Fuera de ruta

© Jose Félix Pérez Fernández de Arroyabe
Mingun, Myanmar

Canarias, Mallorca y Myanmar (Birmania)
Hasta los destinos más turísticos esconden lugares para viajeros que buscan rincones fuera de los caminos más trillados. Entre las nuevas guías Lonely Planet y geoPlaneta hemos encontrado tres rincones para perderse en medio de los turistas. La costa suroeste de la isla de La Palma (Canarias), el interior de Mallorca, con pueblos como Sineu, y al otro lado del mundo, los rincones más remotos de Myanmar

Islas Canarias: la costa suroeste de la isla de La Palma

Proponemos alejarnos de los lugares más visitados de la isla, como la famosa Caldera de Taburiente, para descubrir pueblos minúsculos y restaurantes con todo el sabor local. La carretera que recorre la costa suroeste de la isla es un camino lleno de curvas que se asoman entre verdes colinas sembradas de cactus. El océano queda a la izquierda, como una nube azul. Las vistas son magníficas, y su encanto radica en que no hay mucho más que entretenga de ellas. Encontraremos el diminuto pueblo de El Charco y dos descansos excelentes en Fuencaliente o Puerto Naos.
Si se sigue en dirección norte, cruzaremos una serie de minúsculos pueblos casi deshabitados. Se puede parar en San Nicolás para comer en el Bodegón Tamanca, una cueva natural con mesas con tableros de piedra y reservados que parecen tallados en la roca. Es perfecto para los amantes de la carne, ya sea a la parrilla o estofada. Después se puede comprar una botella, o dos, de vino en la bodega contigua.


Mallorca: Sineu, Petra y Binibona, en el interior

La isla es famosa por el sol, el surf y otros encantos costeros, pero el interior es la cara opuesta. El corazón de Mallorca está a menos de una hora de distancia de las playas pero parece un mundo aparte, con sus atractivas bodegas, sus monasterios en lo alto de colinas, sus bellas aldeas de piedra y sus casas rurales transformadas en íntimos lugares de retiro donde se puede dormir en la paz más absoluta y probar suculentas y legendarias recetas. Mientras la costa aparece llena de turistas, en el interior se ha evitado que desaparecieran muchas tradiciones. De este modo, lugares como Sineu, Petra y Binibona ofrecen algo que no se encuentra en ningún otro lugar de la isla: una Mallorca en la que el tiempo parece haberse detenido.
Como ejemplo, Sineu, siete kilómetros al sureste de Inca por la Ma-3240. Es un pueblo de color ocre que se alza en la parte posterior de una cresta como un conjunto bien compacto. Una vez allí se descubre una de las poblaciones rurales más atractivas y antiguas del interior de Mallorca. Una leyenda local sitúa los orígenes del pueblo en la Sinium romana mientras que su vínculo con la población islámica de Sixneu es más claro.

Myanmar (Birmania): Rakhine (Arakan)

Viajar por el estado Rakhine (Arakan), bordear Bangladesh y quedar totalmente aislados del resto de Myanmar por una cordillera de 840 kmde longitud es casi como visitar otro país, y de hecho, así fue en otros tiempos. El paisaje es frondoso, casi tropical, sus orgullosos habitantes hablan rakhine; la comida se sirve con más picante y la mezcla de culturas es un reflejo del subcontinente indio.
El escaso turismo que recibe no sale de los relajantes complejos turísticos de Ngapali Beach, donde las aguas color turquesa de la bahía de Bengala bañan la arena blanca. Los más aventureros van a Sittwe (Akyab), la capital del estado –destartalada pero con encanto–­­, y a la antigua capital rakhine de Mrauk U (Myohaung), un sitio arqueológico impresionante, salpicado por cientos de templos.
Al norte asoma el estado Chin, una zona de difícil acceso, poco desarrollada aunque de ricas tradiciones, para la que se exigen permisos del Gobierno. No obstante, es fácil saborear trazos de su vida en algunas poblaciones ribereñas, a las que se accede en excursiones en barco desde Mrauk U.