Kuala Lumpur

Texto por
Yi Jun Loh, autor de Lonely Planet
'Hawker' en el mercado cocinando.
© Getty Images/iStockphoto

Por qué visitar Kuala Lumpur

Malasia es célebre por sus exuberantes selvas tropicales, sus hermosas playas de arena y sus idílicos lugares para practicar submarinismo, pero uno quizá se prenda más de la bulliciosa capital, Kuala Lumpur, por su mezcla de cultura, vanguardismo metropolitano y gastronomía deliciosa. A través de mezquitas modernas, hawker centres (zonas de restauración típicas de Malasia, Hong Kong y Singapur donde se agrupan numerosos puestos de comida independientes) de hace décadas, museos pintorescos, rascacielos y platos como el nasi lemak y el arroz en hoja de plátano, esta incomparable ciudad demuestra con orgullo su vasta multiculturalidad aunando los mejores aspectos y sabores de culturas dispares para dejar boquiabierto al visitante y lograr que se le haga la boca agua.

Cuándo ir

Temporada media (ene-abr y jun-nov)

  • Evitar el último trimestre del año (es decir, los meses monzónicos más húmedos) permite gozar de un viaje inolvidable con muchas jornadas soleadas.

  • Quien busque un ambiente alegre y festivo puede hacer coincidir su visita con la celebración del Año Nuevo Lunar en enero/febrero, cuando abundan decoraciones vinculadas a la prosperidad y tentempiés chinos.

  • El Hari Raya Aidilfitri o Aíd al Fitr (Fiesta del Fin del Ayuno), en marzo/abril, ofrece la posibilidad de adentrarse en los pasar malams (mercados nocturnos) y los warungs (pequeños restaurantes familiares) diseminados por la ciudad.

  • En la segunda mitad del año hay numerosas ofertas y descuentos en las tiendas.

  • Durante el Deepavali o Diwali (Fiesta de las Luces), en octubre/noviembre, los barrios hindúes se animan con fuegos artificiales y celebraciones.

 

Presupuesto diario

  • Presupuesto diario: 21,65 € 
  • Habitación doble en hotel de precio medio: 51-81,62 €
  • Cena en un restaurante local: 5,10-20,40 €
  • Entrada a un museo: 1-10,20 €
  • Copa de vino: 6,12 €
  • Pinta de cerveza: 6,63 €

 

Itinerarios perfectos

Un día perfecto en Kuala Lumpur

Mañana: Un desayuno especiado y un poco de turismo

Se empieza el día con un contundente desayuno a base de nasi lemak –el plato nacional de Malasia, elaborado con arroz empapado en leche de coco, sambal (salsa picante típica del sureste asiático) y cuantiosos condimentos– en el restaurante a pie de calle Nasi Lemak Tanglin. Si no se tolera bien el picante, no se debe exagerar con el sambal, pero se puede tomar una generosa ración de rendang (curri suave con carne).

Desayuno a base de nasi lemak del restaurante Nasi Lemak Tanglin © Muhd Hidayatullah/Lonely Planet

Desayuno a base de nasi lemak del restaurante Nasi Lemak Tanglin © Muhd Hidayatullah/Lonely Planet

Con el estómago ya lleno se da un breve paseo calle abajo hasta la Masjid Negara (Mezquita Nacional). Tras admirar este majestuoso templo erigido para conmemorar la independencia de Malasia, se visita el vecino Museo de Artes Islámicas, que alberga una de las mayores colecciones de objetos relacionados con las ciencias, la historia y las artes islámicas de Asia. Hay que sumergirse en las fabulosas exposiciones del museo, que abarcan antiquísimos diseños de mezquitas y objetos de cerámica otomana, y admirar su serena arquitectura y sus intrincados tapices cerámicos.

 

Tarde: Un almuerzo en un 'hawker centre' y un paseo por el barrio chino

Es el momento de tomar un taxi o un vehículo de Grab, el equivalente local de Uber, hasta Pasar Seni (Mercado Central). Inaugurado en 1888 como mercado mojado, actualmente está repleto de tenderetes que venden refrigerios, prendas tradicionales estampadas con la técnica del batik y artículos originales. Hay que curiosear entre los puestos bajo la marquesina antes de refugiarse del calor del mediodía almorzando en uno de los muchos restaurantes próximos.

Las opciones son innumerables: se puede acudir a Sin Kiew Yee Shin Kee Beef Noodles, especializado en fideos con carne de vacuno; a Old China Cafe, que prepara platos de la cocina tradicional nyonya de los peranakans (descendientes de migrantes chinos), como estofados especiados y pie tees (tartaletas crujientes rellenas de nabos salteados y otras verduras); o a ChoCha, restaurante ubicado 5 min a pie en Petaling St que da un toque moderno a los sabores e ingredientes típicos de Malasia. Se aprovecha el paso por la zona para sacarse una foto con los amenos motivos decorativos y murales inspirados en el barrio chino de Kwai Chai Hong (callejón del fantasma) y saborear un helado suave de pandano (“vainilla asiática”) en Pandan Republic.

