La maravillosa región neozelandesa de Taranaki
Escondida en la costa oeste central de la Isla Norte de Nueva Zelanda, la región de Taranaki pasa desapercibida y está infravalorada. Pero para los viajeros más intrépidos, esta zona apodada The Naki bien merece una visita.
Es una región de granjas lácteas, habitantes afables y soñolientas carreteras secundarias, pero cuando se contempla con detenimiento, se descubren playas de arena negra azotadas por el mar de Tasmania y una capital provincial con un sorprendente panorama artístico. El Mt Taranaki, uno de los montes más fotogénicos de Nueva Zelanda, preside el territorio.
1. New Plymouth: donde el arte y la naturaleza convergen
Taranaki, Pukekura Park en New Plymouth, Nueva Zelanda © MB Photography / Getty Images
El arte y la naturaleza se unen en la capital de Taranaki, New Plymouth. La espectacular Wind Wand, una enorme escultura cinética del artista neozelandés Len Lye, se arquea y balancea con los vientos del mar de Tasmania, mientras los pliegos revestidos de espejos del recién inaugurado Len Lye Centre brillan bajo el sol del hemisferio sur y reflejan las formas cambiantes de las nubes. Cerca de allí, los edificios del s. XIX ofrecen un contraste fascinante.
Lye, uno de los artistas más interesantes del s. XX, creía que “el gran arte va al 50% con la gran arquitectura”, y la proporción en el centro que lleva su nombre tiene el equilibrio justo. Los altísimos techos generan sensación de amplitud y espectacularidad, y las rampas conducen a los visitantes por las galerías de las sorprendentes estructuras cinéticas y los vibrantes documentales del autor. Las esculturas se mueven y zumban; y los vídeos, bañados en color o monocromos, se mueven y tiemblan. Bienvenidos a una de las galerías de arte más ruidosas y sorprendentes del planeta.
Junto al nuevo Len Lye Centre se halla la Govett-Brewster Art Gallery, una de las mejores galerías regionales de arte del país. Con el lema “Provocadores desde 1970”, apuesta por exposiciones experimentales y desafiantes, locales e internacionales. Es uno de los secretos mejor guardados en una región tradicionalmente vinculada a las granjas lecheras y a los surfistas que buscan la ola perfecta.
A mediados de marzo, el adormilado New Plymouth se convierte en el centro de las músicas del mundo en todo el hemisferio sur. Cada año, el festival WOMAD llena el Pukekura Park de la ciudad durante unos días. En sus últimas ediciones ha contado con actuaciones de bandas sudafricanas de armonías a capella, ritmos flamencos españoles y orquestas de trompetas y tuba romaníes de los Balcanes.
2. Aventuras al aire libre y delicias gastronómicas
Taranaki, hacia el monte Taranaki, Nueva Zelanda © Rob Tucker / Venture Taranaki Trust
En un territorio famoso por sus icónicos senderos excursionistas, el Pouakai Crossing –la ruta que rodea el perfecto cono volcánico del monte Taranaki– es la fotogénica candidata al título de mejor excursión de un día del país. Atravesando el flanco norte de la montaña, la ruta, de 19 km (7-9 h andando) recorre diversos paisajes, desde bosques hasta vegetación subalpina, e incluye cascadas, lagos alpinos y pantanos. La cantidad de visitantes es mucho menor que en otras rutas más famosas. Top Guides ofrece excursiones guiadas, transporte y otras rutas cortas de medio día en tramos del Pouakai Crossing.
Tras un día al aire libre se regresa a New Plymouth en un abrir y cerrar de ojos para disfrutar de su excelente panorama gastronómico. Se puede ir a The Hour Glass, una de las mejores cervecerías artesanales del país –con cervezas de productores de Taranaki como Brew Mountain o Mike's Brewery– antes de disfrutar de la cocina a la brasa de Social Kitchen.
Otras excursiones para antes de comerse una buena panceta de Taranaki incluyen la vertiginosa subida de 20 min al Paritutu (154 m), en el extremo sur de la ciudad, o, un tranquilo paseo por el bosque en Dawson Falls, en la ladera este del monte Taranaki.
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3. De ruta por la Surf Highway 45
Taranaki, surf en Oakura, Nueva Zelanda © Dave Young - www.flickr.com/photos/dcysurfer/12066481175
Con una buena lista de reproducción de música kiwi, uno se embarca en esta ruta semi-circular de 105 km de New Plymouth a Hawera. En Oakura, la tabla de surf más grande del mundo se alza ante el Butler's Reef Hotel –en verano, su desenfadada cervecería al aire libre ofrece conciertos de grandes bandas neozelandesas–, mientras el moderno café Kin & Co sirve sabores ecológicos y artesanos de la mano de un camarero tatuado.
A lo largo de la ruta hay muchos sitios donde plantar la tabla. En la playa Ahu-Ahu, de arena negra y con madera de deriva, reposa el SS Gairloch, hoy una estructura oxidada tras hundirse en Timaru Reef en 1903. En el horizonte se otea el elevado perfil del Paritutu, mientras la presencia constante y tranquilizadora del monte Taranaki se dibuja tras colinas boscosas.
Viajando al suroeste de Warea se ve una imagen icónica de Taranaki: la enorme roca embadurnada de pintura naranja que anuncia el camino a la legendaria rompiente de Stent Rd; la señal amarilla original la roban cada dos por tres algunos surfistas que se la llevan de recuerdo.
A menos de 40 km del ambiente artístico de New Plymouth, la costa tasmana se siente maravillosamente remota, con el océano azul índigo disolviéndose en el horizonte. Se puede bajar por Cape Rd cerca de Pungarehu y contemplar un sinuoso paisaje de curiosos montículos de lahar, vestigios del explosivo pasado volcánico de la zona. Al final de la carretera está el centenario faro de Cape Egmont.
Más al sur, Opunake es una ciudad repleta de edificios históricos y coloridos murales –que nadie se olvide de saludar al simpático equipo de Opunake Fish Chips & More al pedir el almuerzo–, y después está Hawera, con el excelente Tawhiti Museum, dedicado a la historia de comerciantes, balleneros y del pueblo maorí. Una de las últimas experiencias de la Surf Highway es subir los 215 escalones de la torre del agua de Hawera para ver el grácil cono volcánico del monte Taranaki y la costa surfista que definen esta sorprendente región.
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