Cincinnati, Best in the U.S. 2018
Como muchas de las ciudades del Rust Belt (el cinturón industrial de EE UU) en proceso de renacer, Cincinnati se llena de flamantes nuevos centros de arte, restaurantes gastronómicos y coctelerías a ritmo de jazz; pero ¿cuántas otras ciudades han sumado una curiosa Mushroom House, un puente cantarín y una llamativa cueva del tesoro de neón? Cincy va un paso más allá, si uno sabe dónde mirar.
Neón por todas partes
Fuera de Las Vegas no hay otro lugar en el mundo con tanto neón como el American Sign Museum. Un genio gigante da la bienvenida al visitante a esta antigua fábrica de paracaídas repleta de rótulos iluminados que impactan en la retina. Antiguas marquesinas de hotel, o el cartel de Frisch’s Big Boy y Charo's Vegas son algunas de las novedades nostálgicas del lugar. No todo se ilumina, pero la factura de la luz de este luminoso viaje al pasado roza los 4000 US$ cada mes.
Rutas y bodegas cerveceras en Cincinnati
Aunque son muchas las ciudades que reclaman su sitio en las grandes ligas cerveceras, Cincy posee una gran baza histórica para respaldar el suyo. Según registros de 1893, los habitantes de la ciudad bebían 150 litros por persona anuales –2,5 veces la media nacional–, y casi toda la cerveza se elaboraba en la ciudad. En el nuevo Brewing Heritage Trail se explican todos los detalles. Se puede disfrutar de un circuito autoguiado gratis por las antiguas fábricas de cerveza y las cervecerías históricas del barrio cervecero de Over-the-Rhine, e ir de cata a Rhinegeist Brewery o Christian Moerlein Brewing Co. Otra opción es sumarse a American Legacy Tours y descubrir, con un paseo guiado, el laberinto abovedado de bodegas centenarias que se esconde bajo las calles de la ciudad.
Arquitectura superheroíca
El estilo art déco brilla con luz propia en Cincinnati, con el edificio de la Union Terminal como su máximo exponente. Es fácil que los aficionados a los cómics de DC lo reconozcan, ya que sirvió de modelo para el Salón de la Justicia. En su interior uno no encontrará ni a Superman ni a Wonder Woman, pero sí verá enormes mosaicos, además de varios museos y algún tren Amtrak.
Al lado del centro, Over-the-Rhine (cuna de la ruta cervecera antes mencionada) alberga uno de los barrios históricos más extensos de la región, con acres de elegante arquitectura de estilos italianizante, neogriego y Reina Ana. Una visita a esta parte de la ciudad es como un viaje en el tiempo hacia mediados del s. XIX hasta que uno descubre que los edificios están ocupados por locales de pollo frito, pubs de hot dogs gourmets y otros establecimientos modernos en auge.
Y no hay que marcharse de la ciudad sin echar un vistazo a la Mushroom House (3331 Erie Ave), una casa de madera construida por el profesor de Arquitectura Terry Brown y sus estudiantes. Tiene aspecto de seta y marca la diferencia entre las casas que la rodean. Lástima que no pueda visitarse porque es una residencia privada.
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Murales para hacer el bien
En los últimos 20 años han ido apareciendo murales sorprendentes por las calles de Cincinnati que se quitan el sombrero ante la historia y la cultura locales. Destacan Martha, la última paloma pasajera (15 E 8th St), fallecida en el zoo de Cincinnati en 1914; Armstrong (511 Walnut St), que rinde homenaje al astronauta Neil Armstrong, nativo de Ohio, en una enorme composición de vivos colores frente al Contemporary Arts Center; y Mr. Dynamite (1437 Main St), que muestra cantando a James Brown, quien pasó sus años de formación en el sello King Records, con sede en Cincinnati.
La organización sin ánimo de lucro Artworks ha pintado estos y otros 100 murales por toda la ciudad, contando con jóvenes en riesgo de exclusión como aprendices de artista. La organización ofrece un plano para quien quiera ver por cuenta propia todos los murales y también circuitos guiados de 90 min que visitan unos 10 o 12 murales y cuentan la historia de cada uno de ellos.
La provocación del arte moderno en Cincinnati
Quizá alguien se sorprenda si afirmamos que Cincinnati es una ciudad a la vanguardia del arte, sobre todo si sabe que en 1990 fiscales locales presentaron cargos por obscenidad contra el Contemporary Arts Center> de la ciudad al albergar una exposición de Robert Mapplethorpe que incluía imágenes de desnudos y de tendencia sadomasoquista homosexual. El museo fue absuelto de toda culpa, pero la ciudad quedó retratada como un enclave carca. Desde entonces, Cincinnati ha avanzado mucho. El Contemporary Arts Center ocupa hoy un espectacular edificio de Zaha Hadid que se ha convertido en un lugar emblemático del centro urbano. Sus exposiciones gratuitas –como una retrospectiva de la artista urbana Swoon y sus figuras de papel recortadas o las surreales esculturas multimedia de Chris Larson– atraen al público joven y adulto. El arte sigue presente en el local de al lado, el Hotel 21c, cuyo vestíbulo es una galería pública de arte moderno, con obras que van de lo inquietante a lo increíble, y todo el mundo puede visitarla.
Historia del ferrocarril subterráneo
Cincinnati era uno de los principales destinos del ferrocarril subterráneo gracias a su ubicación, a un tiro de piedra al otro lado del río del estado esclavista de Kentucky. El National Underground Railroad Freedom Center expone objetos de aquella época, como los grilletes que llevaban los esclavos en las subastas. El museo también habla de la lucha moderna por los derechos civiles. En la exposición de realidad virtual sobre Rosa Parks los visitantes reciben auriculares y gafas, y se sientan en un ‘autobús’ para meterse en la piel de Parks cuando se negó a ceder su asiento.
Muchos abolicionistas destacados vivieron en Cincinnati durante la época álgida del ferrocarril subterráneo, incluida Harriet Beecher Stowe, autora de La cabaña del tío Tom, una novela que muchos consideran la chispa que prendió la Guerra de Secesión. La casa de 1833 donde ella vivió y desde donde ayudó al movimiento abolicionista se puede visitar en circuitos guiados.
Puentes que son estrellas
Aunque Cincinnati no es la ciudad con más puentes del mundo, está claro que cuenta con algunos de los más originales, como el The Purple People Bridge. Pintado de un color que haría feliz a Prince, y solo abierto al tráfico peatonal y ciclista, ofrece magníficas vistas del perfil urbano de la ciudad y de las enormes barcazas que surcan el Ohio. El vecino Roebling Suspension Bridge> (actualmente cerrado) tiene un aspecto más clásico: es el prototipo del Puente de Brooklyn de Nueva York. El ingeniero John Roebling puso a prueba su proyecto al construirlo. Hoy sus arcos de inspiración románica y sus cables le han convertido en una estrella de Instagram, pero lo más destacado es que el puente ‘canta’ cuando pasan los coches; si uno pasea por la zona peatonal del mismo lo escuchará alto y claro.
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