge para admirar las vistas de los picos de Kerry desde la argentada expansión de Lough Derg. En el Glen of Aherlow, los valles salpicados de lagos se extienden bajo los profundos pliegues de los montes Galtee, la cordillera interior más alta de Irlanda. ElSuir Blueway ofrece paseos más suaves por senderos que serpentean entre árboles cubiertos de musgo, donde es más probable encontrar una garza alzando el vuelo desde el río Shannon que otro ser humano. Aún más tranquilo será el paseo por el Littleton Peatway, una línea de ferrocarril en desuso transformada en ruta de senderismo que pasa por la antigua ciénaga.
Castillos y más castillos
Por supuesto, este también es un condado de castillos. El Rock of Cashel es la gran sensación, con su torre del s. XII alzándose espectacularmente sobre la ciudad, una silueta instantáneamente reconocible en películas como Barry Lyndon de Stanley Kubrick y Los duelistas de Ridley Scott. El Cahir Castle no es menos cinematográfico, un monumento isabelino que sigue siendo uno de los bastiones mejor preservados y más grandes de Irlanda. El Ormond Castle en Carrick-on-Suir es una obra maestra tudor, famosa por sus salas decorativas.
El Rock de Cashel, ©Patryk Kosmider/Shutterstock
Pero si se pregunta al visitante qué es lo que más le atrae de Tipperary, probablemente mencione una velada en uno de sus pubs. Jim o’ the Mills, oculto en las montañas en las afueras de Thurles, solo abre los jueves. Tiene apariencia de salón familiar, pero acoge a músicos autóctonos y de todo el mundo, que llenan el espacio de melodías tradicionales y crean una camaradería única. En Cloneen, el Thatch pertenece a la misma familia desde hace siete generaciones y su decoración no ha cambiado desde el s. XIX. Merece la pena preguntar sobre su papel durante la Gran Hambruna en la década de 1840 y las décadas siguientes, pues el propietario seguramente sacará un libro de contabilidad del s. XVII, que todavía conserva los nombres de los clientes y los productos vendidos. Estas páginas muestran cómo sobrevivieron las familias uniéndose en un espíritu de comunidad que todavía hoy define a estas personas. Esto se ve reflejado en sus granjas familiares, sus restaurantes y especialmente en sus pubs, donde cada visitante es tratado como un cliente habitual.
Momento memorable
Conducir por el Vee: una carretera en forma de V en las montañas Knockmealdown considerada una de las rutas más panorámicas del país. Es hermosa en cualquier época, pero especialmente a principios de verano, cuando el paisaje es un derroche de rododendros y brezos que cubren los cabos rocosos.