Hablando con propiedad, la historia de Budapest no empieza hasta 1873, cuando la montañosa Buda y la histórica Óbuda, en la ribera occidental del Danubio, se unieron a la industrial Pest, en la parte más llana del lado este, para formar lo que vendría a llamarse Budapest.
Hasta que los hunos los obligaron a retirarse a mitad del s. V, los romanos tuvieron una importante colonia llamada Aquincum. Los magiares llegaron cinco siglos más tarde, pero Buda y Pest no serán más que pueblecitos hasta el s. XII, cuando se instalaron aquí comerciantes extranjeros. El rey Béla IV construyó una fortaleza en Buda a finales del s. XIII, pero será el rey Károly Róbert quien traslade la corte de Visegrád a Buda, 50 años más tarde.
Los mongoles redujeron Buda y Pest a cenizas en 1241, iniciando un ciclo de destrucción y reconstrucción que llegaría hasta entrado el s. XX. Ambas ciudades perdieron casi toda su población bajo los turcos, y cuando estos fueron derrotados por los Habsburgo a finales del s. XVII, el castillo de Buda estaba en ruinas. La revolución de 1848-49, la II Guerra Mundial y la Revolución de 1956 tuvieron sus efectos, pero cuando al final del s. XX Budapest se sacudió el yugo comunista se reveló como una capital dinámica y cosmopolita.