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Parques y jardines isleños en Sevilla

La isla de la Cartuja se ha convertido en la gran reserva natural de la ciudad desde que la Exposición Universal de 1992 la transformó radicalmente. Además del inmenso parque del Alamillo, un lugar ideal para meriendas, paseos o celebraciones, la isla guarda sorpresas como los desconocidos jardines del Guadalquivir, un gran espacio en el que arte contemporáneo y naturaleza van de la mano. Sin abandonar la isla, el visitante puede imaginar la austeridad de la vida cartujana en el huerto del monasterio de Santa María de las Cuevas.

La playa de Sevilla

Lo que los sevillanos llaman río Guadalquivir es, en realidad, una dársena que discurre por el antiguo cauce del río y que está cegada al norte por la “corta” de la Cartuja, de forma que las orillas de estas domesticadas aguas se han convertido en lugar de recreo, una especie de playa en la que está prohibido bañarse, pero no remar, pescar, navegar o, fuera del agua, correr, pedalear o lucirse con el monopatín. El paseo se extiende desde el muelle de las Delicias hasta el parque de San Jerónimo, coronado por la enorme escultura El nacimiento del hombre nuevo, del ruso Zurab Tsereteli, a la que todos llaman “El huevo de Colón”.

Parques y jardines de Sevilla

Parque de María Luisa Es el parque público favorito de todo el mundo: familias, parejas o niños, tanto residentes como forasteros.

Jardines del Real Alcázar Sofisticados diseños que guardan siglos de historia, jardinería incluida.

Jardín del palacio de San Telmo Una recreación moderna del que existió en el s. xix. Puede conocerse durante la visita guiada.

Huerto del monasterio de la Cartuja Sabia mezcla entre lo ornamental y lo doméstico, que conserva varios hitos arquitectónicos.

Jardín Americano A sus exóticas plantas y árboles del ‘Nuevo Continente’ se suma el atractivo de una pasarela fluvial paralela a la orilla del río.

Jardines del Guadalquivir Entre la naturaleza pueden verse esculturas de arte contemporáneo creadas para este espacio en 1992.

Parque del Alamillo Nada menos que 60 Ha para sentirse como en plena naturaleza, pero a tiro de piedra de la ciudad.