 

Noche: Rascacielos imponentes, compras y más comida callejera deliciosa

Se toma el tren ligero (cuatro paradas de la estación de Pasar Seni a la estación de KLCC) o un taxi hasta las Torres Petronas, la construcción más emblemática de Kuala Lumpur. Se sube al Skybridge, puente que conecta las estructuras gemelas más altas del mundo, antes de su cierre a las 17.30 para contemplar el magnífico paisaje urbano (se busca con la mirada los también gigantes Menara KL, TRX y Merdeka PNB 118; la ciudad tiende a autosuperarse edificando rascacielos cada vez más altos). Después de admirar la belleza de Kuala Lumpur, los amantes de las compras pueden dar una vuelta por las tiendas de Prada, Balenciaga y otras firmas de moda internacionales en Suria KLCC, el centro comercial emplazado en las plantas inferiores de las torres. La alternativa es pasear entre las fuentes y el lago artificial del parque KLCC, un maravilloso espacio verde en medio de una jungla de cemento.

Satays a la parrilla. ©Kevin Miller/Getty Images

Satays a la parrilla. ©Kevin Miller/Getty Images

Si se está cansado de andar, se puede cenar en OpenHouse, un restaurante elevado que se halla dentro del centro comercial y utiliza ingredientes autóctonos como el helecho silvestre y el buah kulim (parecido a la trufa). Si se prefiere cenar en un sitio más asequible, se puede tomar un taxi a Jalan Alor para disfrutar con todo lo que sirven los puestos de comida de esta calle: revueltos, fideos con carne de cerdo, satays (brochetas), marisco a la parrilla (ojo con los precios exorbitantes) y, si es temporada y se soporta su fuerte olor, yaca y durián.

 

Madrugada: Cócteles con vistas del panorama urbano

Si apetece tomar una copa en un lugar elegante, hay que dirigirse a Bar Trigona (uno de los 50 mejores bares de Asia) para disfrutar del característico 'Old Fashioned' color miel o a uno de los bares de azotea de Troika Sky Dining para contemplar las vistas nocturnas. Cuando se dé por concluida la velada, se regresa al alojamiento; aunque no faltan cadenas hoteleras fiables, tal vez se quiera optar por algún hotel-boutique atractivo como KLoé (idóneo para “nómadas creativos”), Chow Kit (moderno y clásico a la vez) o RuMa (acogedor y lujoso).

 

Cuatro días en Kuala Lumpur para hacer turismo, ir de compras y probar toda clase de comida callejera

Primer día: Visitar los puntos de interés y disfrutar de la irresistible comida callejera

Se comienza la jornada en uno de los centros neurálgicos de Kuala Lumpur: Petaling St. Se acude a primera hora a Ho Kow Hainan Kopitiam para probar el clásico desayuno malasio del kopitiam a base de tostadas kaya (dos finas rebanadas de pan untadas con una espesa mermelada de coco y mantequilla fría), huevos pasados por agua y café. Cuando se haya saciado el apetito, se explora el barrio chino circundante y la zona de Masjid Jamek, histórico crisol de culturas donde conviven las comunidades malaya, china e hindú y se alzan mezquitas, iglesias y templos hinduistas y chinos unos al lado de otros. Se echa un vistazo a Kwai Chai Hong (callejón del fantasma) y se fotografían los motivos decorativos y murales inspirados en el barrio chino, además de saborear un helado suave de pandano (“vainilla asiática”) en Pandan Republic. Acto seguido se va al Mercado Central y se pasa por sus tenderetes, que venden refrigerios, prendas tradicionales estampadas con la técnica del batik y artículos originales, para alcanzar el River of Life, punto en que se juntan los ríos Klang y Gombak (este lugar inspiró el topónimo Kuala Lumpur, que significa "confluencia fangosa"). Más adelante está Dataran Merdeka, simbólica plaza donde se declaró la independencia de Malasia en 1957.

Petaling St., en Kuala Lumpur. ©gracethang/Getty Images

Petaling St., en Kuala Lumpur. ©gracethang/Getty Images

Igual que en casi toda la ciudad (como no se tardará en descubrir), abundan los sitios para comer; algunos recomendables son Sin Kiew Yee Shin Kee Beef Noodles (fideos con carne de vacuno), Betel Leaf (comida hindú) y Old China Cafe (cocina tradicional nyonya).

