Tarragona, urbe con un espléndido pasado histórico, se asienta sobre la antigua Tarraco romana, capital de la Hispania Citerior, cuyas huellas son perfectamente visibles. Hoy, 20 siglos después de su construcción, varios edificios se mantienen en pie para mostrar al mundo el poderío de esta vieja ciudad imperial, como el anfiteatro, edificio de forma elíptica en su día destinado a espectáculos como luchas de gladiadores, o el viejo foro, que fue centro religioso y social. Además, rodeando el impresionarte tramo de murallas ‒tanto romanas como de fortificaciones posteriores‒, se extiende el Passeig Arqueològic, que invita a realizar un paseo donde es fácil evocar a viejos tribunos con sus togas. Por su parte, en el edificio de la Antigua Audiencia puede verse una reconstrucción en miniatura de la ciudad en el s. II, época de su máximo esplendor, y el Museu Nacional Arqueològic, con esculturas, mosaicos, monedas, sarcófagos y otros objetos antiguos, permite hacerse una idea de cómo era la vida diaria en la capital de la provincia más importante de Hispania romana.