La Croix-Rousse

Amphithéâtre des Trois-Gaules
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La “colina que trabaja” toma su apodo de los trabajadores de la seda, los canuts, que vinieron hasta aquí a finales del s. XVIII en busca de nuevos espacios para implantar su actividad en plena Revolución industrial. Tras el declive de esta industria a finales del s. XIX, la Croix-Rousse conservó un espíritu particular, un poco aldeano, muy diferente al del resto de la ciudad. Actualmente es un barrio burgués bohemio muy animado que alberga numerosos bares, restaurantes y talleres de artistas. La zona de las laderas es un poco menos residencial y un poco más juvenil. Allí están surgiendo cafés y tiendas de diseñadores a una gran velocidad.

Se empieza el paseo por la meseta, a menudo animada por un agradable mercado, y se desciende tranquilamente por una de las pequeñas calles de la colina (todas conducen hasta la parte inferior de las laderas) mientras se contemplan las fabulosas vistas de la ciudad. No hay que perderse la cour des Voraces ni el passage Thiaffait, los dos mejores traboules históricos del barrio. Todo ello mientras se hacen un par de paradas en la tienda de algún diseñador.

 

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