Al mediodía se realiza una visita turística al rascacielos más emblemático de Kuala Lumpur: las Torres Petronas. Se sube al Skybridge, el puente que conecta las estructuras gemelas más altas del mundo, y se contempla el paisaje urbano, en especial los otros edificios gigantescos que lo caracterizan: el Menara KL, el TRX y el Merdeka PNB 118. Después de admirar las vistas, se puede ir de tiendas (o de escaparates) por las boutiques de moda internacionales de Suria KLCC, el centro comercial emplazado en las plantas inferiores de las torres, o pasear con calma entre las fuentes danzantes y el lago artificial del maravilloso y verde parque KLCC.

Tras pasar por KLCC, se va a la calle Jalan Alor al atardecer para gozar de su espectacular oferta de comida callejera. Pese al aumento constante de los precios debido a la afluencia de turistas, la experiencia sigue valiendo cada ringit invertido: se podrán degustar clásicos de la cocina malasia como satays, cendol (fragante postre con sabor a coco similar a un granizado) y revueltos. Si se ve algún durián, no hay que dudar en probarlo; si se es reticente porque este fruto espinoso tiene la mala fama de apestar, quizá se cambie de opinión al probar su pulpa parecida a un flan.

 

Segundo día: Familiarizarse con la mezcla de lo tradicional y lo contemporáneo

Se empieza el día temprano paseando entre las cuidadas especies tropicales de Heliconia, orquídeas y otras plantas del Jardín Botánico de Perdana. Tras observar la vegetación, se desayuna nasi lemak, el plato nacional de Malasia, en el cercano Nasi Lemak Tanglin; si no se tolera bien el picante, no se debe exagerar con el sambal, pero se puede tomar una generosa ración de rendang. Con el estómago lleno, se va hacia la Mezquita Nacional para admirar su interior abovedado. No está de más visitar también el vecino Museo de Artes Islámicas, un repositorio de obras de arte, objetos históricos y libros relacionados con el islam; los intrincados tapices cerámicos y la arquitectura del museo son tan hermosos como su colección.

'Nasi lemak', plato tradicional de Malasia. ©bonchan/Getty Images

'Nasi lemak', plato tradicional de Malasia. ©bonchan/Getty Images

Kuala Lumpur combina lo antiguo y lo nuevo, la tradición y la modernidad. A la hora del almuerzo, se va en taxi a alguno de los cuantiosos edificios históricos readaptados que hay por la ciudad. Cabe destacar Tiffin At The Yard, estación ferroviaria transformada en zona de restauración, y Rex, un cine inaugurado hace medio siglo y ocupado ahora por una inmensa librería, puestos de comida y un recinto para eventos. Los aficionados a las artes no pueden perderse el edificio Zhongshan, que acoge un puñado de cafeterías, tiendas de discos y talleres de artistas, o el antiguo almacén Godown KL reconvertido en centro artístico. Al caer la tarde, para experimentar el contraste con los espacios modernos recién visitados, se toma un tren o un taxi a Brickfields, barrio de tradición hindú que conserva buena parte de su antiguo encanto. Allí se encontrará un sinfín de productos típicos de la India, como tejidos coloridos, especias embriagadoras y joyas relucientes. Se camina por sus calles y se compra pisang goreng (plátano frito) en el carrito de comida de la esquina que figura como “Brickfields Pisang Goreng” en los mapas. Si aún hay hambre, se pueden probar las exquisitas thosais (tortitas planas) de MTR.

La puesta de sol recordará que es hora de cenar; en esta ocasión, se elige uno de los humildes establecimientos en que se reúnen los malasios de todas las clases sociales: los mamaks. Estos restaurantes informales gestionados por hindúes musulmanes están presentes en casi todos los barrios. Valentine Roti prepara uno de los mejores roti canai de la ciudad, un pan plano que se puede rellenar con multitud de ingredientes, desde huevo o queso hasta plátano o Milo (bebida de malta muy apreciada por los lugareños); el roti boom es una bomba calórica con azúcar y margarina. Si apetece tomar una copa, hay que dirigirse a Bar Trigona (uno de los 50 mejores bares de Asia) para disfrutar del característico 'Old Fashioned' color miel o a uno de los bares de azotea de los rascacielos para contemplar el panorama nocturno saboreando un cóctel: Troika Sky Dining ofrece un ambiente relajado y vistas magníficas, mientras que WET Deck (en el hotel W) es ideal para salir de fiesta.

 

Tercer día: De tienda en tienda y de restaurante en restaurante

Con más de 70 centros comerciales, ir de compras y deambular por allí es el segundo pasatiempo no oficial de los habitantes de Kuala Lumpur (después de comer, claro está). El corazón comercial de la ciudad es Bukit Bintang, equiparable a Times Square. Empieza la sesión de compras en el prestigioso Pavilion sin olvidar echar una ojeada a las elegantes muestras del vestíbulo que giran en torno a las festividades (las decoraciones de la Navidad, el Hari Raya y el Año Nuevo Lunar son de lo más llamativas) y acude luego a Lot 10 y a Fahrenheit88. Aunque hay incontables opciones para comer, la más cómoda es el área de restauración Hutong situada en el sótano de Lot 10, ya que reúne en un solo lugar el amplio abanico de platos típicos de los hawker centres.

Puedes seguir comprando por la tarde sin problemas: la oferta de la zona es casi infinita, con centros comerciales para todos los gustos como la lujosa Starhill Gallery, Plaza Low Yat (con interesantes ofertas en artículos de electrónica), Sungei Wang Plaza (idóneo para quien busca gangas en moda) o el flamante LaLaport. Si las tiendas no son lo tuyo, tienes la posibilidad de entrar en contacto con la naturaleza en KL Bird Park o en Aquaria KLCC, donde habitan diversas especies de aves y peces tropicales, respectivamente.

La penúltima noche te mereces cenar en alguno de los mejores restaurantes de la ciudad. Puedes reservar mesa en el alabado Dewakan, pionero de la cocina malasia moderna con un menú que valoriza ingredientes tradicionales como nuez de la India, flor de plátano y cacao local. Otros restaurantes de comida malasia destacables son Beta y Akâr Dining, si bien hay muchos otros locales sofisticados y establecimientos japoneses de tipo omakase especializados en pescado como DC Restaurant y Sushi Ori con una propuesta más internacional. En todos ellos, la reserva es muy recomendable.

'Sambal', salsa picante malasia. ©Kelvin Wong/Shutterstock

'Sambal', salsa picante asiática. ©Kelvin Wong/Shutterstock

 

Cuarto día: Descubrir una cara diferente de Kuala Lumpur u otra ciudad

La última jornada se aprovecha para descubrir otras facetas de Kuala Lumpur y Malasia. Se puede practicar senderismo, ir en coche o tren a alguno de los muchos barrios ajetreados apartados del centro o incluso realizar una excursión de un día a otra ciudad enfocada en la gastronomía.

Practicar senderismo

Si se necesita hacer ejercicio tras tantos atracones, se puede subir a pie una de las numerosas colinas verdes que rodean Kuala Lumpur. Se puede andar deprisa por los cortos senderos del parque urbano de Taman Tugu, sudar en caminatas más largas por el boscoso Bukit Kiara o cruzar los puentes suspendidos de la reserva forestal Bukit Gasing para admirar las vistas panorámicas de la ciudad.

Explorar los alrededores

Otra opción es aventurarse por la periferia de Kuala Lumpur durante una tarde o una jornada. Petaling Jaya tiene una inigualable concentración de locales que sirven comida sabrosa, incluidos Village Park Nasi Lemak, Damansara Uptown Hokkien Mee y muchos mamaks y hawker centres. Klang es famosa por su bak kut teh (sopa de costillas de cerdo y hierbas), mientras que Fruity Bakery & Café prepara excelentes strudels de manzana. También se puede seguir a los peregrinos hasta las cuevas de Batu, un sistema de cavernas de caliza que acoge un santuario hinduista, y apuntarse a los entretenidos circuitos guiados por la gruta adyacente.

Realizar una excursión de un día a otro centro culinario

Si apasiona la gastronomía nacional, se habrá oído hablar de los tres grandes centros culinarios de Malasia peninsular: Penang, Malaca e Ipoh. Es viable realizar una excursión de un día a cualquiera de estos lugares, ya que Malaca e Ipoh quedan a 2 h en coche de la capital, y Penang a 4 h. Los tres valen la pena por sus especialidades culinarias. En Penang aguardan los mejores char kway teows (fideos fritos), laksas (picantes sopas de fideos de arroz y pescado) y cendols del país. Ipoh es el núcleo de los hawker centres y de la fusión entre la gastronomía de Malasia y China. Por su parte, Malaca está vinculada a la cocina nyonya, que con sus influencias malayas, chinas e hindúes conjuga técnicas y sabores históricos. Se elija el destino que se elija, el paladar quedará complacido.

 

El autor

Yi Jun Loh

Me llamo Jun, tengo 30 años y llevo toda la vida residiendo y deleitando el paladar en Kuala Lumpur, la capital de mi patria: Malasia. Escribo acerca de gastronomía asiática para publicaciones como Food52 y Saveur, dirijo el pódcast sobre comida Take a Bao y suelo explorar los recovecos de mi ciudad con el objetivo de degustar especialidades culinarias excelentes. Quisiera proponer un recorrido capaz de suscitar una explosión sensorial.

Síguelo en Instagram, @jun.and.tonic y en su sitio web sobre gastronomía: https://junandtonic.com/.

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